P. Antonio Cosp

Publicado el 2022-03-09 In Recordando al P. Antonio Cosp, schoenstattianos, Vida en alianza

P. Antonio Cosp: «¡Cuántas bendiciones nos regala nuestro querido Schoenstatt!»

María Fischer •

Hasta fines de septiembre de 2021, cada lunes recibía un mail del P. Antonio Cosp en respuesta al boletín semanal con los artículos publicados durante la semana en Schoenstatt.org. “Gracias, Monina y María. Da gusto recibir sus informaciones… ¡Cuántas bendiciones nos regala nuestro querido Schoenstatt! Bendiciones, padre Antonio». U «Hola María y Monina, qué buen trabajo este último envío. Son tan atrayentes las informaciones que me llevó mucho tiempo leerlas. ¡Mil gracias por tan buena dedicación! Bendiciones, padre Antonio». —

P. Antonio con participantes del taller 2016

P. Antonio con participantes del taller de comunicación 2016

Lo mucho que la MTA está y sigue haciendo

Una vez, al notar un número reducido de artículos, preguntó: «y… ¿por qué tan cortito?», y se ofreció: «Póngame en la lista de correctores… Sobre todo, si se trata de un evento en Paraguay. Puedo ver desde cerca los muchos eventos… Naturalmente sin exagerar, lo mucho que la MTA está y sigue haciendo».

«Ustedes habrán visto la riqueza de vida que los colaboradores de schoenstatt.org recogen semana a semana», escribió en 2016. «Esa vida asombrosa quedaría oculta para muchos si no tuviéramos esa página que con cierto orgullo se autocalifica como «MTA reloaded». Allí podemos descubrir el estilo de comunicación del padre Kentenich».

No puedo pensar schoenstatt.org sin el P. Antonio Cosp. Sin su apoyo, su bendición, su «marketing», sin sus solicitudes desafiantes de hacer talleres a distancia sobre comunicación al estilo de la revista MTA y más tarde talleres internacionales en Tupãrenda y charlas… Pero más que apasionado, soporte, protector, alentador, bendecidor, el padre Antonio fue alguien que entendió, realmente entendió la misión de schoenstatt.org, el valor de comunicación y el rol clave de la revista MTA para el tiempo de fundación y refundación de Schoenstatt. «Todo parte, primero, de la capacidad de encenderse del fuego inicial para toda transmisión posterior; segundo, de que ese fuego esté al servicio desinteresado a la vida de otros; tercero, contar historias y no sermones o aportes racionales no vitales; cuarto, la vida que despertó la Artusrunde (Mesa redonda del rey Arturo) es la manera de alcanzar acuerdos vitales».

La revista «Tupãrenda»

P. Antonio Cosp

P. Antonio Cosp, 15.09.2018

Mi primer encuentro con el P. Antonio (salvo uno en Münster cuando él aún era seminarista y yo con mis 7 años me enamoré para siempre de estos latinoamericanos y sus cantos y durante meses canté «Gloria canten toooooodos») se dio en Monte Sion en Schoenstatt, en un encuentro de los directores del Movimiento de los países más grandes, creo que en 2000. Lo que hoy es schoenstatt.org tenía un año de vida, y el P. Beller, entonces director del Movimiento de Alemania e iniciador de esta página «que quiere ser la nueva revista MTA», insistió en presentar no solo la página, sino a mí (muerta de vergüenza). Mientras presenté lo que en este momento era más deseo que realidad, el P. Antonio, con una gran sonrisa, dijo: “Excelente… excelente”. En ese mismo momento me sacó de mi inseguridad frente a los «grandes» de Schoenstatt y me hizo entender que estábamos frente a algo grande… digno de dar todo por eso. Me regaló, con orgullo, unas ediciones de la revista Tupãrenda y me prometió: «Le voy a hacer llegar lo que se puede publicar desde la Nación de Dios, corazón de América. Siempre”.

«El fenómeno de Tupãrenda»

Así lo hizo. Cumplió durante mas de 20 años. Se hizo corresponsal de schoenstatt.org, enviaba relatos sobre fundaciones y proyectos en Paraguay y cada 18 de octubre llegaba una nota titulada “El fenómeno de Tupãrenda”, que hablaba sobre el fenómeno de los miles y miles de peregrinos que llegaban al santuario, del fenómeno del santuario, del fenómeno de una iglesia construida durante años… y entendí que detrás de todo eso había otro fenómeno, el fenómeno de un fundador, un padre, un visionario, un organizador con un corazón tan grande como el enorme predio de Tupãrenda.

«El Señor alce sobre ti su rostro, y te dé paz»

Me hizo dar dos series de talleres a distancia sobre la comunicación kentenijiana para comunicadores schoenstattianos en su Paraguay, antes de los tiempos de Zoom o Google Meet. Hizo un gran «marketing» para schoenstatt.org, abrió puertas, habló de buscar sinergia, mostró nuevos horizontes cuando nos quedamos perdidos en las tareas diarias de buscar traductores, autores, correctores y dinero para mantener esta aventura comunicativa… siempre con un «Bendiciones, PA» al final de sus mails o WhatsApp, o cuando notaba alguna preocupación más seria, cuando se trataba de dar pasos a tierras nuevas, con la bendición de Aaron:

«El Señor te bendiga y te guarde;
el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti,
y tenga de ti misericordia;
el Señor alce sobre ti su rostro, y te dé paz.»

Lo que más me conmueve y recuerdo con agradecimiento de estos años es la preocupación personal y paternal que tuvo por esta persona a cargo de este proyecto, tantas veces bajo fuego. Lo más importante fue siempre saber que él entendía la misión de schoenstatt.org. Realmente la conocía y la entendía.

«¡Hola Maria y Monina! Mil gracias por la continuidad y la riqueza de Schoenstatt punto org
Ustedes logran descubrir lo más rico y profundo de las nuevas riquezas de Schoenstatt.
Que las cobije y les regale la gratitud de los lectores. Abrazo y bendición, PA», nos escribió el 18 de junio de 2019. Su agradecimiento y bendición para nosotros ahora se vuelve misión, y agradecimiento a él.

P. Antonio Cosp

Taller 2016

«¿No le parece que merezco su visita a Paraguay mientras que aún sea director del Movimiento?»

«¿No le parece que merezco su visita a Paraguay mientras que aún sea director del Movimiento?», me preguntó a fines de 2014. “Sí, padre Antonio, lo merece”, le contesté, y en marzo de 2015 me esperaba con brazos abiertos en Tupãrenda. En su Tupãrenda. Él quería que yo experimentara, conociera y comprendiera a Schoenstatt Paraguay y especialmente a Tupãrenda. «Nunca se olvide de Tupãrenda», me pidió, como lo hizo varias veces después.

Un año después, en 2016, volví a Tupãrenda para dar un taller internacional sobre comunicación kentenijiana. El P. Antonio lo organizó y participó desde el primer hasta el último minuto.

Nos vimos por última vez en septiembre de 2018. Los anhelados encuentros posteriores los arruinó el coronavirus.

Padre Antonio, yo pensaba volver a saludarle en abril en Tupãrenda. Nunca me olvidaré de Tupãrenda, se lo prometo, mientras en estos minutos comienza la misa de funeral en su iglesia de la Santísima Trinidad en Tupãrenda. Nunca me olvidaré de mi padre Antonio. Sigo adelante. Cuento con su bendición.

Su visión de SCHOENSTATT PUNTO ORG
«El aporte de schoenstatt.org es – como en la época del Papa Juan XXIII – abrir las ventanas para que entre el aire de este tiempo, la «vox temporis» (voz del tiempo), para que Schoenstatt pueda poner en práctica lo que el P. Kentenich siempre quiso: interpretar la «vox Dei» (voz de Dios).

La lucha por la página web internacional es la lucha por la vida más amplia de Schoenstatt».

P. Antonio Cosp, 2008

Video: Nelly Ramírez

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2 Responses

  1. Carlos Ricciardi dice:

    Gracias María por esta nota tan sentida para todos los que pudimos conocer al Padre Antonio y aprender de su sabiduría, de su paternidad, de su consejo, de su visión de un mundo nuevo y de su amor a Schoenstatt y su misión. El era un gran comunicador y transmitía todo de una manera atrayente y particular. Un genio de la creatividad, en despertar inquietudes en los demás. Sus consejos tan oportunos y claros, su palabra medida, oportuna, firme… pero fundamentalmente cálida y cordial. MUCHAS GRACIAS PADRE ANTONIO POR TODO LO QUE NOS REGALASTE!!!

  2. Cássio Leal dice:

    Qué honor haber conocido al Pe. Antonio. Él fue nuestro gran anfitrión en el taller de comunicación en 2016 en Tuparendá. Su carisma, la paternidad y la alegría que tenía, se quedará en nuestra memoria. Gracias por todo Pe. Antonio!

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