BOLIVIA, Alexandra Kempff I. •
Nuestro grupo, Eleven Alegría, de la rama de matrimonios de Santa Cruz, Bolivia, comenzó a formarse cuando ni siquiera existía el Whatsapp, las reuniones las coordinábamos con llamadas o emails. ¡Quién imaginaría que en un futuro íbamos a vivir un año reuniéndonos por video conferencias! El domingo 8 de noviembre rompimos el distanciamiento social en un encuentro sencillo en nuestro santuario en construcción, un encuentro muy rico en simbolismo por las circunstancias y el lugar en el que se generó. —
Como hacía mucho calor escogimos la sombra de unos árboles de mango para sentarnos y comenzamos a estudiar el material para descubrir y conquistar nuestro ideal matrimonial. Mientras Patricia y Aníbal daban la motivación del tema que habían preparado, fui viendo la escena como el final feliz de una película: Victoria la “Elevencita” más pequeña del grupo corría detrás de unas gallinas, Ana Victoria – ya convertida en una adolescente, participó del momento de oración y se quedó a escuchar el tema, Luis Mario el “Elevencito” mayor llevó a la novia para que la conocieran todos, Isabella y Sofía recogían mangos para llevarle a la abuela, los otros jugaban y corrían libres. Los árboles de mango estaban llenos de frutas y teníamos una banda de loros y otras aves comiendo y cantando encima de nosotros, a ratos tan alto que teníamos que alzar la voz para escucharnos.
Llamados a construir un ideal matrimonial que transforme la sociedad
El lugar donde nos sentamos, obviamente sin ser conscientes, fue lo más fuerte en simbolismo. Comenzamos a forjar nuestro ideal matrimonial sentados en la entrada recién construida que lleva al santuario. Siento que la Mater nos llama a construir el camino hacia un ideal que nos lleve a la santidad de la vida diaria. Estamos en un momento en que pareciera que el mundo entero está tirándose por un barranco sin fondo, casi cerramos un año que fue muy difícil para todos, tanto adultos, como jóvenes y niños y sin embargo, estábamos ahí juntos: para cobijarnos, para reír, para acompañarnos en este camino de transformarnos interiormente.
Finaliza el año 2020. Nos quiso arrebatar la pandemia nuestra fe, nuestras raíces ; sin embargo
ellas permanecen firmes , tenemos sólidos valores y principios y sobre todo el amor inmenso de la Mater y su amado hijo , Rey de reyes, Señor de señores. Ayer fue la fiesta de Cristo Rey quien con su inmenso amor hace prevalecer nuestra firmeza de cristianos, católicos y Schoenstattianos!
Viva Jenecherú, el fuego vivo de esperanza!
Bendiciones a esa maravillosa pléyade de jóvenes diáconos de Chile!
Santa Cruz de la Sierra Bolivia