Publicado el 2020-10-27 In Vida en alianza

La Rama de Madres en Costa Rica responde a la realidad de la mujer

COSTA RICA, Marta Herrera •

El movimiento de Schoenstatt en Costa Rica ha tenido un crecimiento considerable en los últimos años. La gran oportunidad de crecer y vincularnos a la sombra de nuestro Santuario Filial “Familia de Esperanza”, no sólo entre los miembros de las diferentes ramas que existen dentro del movimiento en Costa Rica, sino también con personas de la comunidad y más allá que acostumbran a visitar física y virtualmente este lugar de gracias. Lo hacen participando no únicamente en las diferentes actividades organizadas, como charlas, etc., que son abiertas, sino también en las celebraciones eucarísticas cotidianas. —

Si bien es cierto que las diferentes ramas del movimiento se han visto favorecidas, la Rama de Señoras (Madres) no ha sido la excepción. Fue aproximadamente en el año 2000 cuando dio sus primeros pasos y a la cual pertenezco desde el 6 de agosto del 2008, con gran orgullo y felicidad. Durante 18 años aproximadamente dicha rama funcionó en horario matutino, donde hemos sido acogidas, formadas y educadas por la MTA para cumplir de forma magnánima nuestra cotidianidad en los diversos ámbitos de nuestra vida, como esposas, madres, hijas, hermanas, etc., buscando no sólo nuestro crecimiento espiritual, sino haciendo de la mejor forma posible un entorno agradable a los nuestros.

Grupos en horario nocturno

En el transcurso del tiempo, el mundo ha tenido cambios que de una u otra forma han repercutido en nuestras vidas así como en las de nuestras familias. La incorporación masiva de la mujer en el entorno laboral, llámese éste empresarial, gubernamental o bien de otra índole, ha sido una de ellas, duplicando así su labor diaria, pues sigue y seguirá siendo «figura importantísima” como madre y esposa, pero a la vez logra poner sus cualidades y talentos femeninos incomparables dados por Dios de forma especial para cada una, en un medio laboral dentro de la sociedad en la que se encuentra inmersa.

Es así como en Costa Rica, las dirigentes de entonces de la Rama de Señoras, muy acertadamente se dan a la tarea de crear grupos en horario nocturno, escuchando mucho las voces del tiempo y las peticiones de señoras que lo solicitaban. De lo contrario podríamos llegar en algún momento a extinguirnos…acontecimiento que por ningún motivo era nuestro querer, ni íbamos a permitir… Con el apoyo de nuestro asesor el padre José Luis Correa, fue posible la apertura de este nuevo nicho para solventar las necesidades, siendo el 21 de marzo del 2018 un día memorable, pues pudimos acercamos a señoras jóvenes (en edad), con pocos años de casadas, con niños pequeños, en gestación o con ilusión de concebir.

Ha sido una verdadera bendición que ellas puedan contar con esta maravillosa formación que nos facilitan los medios ascéticos de nuestro movimiento; escuchar sus comentarios, anécdotas y testimonios. He sido parte de ello y les puedo garantizar que las dificultades, diferencias y “piedrecitas” que todas debemos pasar en nuestro día a día, en los diferentes roles, no se superarían de la misma manera, sin ayuda del camino recorrido y enseñanzas de nuestro querido movimiento.

Más allá de las fronteras

No importa si dentro de un mismo grupo, unas por sus rasgos de personalidad, otras por disponibilidad, talentos o empeño experimentarán los beneficios, más rápida o más lentamente. Lo importante es que puedo dar fe, que todas se han visto beneficiadas y favorecidas no sólo en su vida personal, sino también en la familiar y en la laboral. Este primer grupo -Rosario de Estrellas-, trece integrantes en total, vale comentar que no sólo son costarricenses, sino que se unen de otros países de nuestro continente, como son: Argentina, Canadá, El Salvador y Venezuela. Dicho grupo será parte muy importante en la historia de nuestra Rama y de nuestro país, pues serán las pioneras de un nuevo sendero que con gran fe e ilusión, esperamos que sean una gran oportunidad para muchas señoras que al igual que ellas, añoran y desean poder participar de nuestro movimiento con una facilidad de horario, que les permita a la vez cumplir con sus obligaciones familiares y laborales.

El covid-19: todo un estímulo

Estas pioneras a las que me he referido, lograron el 20 de octubre de 2020 el tan anhelado momento: sellar su Alianza de Amor, que tuvo que ser postergado en varias ocasiones y por diversas razones. De una u otra forma todas ellas se involucraron (y nunca lo olvidaremos) a nivel mundial. El covid-19, sin embargo lejos de ser motivo de desilusión, desinterés o abandono, fue todo lo contrario: fortaleza, empeño y mucho mayor anhelo. Se aprovechó cada minuto de espera para formarse, estrechar lazos, acumular contribuciones al capital de gracias y tener una preparación más plena en donde todas y cada una de ellas pudieron no sólo a nivel personal, sino también comunitariamente, coincidir en el anhelo de lograrlo y conquistarlo; algunas de ellas presencialmente y otras virtualmente, pero todas con su corazón abierto, sabiendo que este gran acontecimiento cambiaría para siempre y para bien sus vidas. Fue hermoso experimentar el sello individual que cada una logró poner en su momento, haciendo de ello algo muy emotivo y hermoso.

Una tarea

Saben que deberán “exprimir” y poner en práctica su Alianza de Amor, pues con ello cada día podrán experimentar las bendiciones para ellas y los suyos, viviendo cada momento -no importa cuál sea-, con una mirada de fe y esperanza. Yo pediré cada día, como muchas otras de mis compañeras de rama, que todas ellas en su momento, también puedan dar la oportunidad a otras de vivir y sentir lo que han experimentado con la gracia de Dios.

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