Publicado el 2020-08-22 In Alianza de Amor Solidaria en tiempos de Coronavirus, Vida en alianza

El primer sacerdote diocesano con alianza de amor en Nicaragua

NICARAGUA | Adriana Truque y Carlos Manuel Odio •

Ayer, jueves 20 de agosto de 2020, fue un día muy emocionante para el Movimiento de Schoenstatt en Nicaragua, ya que el P. José Domingo Zambrana selló su alianza de amor como sacerdotes diocesanos de Schoenstatt en la parroquia de San Francisco de Asís, en Managua. —

Dicho ritual se llevó a cabo a través de la plataforma de Zoom. El P. José Luis Correa ofició la ceremonia desde el santuario Familia de Esperanza en Costa Rica y, acompañado en Nicaragua de su nueva comunidad de alianza, que quiso acompañarlo en este momento tan importante, tanto de forma virtual como algunos de forma física, tratando de participar con los debidos protocolos del momento debido a la pandemia que enfrenta el mundo.

Todo un pionero

“En un contexto en donde no hay sacerdotes de Schoenstatt radicados aquí y además con una pandemia que imposibilita contar con la presencia física de nuestro asesor, el P. José Luis Correa, o cualquier otro sacerdote schoenstattiano, nos llena de alegría y gratitud contar con un sacerdote diocesano que abra su corazón a la Mater, entienda de la espiritualidad de Schoenstatt y nos ayude en la celebración de rituales importantes, como la bendición de 14 santuarios-hogar que se espera bendecir en el próximo mes para empezar con los primeros santuarios-hogar de Nicaragua,” comentó Adriana Truque, coordinadora de Schoenstatt Nicaragua.

Comenta el P. José Luis Correa:

“Desde hace tiempo acompaña a la primera comunidad de Madrugadores en la golpeada capital nicaragüense. Creo que es el primer sacerdote diocesanos de Nicaragua que sella su consagración a la Mater, todo un pionero”.

 

Un vínculo entre Roma y Managua

El P. José Domingo Zambrana es de nacionalidad nicaragüense, pero realizó sus estudios de teología en la Pontificia Gregoriana de Roma y se graduó de Derecho Canónico en la Pontificio Universidad Santo Tomas de Aquino de Roma. El 14 de mayo de 1995 fue ordenado sacerdote por imposición de manos de san Juan Pablo II en la basílica de San Pedro en Roma, y desde ese momento ha sido sacerdote diocesano en Roma, Italia.  No obstante, lleva los últimos 3 años ejerciendo su sacerdocio en Nicaragua, con un permiso especial, ayudando en la parroquia de San Francisco de Asís en Managua.

 

Caminando como pobre entre los pobres pecadores

 En su emotiva oración de alianza, el P. José Domingo escribió lo siguiente:

Oración de consagración a la Mater

Querida Mater:

 Deseo sellar la alianza contigo, en el feliz año de mis bodas de platas sacerdotales, celebradas el 14 de mayo de 2020. ¡Es una emoción inmerecida, y fuertes sentimientos embargan mi corazón en esta hora de mi historia como caminante de la fe y necesitado de luz y de gracia!  

 La alegría suscitada en mi corazón por esta gracia inmerecida me da estímulo y coraje en el itinerario de fe como cristiano, mariano y sacerdote. 

¡Nunca he tenido presunción de nada! ¡No me pertenezco y no poseo nada mío! He pasado hasta hoy como viandante y necesitado del Eterno, de su amor, y de su ternura.

A pesar de llevar el peso de mis pecados y debilidades, confío que por tu intercesión podré convertirme todos los días al amor de tu amado Hijo.

Mírame y como posesión tuya defiéndeme del enemigo maligno. Tengo la certeza de tu compañía a lo largo de mi vida. ¡Servir y amar es lo que siempre he deseado, y tú siempre me has precedido en esta empresa! No sé si lo he logrado, pero la superabundancia del amor fraterno, del cual me siento colmado, testifica que tu Hijo y vos me han sostenido en la misión encomendada como cristiano y sacerdote.

Hacer esta alianza con la Mater es hacer un capital de gracias para ser misericordioso como el Padre, humilde como el Hijo y sabio como el Espíritu Santo.

Soy consciente que los tiempos son adversos a la fe cristiana, al Evangelio, a la Iglesia y a la moral católica. Los tiempos actuales son difíciles y vivir como profeta y peregrino de la fe, como el P. Kentenich, supone un martirio interior delante de la violenta agresividad del demonio, el mundo y la carne.


A vos consagro mi vida y deseo que tú selles mi alianza para que, caminando como pobre entre los pobres pecadores, tu gracia graciosa y rica de benevolencia materna me asista todos los días de mi vida y pueda vivir el Evangelio de tu Hijo, entregándolo y proclamándolo íntegro con la vida, sin la hipocresía clerical que es el cáncer que ha hecho daño a la comunidad de los creyentes. 


¡Asísteme, hoy, mañana y siempre! Y en el momento último de vida, mis labios pronuncien tu nombre y mis ojos se abran a la gloria de la sublime eternidad. Bendice a todos tus hijos de Schoenstatt, amén.  

 José Domingo Zambrana, 20 de agosto de 2020

 

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