PERU, Marco Antonio Valenzuela Acosta •
En el año 2017, conocí el Santuario en la zona de La Planicie, en La Molina. Realizaba mi trabajo de inspector de vehículos para una empresa privada en La Planicie, y sentía que nuestra Madre María Santísima me llamaba a su santuario, que está allí cerca. Busqué un colectivo para que me dejara cerca del santuario. Cuando llegué al lugar por primera vez me impactó mucho. Me daba vueltas en la mente y en el corazón, qué hermoso era el lugar, nunca había visto algo así en mi vida. —
Al entrar al santuario, sentí paz y esperanza. Estuve una sola vez en la celebración de la misa, que era los días miércoles. Le pedí a la Virgen que me orientara por mi vocación para servir al Señor. Tengo 50 años y todo mi ser está dispuesto para Dios, para que me lleve donde él quiera.
La visité en el año 2017 y no he podido visitarla de nuevo porque me daban pocas rutas de clientes por la zona y actualmente, ya no trabajo en esa empresa ya que el año pasado despidieron al personal, y yo vivo en el distrito del Rímac, que está a unos 25 km.
Escribí este testimonio a Schoenstatt.org porque en este tiempo de pandemia me he sentido sin esperanza y sin fe. Pero vuelve nuestra Madre María Santísima a darme aliento de vida eterna con la respuesta que recibí de la gente de esta página.
