Publicado el 2020-06-16 In schoenstattianos, Vida en alianza

Crónica de una ordenación

Estados Unidos, Zachary E. Larson •

Entre todos los eventos relevantes que ocurren en el mundo, uno de ellos transcurrió de forma bastante discreta: la cúspide de una vocación.  Jeff Roedel, quien es el primer Padre de Schoenstatt en ser ordenado en Estados Unidos en los últimos 16 años, se convirtió en un sacerdote católico romano el 6 de junio de 2020. Cuando el arzobispo Listecki impuso sus manos al oriundo de Wisconsin y le confirió el don del Espíritu Santo, el trabajo de tantos años de Jeff llegó a su punto álgido. —

 

Algunos amigos de Jeff emprendieron el viaje desde lejos para acompañarlo. También varios miembros del Movimiento de Schoenstatt en Austin volamos desde Texas, a pesar de las restricciones causadas por el COVID-19. Hubo quien me preguntó que por qué me arriesgaba. Bueno, cuando ingresé a la Universidad de Texas, fue Jeff quien me introdujo a la misión de Schoenstatt. Otros me invitaron al grupo, pero fue Jeff quien hablaba de una cruzada del pensar, vivir y amar orgánicos y nos inspiró a transformar nuestra cultura. Él me acompañó durante un tiempo de formación como un buen pastor y me ayudó a entrar en una verdadera misión por el Señor, así que yo quería apoyarlo cuando se convirtió en padre y pastor de un rebaño.

 

Listo para servir

La misa dio inicio con la aplicación rigurosa de los protocolos de distanciamiento social. Todos los grupos se sentaron al menos a dos metros de distancia y a veces más. Estaban presentes miembros de la familia de Jeff, amigos, miembros de los padres y hermanas de Schoenstatt, algunos de los jóvenes con los que trabaja en Whitewater y todo nuestro grupo de Texas. Cuando inició el rito de ordenación, Jeff se levantó, dejó nuestra sección de la iglesia, se acercó al altar y fue presentado a la comunidad. Hizo sus promesas solemnes y se postró boca abajo en el piso. Aquí estaba un verdadero padre: simbólicamente se alejó de la comunidad y se postró para morir a sí mismo, listo para ofrecer su vida a Dios Padre y a su esposa, la Iglesia. Su disposición a ofrecer su vida por la Iglesia en este gesto simbólico me conmovió profundamente. Mientras él permanecía postrado, canté “reza por nosotros” a los santos y me sentí inspirado a sacrificarme también, a mi manera, por Cristo.

Jeff se levantó y recibió el regalo del Espíritu Santo, conferido por el sacramento de la ordenación a través del obispo, que le impuso las manos en su cabeza.  Después, recibió la estola y la casulla, el aceite de la unción en sus manos para prepararlo en su ministerio y los regalos del pan y el vino. Todos los sacerdotes presentes pasaron, invocaron al Espíritu Santo y le dieron la bienvenida a su comunidad. El nuevo padre Jeff encontró su lugar en el altar para concelebrar la misa. Tuve el honor de recibir la sagrada Eucaristía de manos de Jeff cuando me acerqué al altar: era un hombre que había encontrado su misión y había trabajado por años para formarse y ser formado. Ahora estaba listo para servirnos a todos in persona Christi.

El padre Jeff está entusiasmado por servir a la vida estudiantil en la universidad local de Whitewater. Trabaja ahí con un grupo de jóvenes universitarios de Schoenstatt y también les ayuda a encontrar su misión. Agradezco por una vocación tan rica para la Iglesia en Estados Unidos e invito a todos los lectores a orar con las palabras del P. Kentenich por el padre Jeff y por más vocaciones locales para los Padres de Schoenstatt:

“De entre todas las naciones que aquí padecen, escoge para ti a los mejores que extiendan tu Reino; tómalos como instrumentos en tus manos para volver hacia el Señor el destino de los pueblos. En todas partes haz fecunda la semilla de Schoenstatt para gloria tuya, y para honor y alabanza de la Santísima Trinidad”.

Hacia el Padre, 540

Original: inglés. Traducción: Eduardo Shelley, Monterrey, México

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