Publicado el 2020-04-20 In Vida en alianza

Ordenando armarios, apareció esta foto

ARGENTINA, Tita Ríos, Claudia Echenique •

En este tiempo de cuarentena, muchos hemos aprovechado para revisar y limpiar roperos, alacenas, bibliotecas. Y así como hemos desechado muchas cosas viejas y en desuso, también hemos recuperado algunas fotografías, dibujos y textos que evocan historias y traen recuerdos bonitos. Tita Ríos, ordenando cosas en su casa en Paraná, encontró una foto de sus nietas cuando eran pequeñas y en la que están rodeando a la Imagen Auxiliar de la Virgen Peregrina. Al reunirse “virtualmente” con su familia en Semana Santa, la abuela Tita les pidió a dos de ellas, Nadia y Candela, que contaran sus impresiones al ver esta imagen veinte años más tarde. Estos son sus testimonios.—

Nadia: Aprender y enseñar desde su amor de mamá

“Mirando esta foto, pienso que quizás, en ese momento no me daba cuenta de quién estaba al lado mío. Hoy la miro y digo, ahí está la Mater, al lado mío, ella está desde siempre. Desde que era chiquita, como en esa foto, y hasta ahora.

Y a lo largo de mi vida ella fue haciéndose presente cada vez con más intensidad. A mí me gusta llamarla Mamá María; la siento así, como mi mamá del cielo, la misma que comparto con Jesús. Pero no crean que siempre la llamé así, no.

Mi corazón fue descubriéndola con el tiempo. Cuando empecé mi apostolado en un grupo solidario, la veía y la descubría en cada mamá que encontraba en una plaza pidiendo comida con sus hijos. También la vi cuando empecé a ir a un hogar para mujeres con discapacidad; ahí la sentí en cada abrazo y en cada beso que me daban las chicas cada vez que llegaba a visitarlas. Pero mucho más la sentí y la descubrí cuando hice un retiro, en el cual tenía que hablar de María. Ahí realmente conocí su vida, su historia, pero sobre todo conocí su amor de mamá.

Hace unos años, sentí el llamado a hacer el camino de alianza. En la mitad lo dejé, porque sentía que no era mi momento, y no me arrepiento. Siento en mi corazón que todavía ese momento no llegó, y quiero estar preparada para, cuando llegue ese día, sentirme hija autentica de ella. Lo sueño y lo rezo.

Mientras tanto, en el apostolado que estoy haciendo ahora en el Hogar de Cristo, aprendo de ella en las personas que me cruzo y también dejo que ella a través mío, enseñe. Aprender y enseñar desde su amor de mamá.

Gracias, abuela, por incentivarme a escribir esto. En estos tiempos, a veces uno se olvida de la fe, por tener la cabeza ocupada en muchas preocupaciones”.

Nadia Taleb Ríos, 22 años, Paraná, Argentina

 

Candela:  Qué significan en mi vida la Mater, el santuario y el P. Kentenich

Qué difícil se me hace poner en palabras lo que significan en mi vida la Mater, el santuario y el P. Kentenich. No podría precisar cuando comenzó todo, cuando empezaron a conquistarme. Desde pequeña, miraba la imagen de la Virgen teniendo en brazos a Jesús y veía con ternura, desde mi inocencia, el amor de una mamá por su hijo.

Con el tiempo, fui creciendo y pude comprender más esa imagen, y apreciar ya no sólo amor, sino también el cuidado, la protección, la preocupación y el desvelo de una madre por su hijo, una mamá que sufre con su hijo, y que se alegra con él también. No soy madre, así que no podría explicar todo lo que esto conlleva. Pero soy afortunada al conocer y experimentar en carne propia el amor de hija, gracias a mi mamá, y este mismo amor, es el que me refleja incondicionalmente la Mater.

Mi camino de Alianza comenzó luego de ingresar a la universidad. Decidí estudiar una carrera que, en mi lugar, está muy desprestigiada y llena de prejuicios: abogacía. Pero nada es casualidad, fue también cuando comencé a frecuentar más el santuario. Era el momento indicado y cuando más lo necesitaba. Fue un tiempo de reinventarme, de cambiar y darle un toque especial a todos los tintes feos que muchos decían que tenía esta carrera.

Es increíble el cambio de perspectiva que tuve desde que empecé a formarme allí. Cambia el punto de vista, prácticamente, de todo, ya nada se ve de la misma manera. Antes de sellar la Alianza, ya tuve la confianza total de entregarme enteramente a las manos de la Mater y su hijo.

También tuve la oportunidad de participar en diferentes apostolados. Gracias a esto, pude experimentar y ver con mis propios ojos, diversas realidades que no conocía. Dios me puso personas en el camino que fueron instrumentos indispensables para que todo esto tuviera cauce y culminara al sellar mi Alianza de Amor.

Ella siempre está presente y me da su mano

En todo momento supe que Ella me dio y me da la mano, que me acompañó (y lo sigue haciendo) en los caminos más oscuros que me toca transitar hoy.

Obviamente, hubo momentos de altibajos en los que pensaba, ¿por qué me toca esto a mí? ¿Por qué no me sale nada bien? ¿Me estoy equivocando de camino? ¿Estoy haciendo las cosas mal? Y allí estaba Ella nuevamente.  Cuando te llenas de preocupaciones, inseguridades y preguntas sin respuestas, Ella está. Cuando afuera todo parece un caos, encontrar paz en el alma no es casualidad ni mérito propio. Es la Mater que siempre está presente.

Iluminada por el Espíritu Santo, que también se hizo protagonista en mi vida, hoy puedo sentir seguridad en cada paso que doy. Me animo a vivir la libertad que Dios me regaló, formándome como la mujer que quiero ser. Me atrevo a equivocarme, a mostrarme como soy, a abandonarme en el amor de Dios. Sin perder el eje, sin perder los principios y los valores adquiridos.

Por eso, hoy más que nunca reafirmo mi SÍ a Jesús y a su madre.

Candela Volpe Ríos, 23 años, Paraná, Argentina

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2 Responses

  1. Queca Espinoza dice:

    Me gustó mucho este articulo, mientras leía pensaba y cuantas más personas habrán que empiezan a desempolvar sus recuerdos, y se dan cuenta que Ella siempre estuvo ahí, nunca se fue. Ojalá nos cuenten también. Felicitaciones Tita, que lindas vivencias. Saludos desde Lima-Perú Queca Espinoza.

  2. Silvia Sibay dice:

    Hermosos los testimonios de Nadia y Candela. Y no es para menos! Nacieron en una familia donde los abuelos son fieles servidores de la Mater. Felicitaciones por esas nietas!

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