Publicado el 2020-03-13 In Vida en alianza

Amo a la Iglesia – La Iglesia soy Yo

COSTA RICA, Michelle Ramírez •

Los líderes de todas las ramas del Movimiento de Schoenstatt de Costa Rica se encontraron un sábado, el 7 de marzo, ¡a las 8 am! ¿La cita? Un paraíso tropical, sede de esta reunión tan importante y esperada: la Jornada Nacional de Dirigentes. Puntualmente, fueron llegando y se mostraban ansiosos por encarnar el título tan pro-activo: “Amo la Iglesia, la Iglesia soy yo”.—

La vegetación exquisita con los muy variados colores frente a un lago, así como el cielo y las personas de todas las edades hacían de la convocatoria algo emocionante. No deja de ser sorpresivo el encuentro entre la gran familia tica, compartiendo el mismo interés.

Llovizna y sonrisas tímidas

El viento y la llovizna persistente, las miradas entre los presentes y las sonrisas “nerviosas” alimentaron la emoción durante la Santa Eucaristía presidida por el Nuncio Apostólico Mons. Bruno Musaró, y concelebrada con el P. José Luis Correa y el secretario del nuncio, P. John Baptist. En su homilía, el nuncio nos regaló el mensaje de amar a nuestros enemigos, a los que nos hacen el mal, que amarlos es rezar por ellos, es pedir por ellos, pero, sobre todo, perdonarlos de corazón.

Mons. Musaró, en su espléndida sencillez y calor humano, recalcó el mensaje de que la Iglesia somos todos e invitó a salir al encuentro de nuestros hermanos, así como nuestro padre fundador José Kentenich lo pensó. Con esta presencia solemne y sus palabras inició la Jornada Nacional de Dirigentes de Schoenstatt Costa Rica.

Más tarde, con su don de pastor, caminó entre la multitud saludando y compartiendo una merienda de la manera más simple que se puedan imaginar, con su platito de fruta y un cafecito. Algunos, menos temerosos, se acercaron para entablar conversaciones amistosas, regalándonos con su presencia, la Iglesia Universal.

Los colores de las parroquias nos diferencian y nos unen

Gafetes con colores, identificando las diversas parroquias, revelaban quienes pertenecían a cada comunidad, y también nos unía para reforzar el compromiso con la actitud fundamental: Amo a la Iglesia, y especialmente en primera persona: ¡la Iglesia soy yo!

Una Iglesia que sea alma del mundo

“Nuestra presencia debe ser eficaz, no solo presente” expresó el padre José Luis Correa, ya en el desarrollo de la jornada.

Algunas de las propuestas que el asesor nacional expresó fueron las siguientes:

  • Cultivemos los rasgos de una Iglesia renovada, (…) una casa abierta a todos por la misericordia de Dios; dinámica, no estática.
  • Una Iglesia zarandeada con turbulencia, así está nuestra barca. Confianza en que la Iglesia recoja a todos los náufragos posibles. Uno de ellos son los Movimientos eclesiales, somos nosotros, para aquellos que anhelan un lugar permanente en la Iglesia de Dios… Familia de Dios, una Iglesia fraternal.
  • Una Iglesia alma del mundo, no huida del mundo. A este mundo hay que vencerlo, penetrarlo desde adentro; una Iglesia peregrina, en movimiento, fraterna, abierta, q reconoce su autoridad paternal.
  • Una Iglesia atenta al mundo, consciente de que existe para el mundo. Una nueva conciencia eclesial; mirando hondo a los ojos de María, la haremos alma. De tu mano, nos envía María.

 

Dinámicas para dialogar y participar

La Jornada tuvo diversas dinámicas que motivaron a todos a dialogar y participar en los espacios de trabajo como también en los momentos más distendidos. La Jornada reunió y sirvió a todos para comentar, pensar y analizar los trabajos o apostolados en sus parroquias, los aportes concretos y efectivos, en donde cada uno de los schoenstattianos deja huella y olor a María.

 

La Iglesia soy yo – Historia de una foto

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