CHILE, Octavio Galarce •
No todos saben que tengo una librería que está a la entrada del terreno donde está nuestro Santuario de Rancagua. Estoy ocho horas diarias en el terruño. Les comparto de lo que acabo de ser testigo. —
Me llamó la atención que una niña se acercara al fichero ubicado a la entrada del santuario a pegar una hoja antes de irse. Pensé que se había caído algo y que ella lo volvía a poner arriba para que todos lo vieran. Apenas se fue, me acerqué a ver de qué se trataba. Les comparto el hermoso mensaje que acaba de dejar una peregrina del santuario. Me alegró el día y me hace sentir orgulloso de poder ofrecer, como familia a tantas personas, un lugar de paz y de encuentro con la Virgen y su Hijo.
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En momentos difíciles y tristes, he sentido la necesidad de buscar a Dios, o bien he buscado un lugar que me llene de paz; para esto he ido a iglesias católicas, evangélicas, he buscado a sacerdotes y pastores. Lo único que había encontrado hasta hoy, son puertas cerradas y teléfonos sin contestar. ‘Siempre’, no casualmente, cada vez que he necesitado de paz, solo había encontrado puertas cerradas.
Hoy, sin querer, pasé por fuera y quise pasar para mirar, pero apenas puse un pie dentro de este lugar, sentí esa paz que anhelaba mi corazón. Junto con esa paz, miro hacia abajo y veo un letrero que dice: “Lugar de oración. Visítelo”. Para mí fue maravilloso.
Muchas gracias, porque a pesar de la tempestad, están con puertas abiertas.
Atentamente. J.A.M.S.”
Fotos: Octavio Galarce, Rancagua, Chile
Muchas gracias, Octavio, por compartir esta hermosa historia. ¡Qué importante tener las puertas abiertas! Me alegra la mañana y me hace pensar en la cantidad de veces que tenemos cerrados los ojos, los oídos, los brazos y el corazón para tantos que los necesitan. Feliz y santa Navidad.