ARGENTINA, Silvia Sibay •
Sábado 19 de octubre en Tucumán: Todo estaba listo para celebrar dos acontecimientos importantes en el santuario Jardín de María. Los pronósticos meteorológicos no eran alentadores, pero como siempre, teníamos fe en que la Mater nunca nos abandona. —
La familia schoenstattiana se preparó durante siete semanas con reflexiones, talleres y capital de gracias para que la coronación fuera un verdadero acto de entrega de todos, aliados y peregrinos devotos de María, pero también para tomar conciencia y pedir perdón por las faltas y omisiones que ayudaron a la desunión de los argentinos, especialmente en estos tiempos electorales tan tensos y polarizados.
Emoción y agradecimiento por 20 años de sacrificio, trabajo y bendiciones
El santuario lucía resplandeciente, gracias al trabajo en común de toda la familia. La propuesta era celebrar con una hermosa fiesta los 20 años que no pudieron ser festejados con tanta alegría el 18 de abril, verdadero aniversario del santuario, por coincidir con el Jueves Santo.
Desde la entrada al predio una galería histórica del santuario recibía a los peregrinos. En una enorme carpa se recreaba, con fotos y documentos, la vida, desde la conquista del terreno hasta la actualidad.
¡Qué emoción encontrarse en alguna foto, descubrir, para los nuevos, cómo habían sido los primeros tiempos, cómo creció la familia, los sacrificios y trabajo de la generación fundadora, para llegar a lo que es hoy el Jardín de María! Al finalizar el recorrido, se invitaba a colocar un corazón con alguna petición o agradecimiento en una hermosa pintura del santuario, colocada al fondo de la galería.
Todos esperaban con ansiedad la llegada de los padres de Schoenstatt que viven en Tucumán, del P. Pablo Pérez, director nacional del movimiento en Argentina y del arzobispo de la provincia, Mons. Carlos Sánchez, que presidiría la celebración de la Santa Misa.
Una suave llovizna comenzó a hacer pensar en trasladar los festejos al salón de usos múltiples, pero confiados en que solo era una lluvia de bendiciones y la Mater intercedería, como en todas las celebraciones, continuaron los actos. ¡Y así sucedió! Cesó la lluvia y con música de la banda de música de los Exploradores de Don Bosco y custodiadas por los cadetes de la escuela de policía de la provincia, comenzaron a izarse las banderas argentina y papal, seguidas de un rosario por la unidad de los argentinos, organizado por la Campaña del Rosario.
Abrir el corazón y la mente al espíritu de amor y gracias que nos regala la Mater
El P. Pablo Pérez reflexionó sobre el protagonismo de los schoenstattianos en salir al encuentro, alentando la unidad sin agresiones y respetando a quienes piensan distinto.
Posteriormente, la imagen peregrina auxiliar, cubierta de flores, fue paseada por algunos Madrugadores para que todos los asistentes pudieran tomar gracias y saludarla.
Comenzó la Santa Misa con la bendición de las madres, por conmemorarse al día siguiente en Argentina el Día de la Madre. Luego de la homilía de Mons. Sánchez, una familia de peregrinos presentó la corona, para ser bendecida por el arzobispo.
Y en ese momento, cuando marchaban al santuario para coronar el cuadro de la Mater, es posible que resonaran en los corazones y en el pensamiento de los participantes algunas de las frases de las reflexiones de la preparación para la coronación: ¿Estamos preparados, con profunda fe filial y enorme esperanza, a dejar corazón y mente abiertos para que al coronar a María dejemos entrar el espíritu de amor y las gracias que ella nos regala?
La Mater ya está coronada, queda el compromiso de ser forjadores de historia, de no quedarse en la orilla, sino ser verdaderos hijos del P. Kentenich, viviendo el uno en el otro, con el otro y para el otro. ¡Argentina, te queremos unida!
Culminaron los festejos con fuegos de artificios y un video en el que revivieron algunos y conocieron los más nuevos, la historia de estos primeros 20 años del santuario Jardín de María.
¡Vamos por mucho más, junto a nuestra Mater y su Hijo!
