Publicado el 2019-03-23 In Vida en alianza

Santa Cruz, tierra de luz y alegría

BOLIVIA, Alexandra Kempff y Roberto Henestrosa •

La historia de la familia de Schoenstatt de Santa Cruz de la Sierra – Bolivia, es una historia que refleja cómo la Mater es capaz de transformar el dolor más grande que alguien pueda sentir, en una corriente transformadora que se nutre de la entrega y fidelidad. —

Hace más de 20 años falleció Claudio Bagnoli en un accidente, el hijo universitario de Ruth y Enzo, quienes a raíz de esta desgracia, fundaron la familia en Santa Cruz. Para hacer corta esta historia que ya ha sido plasmada en un libro escrito por la misma Ruthy: han pasado 22 años desde que se comenzó a hacer los primeros esfuerzos de encender la chispa de Schoenstatt – a puro pulmón- sin más herramientas que sus ansias de transmitir el acogimiento que ellos mismos sintieron al recibir a la Mater en medio del dolor. Esa luz se fue intensificando poco a poco y luchó contra vendavales pero hoy, después de 22 años es un faro que ilumina nuestra iglesia local.

Es posible que nos equivoquemos, sin embargo, fácilmente podemos calcular que los trámites de titulación del terreno donde tenemos nuestra ermita se comenzaron a gestionar en el 2010. ¡Nuestros planes de santuario eran para el 2014! Dios tenía otros planes pero la paciencia no es una característica del cruceño… los trámites estaban tan enredados que comenzamos a buscar otras alternativas de terrenos pero los nudos seguían fuertemente atados. Después de muchas idas y venidas, las manos de la Mater fueron haciendo ceder los nudos bajo la suave violencia de la oración de toda la familia con la campaña de aportes al capital de gracias “Sumando Gracias”. Providencialmente, la titulación estuvo lista como regalo al padre Kentenich el 15 de septiembre del año pasado.

GLADYS de RODA que recibe un cuadro fue la que donó el terreno de la Ermita hace más de 22 años

Jornada de discernimiento para definir el lema de la Familia de Santa Cruz

El domingo 17 de marzo, el padre Claudio Martínez (nuestro asesor que viene desde Chile) abrió la jornada diciendo: “La Mater nos ha abierto el camino y esto ya despegó. El inicio fue muy lento y muy sufrido y de repente todo comenzó a avanzar con una velocidad que nos sorprende a todos.” Nuestra asesora, también chilena, la hermana Silvia Beltrán reflexionó sobre cómo nos encontramos en este momento: “con corazones abiertos y receptivos y el nada sin ti lo debemos asumir como un compromiso.”

Antes de la celebración de la santa misa, nos paramos rodeando el lugar donde se construirá el santuario. Los niños al centro como representantes de las futuras generaciones herederas del santuario. Nos tomamos de las manos, cantamos, rezamos, lloramos de gozo al imaginar que el 2 de mayo del 2020 estaremos con la fiesta que esperamos con tanto anhelo.

En resumen, la jornada estuvo llena – los menos puntuales tuvimos que sentarnos a la puerta -los niños más grandes cuidaban de los niños más pequeños jugando afuera, armamos un picnic, ¡una fiesta familiar! En esos signos es donde se hace evidente que cada uno, desde donde le toca, desde el grado de compromiso que tiene, ya se siente un santuario vivo – ya somos una familia que vive de la fuente de gracias del santuario y solamente nos faltan las paredes físicas.

 

 

Fotografías: Eduardo Gutiérrez

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