Monterrey

Publicado el 2018-07-29 In Vida en alianza

Guardianes del Santuario

MÉXICO, por Claudia Ruiz y Rosario Rodríguez •

Nuestro Santuario en Monterrey, México, se encuentra en lo alto de una montaña y para llegar a él, tenemos que recorrer un camino algo complicado, pero disfrutando de vistas panorámicas espectaculares. El trayecto nos invita a dejar la comodidad, partiendo en peregrinación espiritual – ¡y física!- para encontrarnos en un lugar de paz donde gozar del silencio y del amor de Nuestra Madre. A través de los años, se han hecho grandes esfuerzos físicos, económicos y espirituales para conquistarlo, y ahora, debemos mantenerlo vivo y cuidarlo.—

Gran reto, gran regalo

En estas últimas semanas, al empezar el verano, la Familia de Schoenstatt de Monterrey ha tenido que esforzarse para atender y mantener abierto el santuario, para todo aquel que lo quiera visitar, pues el trabajador permanente que lo cuida se ha marchado. No ha sido fácil cubrir en su totalidad el horario normal en que está abierto al público, aunque no ha faltado quien esté dispuesto y se apunte para hacer guardia en el santuario. Especialmente la juventud masculina ha sido un gran apoyo, aunque todas las ramas han hecho presencia en esta labor.

Sin embargo, también ha habido periodos en los que no había voluntarios, por lo que he tenido el privilegio de cubrir esos turnos. Esto ha sido un gran regalo pues he tenido la oportunidad de platicar con la Mater, darle gracias, rezar…en fin, ¡estar con Ella! Me gusta estar ahí, muchas veces a solas, otras con algún peregrino. Hasta aprovecho para limpiar un poco, pues como está en el campo, siempre hay algo que hacer para que siga limpio y bello.

Cuando estoy un poco angustiada porque no se cubren todos los horarios, le digo a la Mater: “toca el corazón de quien quieres que te acompañe y cuide de tu casa este día”. ¡Y Ella se encarga!

Un día de Alianza muy especial

Me llamo Rosario, y aunque muchas veces he estado en el santuario, este día de Alianza fue totalmente diferente, pues junto con una amiga y como en otras ocasiones, subí a pie al santuario. La gran diferencia fue que iniciamos nuestra caminata a las 6 de la mañana para estar temprano y así abrir el santuario, cubriendo las primeras horas de guardia. Por ser 18 nos sentimos invitadas por nuestra Madre a ofrecerle un poco más, arriesgarnos un poco más por Ella.

¡Ella no se deja ganar en regalos!

Empezamos a subir iluminando el camino con la luz del teléfono celular y al poco de andar, el nuevo día fue clareando y pudimos contemplar las montañas que de pronto aparecían pintadas de los colores del amanecer. ¡Fue un espectáculo maravilloso! Nos parábamos de tanto en tanto para disfrutar y agradecerle a nuestra Madre el que haya elegido este lugar para su casa. Dios nos regaló un bello amanecer que nos llenó de paz y tranquilidad.

Al llegar arriba, nos recibió un aire suave en el rostro que nos refrescó y nos recordó que estábamos entrando en tierra santa. Abrimos el santuario y las dos nos arrodillamos, cerrando los ojos para perdernos en la mirada amorosa de nuestra querida Madre. La sensación de estar ahí solo tiene un nombre: ¡plenitud!

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3 Responses

  1. Lucía Leticia E. de Barragan dice:

    Hermoso nuestro Santuario Maria Camino al Cielo : y Felicidades a los guardianes schoenstattianos, ahora que no hay quien lo cuide. Extraño no poder ir como antes.

  2. Mario Leon dice:

    Algún día estaré allí,

  3. patricia castillo dice:

    Que maravilla poder compartir lo que tenemos.
    Gracias a este vídeo me permitió poder viajar, disfrutar de ese camino al Santuario y poder encontrarme con Ella
    Felicitaciones.

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