Publicado el 2017-10-22 In Vida en alianza

Don Roque: el amor a María que quiero imitar

PARAGUAY, Adriana Cardozo •

Un día después del 18 de octubre consigo sentarme a escribir. Realmente mi corazón estaba aún muy inquieto para describir todo lo que sentí y viví el día que renovamos nuestra Alianza de Amor con la Mater ter Admirabilis y recordamos aquella primera vez que el Padre José Kentenich y un grupo de jóvenes la sellaron en una antigua Capillita de San Miguel, en el valle de Schoenstatt.

Esa Alianza la actualizamos en Tupãrenda, en esa Tierra Santa situada en la ciudad de Itauguá, que acoge a todos sin distinción, con el mínimo y máximo requisito de entregar totalmente nuestro corazón a María.

Solos o en grupos, todos quieren llegar a Tupãrenda

Los rostros reflejaban tantos sentimientos, pero sobre todo una inmensa alegría. Como el mismo Padre Fundador lo había dicho: “La Alianza de Amor nos regala una ilimitada seguridad ante la vida, una vida ilimitadamente plena y una marcada alegría de vivir”.

Corrían las horas y el Santuario Nacional de Tupãrenda se llenaba más y más. En grupos grandes o en pequeños, misioneros, devotos fieles y agradecidos con la Mater, se aglomeraban para escuchar la misa y llevar para siempre ese mensaje de la palabra de nuestro Padre Celestial.

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Primero el rosario, después el mate y los cultivos en la chacra

Don Roque Santacruz, llega con su Imagen peregrina en manos y dice que la Mater le ha dado demasiado. A sus 75 años es un asiduo visitante de Tupãrenda. Cada año se acerca a renovar su compromiso como misionero. Percibe que todo su bienestar se lo debe a la Madre, Reina y Victoriosa. “Mi salud, mi fuerza para seguir trabajando en la chacra, el bienestar de mi familia, que estemos unidos, todo se lo debo a nuestra Madre, todo lo que le pido Ella me da; por eso, poder estar acá me pone feliz, venir con todos mis hermanos en Cristo me produce mucha emoción”, refiere.

En su ciudad natal, Nueva Colombia, también es muy activo. Forma parte del Rosario de Hombres Valientes, con quienes participa de actividades de su parroquia y de celebraciones especiales de la iglesia. “Desde muy niño rezo el rosario, es una costumbre que nunca dejé, sino todo lo contrario, todos los días sin falta le entrego el rosario a María”, expresa.

Don Roque tiene el hábito de rezar bien temprano, es su primera ocupación al despertar; luego se sienta a tomar mate y posteriormente se dedica a sus cultivos, nos explica.

La firme convicción de que no será defraudado

Él es un ejemplo que quiero imitar, ese amor de tantos años a María que no decrece; el agradecimiento y la esperanza que deposita en Ella, con la firme convicción de que no será defraudado.

Así como Don Roque, llegaron miles a Tupãrenda, dispuestos a sellar y renovar la Alianza de Amor con la Virgen. Esa alianza simboliza un intercambio de corazones, entregan penas, desdichas, preocupaciones, desesperanzas; pero también es entrega de paz, de contento inigualable, de gozo, es decir, la vida misma. Es ayudarla, al fin, a acrecentar su Capital de Gracias, siendo hombres y mujeres nuevos que caminan hacia el plan perfecto de Dios.

Fotos: Johana Goodacre, Horacio Chavez

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