Publicado el 2017-07-23 In Vida en alianza

Compartiendo mi hogar con María

PARAGUAY, por Oscar Sandoval •

Cuando conocí el Santuario Hogar de María Teresa y Benjamín Cálcena, y al escucharles hablar sobre su historia, les pregunté si podían dar su testimonio con relación al mismo. Al respecto, Tere nos comenta que para entender todo lo que significa para ellos su Santuario Hogar, es importante remitirnos a la historia de cómo ingresaron al Movimiento:

María Teresa cuenta su historia

Mi papá estaba muy enfermo, y nos dieron una imagen de la Virgen Peregrina para que lo acompañara en la terapia, en ese momento empezamos a rezar todos juntos, en familia, era la primera vez que lo hacíamos. Mi papá había sufrido mucho tiempo por su enfermedad y yo le había pedido a la Virgen, que por su intercesión, Dios haga su voluntad, porque él era el centro de la familia. Cuando falleció, todos estábamos muy unidos a María, muy cobijados por ella, aceptamos la voluntad de Dios. Su partida fue en paz y a pesar de estar muy tristes, todos nosotros nos sentimos en paz. Ese sentimiento se transmitió en nuestros hijos, que tenían muy presente la compañía de su abuelo y la compañía de la Mater en ese proceso.

Ese año, decidimos entrar al Movimiento, nosotros en la Rama Familiar, nuestro hijo en la juventud masculina con los Pioneros y nuestra hija en la juventud femenina con las más pequeñas en Apóstol de María, y como no teníamos una práctica religiosa constante, nos fuimos dando cuenta que nuestra espiritualidad familiar iba creciendo, todo lo que antes hacíamos por obligación, por ejemplo: ir a misa, fue haciéndose agradable, cambiamos rutinas para rezar todos juntos, leer el evangelio y otras cosas.

“Domus Mariae”

Cuando estuvimos en el nivel Santuario Hogar, teníamos en la casa un lugar que fue sala de juegos de los chicos, luego una sala de estudios, un lugar en el cual desde donde uno esté podía ver que había allí. Nuestra casa siempre ha recibido mucha gente, y todas las actividades se centraban en ese lugar. Le dije a Benjamín: podemos hacer nuestro Santuario Hogar en la sala. Allí la Mater se volvió el centro de nuestras vidas, de nuestra familia, y como ese era el centro de nuestra casa, no había otro lugar mejor.

A partir de allí, todos nos propusimos alguna tarea en especial a fin de conquistar con ofrecimientos, cada símbolo que sería colocado en él. Tiziana le rezaba al espíritu Santo, Gianluca pedía por el Santuario, Cecilia la más pequeña le tenía mucho miedo al Padre Kentenich, así que decidió conquistarlo, yo me encargué de la Cruz de la Unidad y Benjamín de la Mater.

Hoy somos pareja guía de novios en preparación para el matrimonio. A todas las parejas que acuden a nuestra casa, los llevamos a nuestro Santuario, rezamos con ellos y en ese lugar les hacemos presentar sus propósitos.

Fueron tantas las gracias recibidas antes, durante y después de la bendición de nuestro Santuario Hogar, que queremos compartir nuestro testimonio, lo que sentimos y las tres gracias hechas presentes en cada uno de nosotros: el cobijamiento, la transformación y la fecundidad apostólica, en nuestro Santuario Hogar llamado “Domus Mariae” (Casa de María).

Fuente: Revista Tupãrenda, junio de 2017

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