Me llaman «El Víctor de la gente»

Víctor Manuel GR, Paraguay, Juventud Masculina Universitaria, 23 años •

Me gusta pasar mi tiempo con la gente, hablar con los vendedores de la calle, comerciantes, empresarios, en fin… Este año tuve la oportunidad de ir a la Peregrinación “Camino a Brochero”, en la Ciudad de Córdoba. Ahí me apodaron «Víctor, el de la gente» y eso es lo que más anhelo hacer toda mi vida: ser un ejemplo para todos. Anhelo ser un todo para todos, desde el más pobre hasta el más rico en materia de bienes materiales. Digo bienes, porque parte de mi riqueza, y toda la riqueza que tengo ahora mismo, es la Gracia de Dios y esas gracias que recibo son incontables. Ese darme a los demás, de regalar mi tiempo con el que necesita compañía. Sí bien es cierto que exagero con las horas y no mido el tiempo que estoy con una persona que quiere hablarme y buscar ese consuelo espiritual en un amigo, un hermano. Siempre me preguntan por qué lo hago ¿y saben por qué? Porque gano familias de vida y no lo digo yo, sino que está en la Biblia: «Ocúpate de mis cosas, que Yo (Dios), me ocuparé de las tuyas».

Dios nos pide, solamente una cosa: renunciar. Renunciar a aquello que me separa cada día de él, renunciar a un poquitito de nuestro tiempo. Es solo un 1% de los 99% que restan, para dedicarle exclusivamente a Él como agradecimiento por el regalo de la vida. Una vida que no me pertenece, que no es mía, una vida que no me llega la factura por servicios prestados, con gastos cobrados por el servicio de vida. No en vano se dice que el tiempo es lo más valioso que tenemos, porque ese tiempo de Dios ¡No es mi tiempo! En síntesis, si regalo mi tiempo, no es el mío sino el de Dios.

Yo doy mi sí, por Dios y María, para que otros que están alejados de ellos, vean un Dios y una mamá bondadosa, creo que Dios nos quiere como misioneros de por vida, como peregrino, como amigo orante por otros, dejar todo aquello que me quita el Tiempo de DIOS.