Publicado el 2017-04-23 In Vida en alianza

Me enojé tanto con Dios…

Argentina, Pehuajó – Marisol Gianotti •

«Iglesia en salida después de Pascua» fue el título de una charla en la Sala Parroquial en Pehuajó, diócesis de Nueve de Julio, el jueves 20 de abril. Durante la exposición, se motivó a los presentes a intercambiar sobre los momentos de caer en la tentación de conformarse con el hecho de que todos los sueños terminaron en un supuesto fracaso, y quedarse triste, desesperado, enojado frente a la tumba – y cuáles fueron las experiencias pascuales que nos sacaron adelante y nos motivaron a seguir en camino. En este intercambio, Marisol Gianotti compartió un testimonio que ahora ofrece a todos los hermanos en Alianza.

«Hace unos años, mi esposo enfermó de cáncer, en estado terminal. Durante la enfermedad, que duró 3 meses, me enojé mucho con Dios y con Jesús. No podía entender perder a mi marido, excelente persona, de solo 46 años.

La Virgen fue mi sostén, sólo hablaba con Ella. Le pedía que mi marido se salvara. Mi enojo con Dios era porque lo cuestionaba. Por qué tenía que morir mi esposo, si estaban las cárceles llenas de presos: delincuentes, violadores y asesinos… Que eligiera a uno de ellos. Era tanto mi dolor, que llegué a decirle a Dios que iba a tirar la Biblia y el Rosario.

Pasaron tres meses, mi marido falleció, pero seguí hablando con la Virgen. Un día me acerqué a la Iglesia y, después de mucho hablar con el Padre Guillermo Gómez, comencé a transitar el camino de la fe, obviamente muy aferrada a la Virgen.

La «Palanca» de los presos

El Padre me invitó a hacer un retiro con varias señoras de la comunidad y así entré en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad.

El primer día del retiro, entró el sacerdote que guiaba el retiro y nos dijo: «Por favor, lean esta Palanca». (Se llama «Palanca» a las oraciones que muchas personas de diversos lugares ofrecen por los que están haciendo el retiro). Cuando me acerqué a leer la Palanca, vi que era de los presos de la cárcel de Trenque Lauquen, que rezaban por nosotras.

¡Tremendo fue mi asombro! Así me demostró la Virgen que Dios no me había abandonado. Después, con el tiempo, entendí que la muerte de mi marido había tenido un sentido: conocer a Jesús.

Siento que la Virgen me rescató del dolor, me demostró que podía salir adelante. Me costó pero seguí desde otro lado, ¡desde el lado de la fe!

La mano de Jesús y la Virgen, ante el tubo vacío…

Al relatar esto, me viene a la mente otra experiencia familiar:

Nuestro hijo mayor, que vivía en Buenos Aires, estaba planeando su casamiento desde un año antes. Los médicos me decían: «No suspendan el casamiento porque es el único motivo o proyecto que tiene su marido para vivir». Fue tremendo, estaba yo con mi marido internado y los chicos sacando fuerzas de donde fuera, para seguir adelante con los preparativos de la boda.

Yo tenía que ser la madrina de la boda. Entonces, mi hermana me tomaba las medidas del vestido en el sanatorio. Lo hizo y lo llevó para probármelo. Cuando mi marido me vio, me dijo: «¡Estás hermosa!».

Llegaba la fecha del casamiento, teníamos que viajar a Buenos Aires. Entonces, hablé con el doctor para que me diera todas las instrucciones de medicación, adónde tenía que ir y llevarlo por si pasaba algo. Entre tantas cosas, teníamos que llevar un tubo de oxígeno. Conseguimos uno pequeño, de ambulancia, para que entrara en el auto.

Gracias a Dios, pasó el casamiento, nos dimos cuenta de que mi marido se pudo despedir de toda la familia y volvimos a Pehuajó.

A los pocos días, su estado comenzó a empeorar y necesitaba oxígeno varias veces al día. Entonces, una tarde me dijo: «No hagas fuerza con el tubo grande, trae el chiquito». Mi hijo lo armó, le puso la mascarilla y cuando abrió la llave del tubo pequeño que habíamos llevado a Buenos Aires,… ¡éste estaba vacío! Por lo que, si lo hubiéramos necesitado en una emergencia durante el viaje, no hubiéramos podido usarlo…

Dios, la Virgen, Jesús y todos los ángeles del Señor estuvieron siempre con nosotros.

Conferencista: Maria Fischer

Fotos: Susana Hernández

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