Publicado el 2016-12-11 In Vida en alianza

Una peregrinación a través de gotas de lluvia

ALEMANIA, Birgit Brömmel •

El sábado 10 de diciembre mi amiga y yo nos alegrábamos de poder volver a encontrarnos en este año. A pesar de la llovizna inesperada que comenzó a mediodía, teníamos claro que iríamos al santuario mariano de Kevelaer, después de muchos meses que no lo habíamos hecho. Visitar a la Santísima Virgen en la capilla de gracias, poder recibir el sacramento de la reconciliación, rezar por el pueblo de Alepo y por las otras varias zonas en crisis. Dicho y hecho.

Partimos y la llovizna se convirtió en lluvia. ¿Qué hacer? ¿Devolvernos?

No, de ninguna manera, porque podría parar de llover o tal vez en Kevelaer no habría lluvia y ya nos encontrábamos en medio de la peregrinación, hablando de la Alianza de Amor, rezando por conocidos quienes no se encuentran muy bien y así nos alegrábamos de llegar a Kevelaer.

Una vez en Kevelaer, el mal tiempo incluso nos impedía bajarnos del auto y para mi, debido a mis problemas de movilidad, me resultaba dificil y me era peligroso avanzar el camino a la basílica y a la capilla con todas las hojas de otoño mojadas sobre el suelo de adoquín.

Desde el estacionamiento de la basílica hicimos lo que era posible: saludamos a la Santísima Virgen, que seguramente se alegró con nuestro saludo. No nos dejamos asustar devolviéndonos antes de tiempo, sino que llegamos hasta alcanzar nuestro objetivo.

Y sólo el hecho de estar allí fue algo fantástico.

Capilla de Gracias de Kevelar (Wikipedia)

Original: Alemán. Traducción: Tita Andras, Viena, Austria

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