Publicado el 2016-10-15 In Vida en alianza

Nuestro Santuario Hogar de la trasformación interior

PARAGUAY, Rosi y Roberto Ruiz •

La Mater fijó sus ojos sobre nuestra familia mucho antes de que lo advirtiéramos. Mirando en retrospectiva, hemos comprobado numerosas señales de su presencia cercana, de manifestaciones de su amor y de su llamado al cual respondimos con un sí. Ya antes, nuestros hijos formaron parte de la JM y nosotros fuimos peregrinos sin saberlo.

Desde que formamos parte de nuestro grupo original “Unidos hacia el Santuario” y del fuerte impacto de conocer el Santuario Hogar de nuestros encargados Gisela y Juancho Fiorio, tuvimos la inquietud de que la Mater buscaba un lugar en nuestra casa.

El sentimiento fue creciendo. En Schoenstatt, nuestros corazones tuvieron hogar, encontraron una familia que nos acogió y confió en nosotros, era como una llegada a destino. A través de la pedagogía de la confianza, el Padre Antonio nos dio cursos rápidos, nos asignó tareas desafiantes y apostolados, las misiones familiares encendieron nuestro corazón; sólo nos faltaba el Santuario Hogar, que anhelábamos profundamente.

Detrás de la chimenea, apareció el lugar

Todo parecía indicar que el lugar donde estaba nuestro Rincón Mariano, debía ser el lugar de la Mater. Sin embargo, a Roberto no le cerraba la idea, se pasaba buscando rincones en la casa y no nos poníamos de acuerdo.

Un día, tocó una pared que estaba detrás de la chimenea, le sonó hueco por lo que hizo derrumbarla para saber que había allí. ¡Ese era el lugar perfecto para que se instalara la Mater! En un costado de la sala, que sin embargo, sólo era visible al acercarse.

Convencidos de que no existía razón alguna para mayor demora, fuimos los primeros en nuestro grupo original, que bendijo su Santuario Hogar, coincidiendo con la época en que los Padres empezaron a motivar a la gente para unir bendiciones, porque claramente ya no podían hacerlo de forma individual a raíz del crecimiento de la Familia.

Insistimos, le pedimos al Padre Antonio, quien fiel a lo que estaba proponiendo en principio, se negó a pesar de que sabíamos y sabemos cuánto nos quiere y cuánto lo queremos. Pero Ella no se deja ganar en generosidad. En las Misiones Familiares, los chicos le pidieron al Padre Cruz Viale que bendijera nuestro santuario y el aceptó.

Preparativos, capitalarios y un cuadro enorme

Empezaron los emocionados preparativos; nuestro grupo conquistó hermosos capitalarios que atesoramos hasta hoy, la música estuvo a cargo de chicos y chicas de las Misiones, amigos de nuestros hijos.

Invitamos a algunos miembros de nuestra familia, al grupo, los jefes de Rama, a nuestros padrinos Hernán y Amarú y algunos amigos que forman parte de afectos muy cercanos.

Roberto había tenido la dicha de estar en Schoenstatt y trajo la imagen grande que sería bendecida, ¡era enorme! Sin embargo, ¡quedó tan hermosa! Se destaca tras un fondo que simula nubes.

Rosi eligió como símbolo las flores siempre frescas que hasta hoy adornan nuestro altar; Roberto eligió el pelícano que alimenta a sus pichones y simboliza el amor entrañable a sus tres hijos; Robert, el San Miguel; Rodrigo, la foto del Padre con el entonces niño Mike Fenelon, a quien luego conoció personalmente en Milwaukee como símbolo de paternidad/filialidad; y Rodolfo, el más chico de la familia, la cruz de las Misiones Familiares, en las que prácticamente creció y a la cual está unido hasta hoy.

161015-labrano-01El día de la Bendición

Llego el gran día, el 22 de septiembre de 2004 y estábamos muy emocionados. El Padre Cruz nos contó un secreto… Nos dijo: “Esta es la primera vez que bendigo un Santuario Hogar en el Paraguay…”, se calló un momento y luego agregó sonriendo, “a decir verdad, en el mundo!”.

Con la hermosa música que nos acompañó, cada uno presentó su símbolo y cuando llegó el momento de ir en procesión, le dimos a cada uno según su carisma que llevara todos los símbolos que iríamos a poner en el Santuario Hogar. A nuestras hermanas Celeste y Clara, le dimos la Cruz de la Unidad, como señal del amor familiar.

En ese momento, recibimos otro regalo, llegó el Padre Antonio. Así que la Mater fue en procesión hasta su lugar definitivo llevada ¡por dos sacerdotes!

A partir de la bendición, el Santuario ha sido el centro de nuestro hogar. Por allí, pasa todo lo que relacionado con nuestra vida espiritual y familiar: Todas las alegrías, conquistas, regalos, peticiones, preocupaciones y esperanzas. Diplomas, libros, discos y todo lo que significa algo importante, pasa por el santuario. Hasta nuestros amigos y familiares, al llegar a nuestra casa, pasan primero a saludarle a nuestra Reina. Es un santuario vivo y la Mater definitivamente se instaló en nuestra hogar, está allí con nosotros y a veces, a pesar de nosotros. Siempre fiel.

Desde allí y de la mano de María, con la fuerza de la Alianza, luchamos por ser Misioneros de la Trasformación Interior, devolviéndole a Ella, aunque sea en parte, lo que obró en nosotros.

161015-labrano-03 Fuente: Revista Tuparenda, Paraguay, septiembre de 2016

Etiquetas: , , , , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *