Publicado el 2016-09-13 In Vida en alianza

Ayuda a construir su visión: con sudor, arena y piedras

María Fischer •

Un sol ardiente, cielo despejado, sin sombra alguna, 35° C…y una docena de jóvenes, un sacerdote y un matrimonio están dedicados a clasificar, acarrear y colocar adoquines, martillar con fuerza, comprobar repetidamente en forma crítica su trabajo una hora tras la otra, un día tras el otro – durante más de una semana – mientras el terreno arenoso y desigual de la parte más baja del Centro Internacional de Schoenstatt Belmonte en Roma, se convertía paulatinamente en una plaza adoquinada, bien proporcionada, que servirá para mucho más que para estacionamiento de autos y autobuses…

¿Por qué lo hacen? ¿Por qué sacrifican sus vacaciones, pagan su viaje desde el sur de Alemania hasta Roma, duermen en catres de campaña o en sacos de dormir en la sala parroquial, transpiran copiosamente bajo el sol romano y, en algunos casos, por tercera o cuarta vez?

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“Simplemente porque nos gusta”

“No sé, lo hago porque me gusta”, dijo uno de los jóvenes un poco perplejo ante la pregunta de por qué lo hace. Y con su mirada dice: ¡qué pregunta, es lógico, no hay nada mejor! Su mayor preocupación: “Que quede todo terminado y no necesitemos un nuevo equipo para la construcción”

El grupo es fantástico, nos comenta una joven que en más de una oportunidad ayudó a construir en Belmonte. Uno conoce gente, lo pasa muy bien con el resto y además, realiza algo.

“Escuché de esto por un amigo”, dijo un chico joven. “Y como nunca antes había estado en Roma, pensé: yo también quiero participar”.

“¡Roma es simplemente importante, es la Iglesia!, dijo uno de ellos. “Y esto lo hemos construido en conjunto”.

En uno u otro de los días estaba proyectada una visita a la ciudad, además de un paseo al mar. Para la primera noche ya habían planeado un partido de fútbol con la juventud de la parroquia. “¿Y cómo les fue? “Perdimos” fue la respuesta. “Pero casi ganamos. Y estamos orgullosos”.

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Ayudar a construir

Carmen y Jürgen Reinle, de la región de Friburgo, Alemania, acompañan desde hace años estos trabajos para ayudar a construir, se preocupan por la comida y del apoyo logístico y todo el año esperan con alegría que llegue el momento de esta activa y juvenil semana en Roma. Carmen Reinle está fascinada con la hospitalidad de la Parroquia Santa Gemma, de la amabilidad con la que han sido acogidos. “Una vez a la semana cocinan para los sin techo”, nos relata Carmen. “Les sobraron dos grande cajones con uva y nos los regalaron”.

El P. Armin Noppenberger del Instituto de los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt, acompañó al grupo, ayudó a acarrear las piedras, celebró con los jóvenes la Santa Misa en el santuario y contempla como nace una nueva Iglesia. Hace unos años algunos jóvenes dejaron impresas sus manos en el hormigón fresco del camino que conduce al terreno. “Eso es lo que necesitamos cada vez que ayudemos a construir”, pensó, “un signo permanente por haber colaborado, por haber estado presente. Así Belmonte será siempre el santuario de todos nosotros”.

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El día de la bendición del santuario: oración de la mañana junto a la ermita

8 de septiembre, duodécimo aniversario de la bendición del santuario, fiesta de la Natividad de la Virgen. La familia de Schoenstatt de Italia lo celebró el domingo anterior; los peregrinos que asistieron a la canonización de la Madre Teresa habían visitado el santuario en esos días y ya han partido. El gran terreno de Belmonte parece aún más vacío que los días anteriores.

Los jóvenes se reunieron a la mañana temprano junto a la ermita para rezar la oración de la mañana y agradecieron por los doce años del santuario. Ellos han ayudado a construirlo.

¡Qué bien que ellos están allí!

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Original: alemán. Traducción: Tita Andras, Viena, Austria/ aat, Argentina

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