ECUADOR, por Margarita de Gómez-Lince y Ruth Carrion •
Sábado 7 de mayo de 2016: en este Año de la Misericordia, la peregrinación al Santuario de Schoenstatt en Guayaquil, Puerta Santa de la Misericordia, tuvo una participación sin precedentes en la historia de esta romería, que se organiza anualmente desde 1978: cerca de quince mil fieles.
Una peregrinación multitudinaria y heterogénea
El Santuario fue designado por el Arzobispo de Guayaquil, Mons. Luis Gerardo Cabrera, como Puerta Santa de la Misericordia. Acudieron fieles de distintas edades, etnias, condición física y económica, con enorme fervor y devoción a la Virgen María y a Nuestro Señor Jesucristo. Peregrinaron a pie desde varios y distantes puntos de la ciudad: algunos caminaron hasta 25 kilómetros durante varias horas. Hubo también quienes llegaron en ómnibus desde parroquias más lejanas y desde otras provincias.
Se habían dado a conocer los puntos de salida de las rutas de peregrinación a través de todos los medios de comunicación y de las redes sociales, lo que generó que desde la madrugada, comenzando por la Catedral de Guayaquil, y las más diversas parroquias y lugares de la ciudad, los peregrinos se pusieran en marcha.
Todos con el gozo de sentirse hermanos, acudieron al llamado de la Madre del Cielo entonando cantos, rezando, ofreciendo el esfuerzo de la peregrinación no sólo por sus intenciones personales, sino por las víctimas del reciente terremoto y por los miles de damnificados del Ecuador.
Desde las 4,00 hs. empezaron a llegar los primeros peregrinos al recinto del Santuario, algunos caminando y en ómnibus los de los barrios más lejanos y provincias. Cabe resaltar que entre los primeros peregrinos se encontraban varios vehículos que llegaron de Chone y otras localidades de Manabí, fuertemente afectadas por el reciente terremoto del 16 de abril de 2016.
Entre la muy variada concurrencia – asociaciones, voluntariados, feligreses, amigos – se veían imágenes adornadas de diversas devociones, que fueron ubicadas junto al altar bellamente ornamentado con rosas, junto al trono de la Reina.
La indulgencia plenaria por las víctimas del terremoto
Al llamado de la Mater también respondieron sesenta y tres sacerdotes que ofrecieron la posibilidad de confesarse. Así, miles de fieles pudieron obtener la indulgencia plenaria. La Juventud Femenina de Schoenstatt invitó a los peregrinos a ofrecer esa indulgencia plenaria por los 660 fallecidos en el reciente terremoto, con la esperanza de que ellos puedan llegar rápidamente al cielo. Para el efecto entregaron los nombres de los fallecidos a los peregrinos que llegaban al Santuario.
También la Juventud Masculina de Schoenstatt ofreció a la Mater el fuego de la misericordia, realizando una carrera de postas de 26,5 Km., llevando una antorcha encendida desde el Santuario nacional de la Divina Misericordia hasta el Santuario nacional de Schoenstatt.
La hora de los voluntarios
Participaron 372 personas para recibir a los peregrinos, organizar y apoyar la logística de la peregrinación. También se contó con 3 puestos de auxilio médico atendidos por diez médicos voluntarios, con el apoyo de cuatro ambulancias y varios paramédicos. Adicionalmente participaron cincuenta scouts y cincuenta y ocho oficiales de policía y tránsito.
A las 6 hs. se rezó el Rosario y a las 7, el arzobispo de Guayaquil, Mons. Luis Gerardo Cabrera, que fue recibido con mucha alegría por los feligreses, presidió la celebración de la Sta. Misa. Concelebraron con él el obispo auxiliar, Mons. Iván Minda Chalá, el párroco del lugar, P. Juan Pedro Vicente Herrero y los Padres de Schoenstatt Eduardo Auza, José Luis Nieto y Pablo Gajardo.
Previamente había ingresado en andas la imagen monumental de la Madre Tres Veces Admirable, recibida por los fieles agitando trece mil banderitas celestes y blancas y llevada hasta su trono adornado con hermosísimas rosas.
Al fin por la Puerta Santa
Una vez terminada la Santa Misa, acompañada por el coro de Schoenstatt, los asistentes tuvieron la oportunidad de entrar al Santuario por la Puerta de la Misericordia, con la música de fondo del coro de jóvenes voces Kairos. Los peregrinos rezaban emocionados dentro del Santuario, haciendo peticiones y dando gracias por favores recibidos. Se vivieron dentro del Santuario profundos momentos de conversión.
En resumen, ¡fueron momentos de Cielo! Se sintió la presencia de la Mater y se experimentó la infinita misericordia del Padre Dios.
