PARAGUAY, por Marco Chaparro •
El tercer domingo de junio se celebró en Paraguay, como en otros países del mundo, el Día del Padre. En la Sta. Misa de las 9 hs. en Tupãrenda, el P. Pedro Kühlcke pronunció una homilía que fue todo un mensaje.
Comenzó preguntando: ¿quien es Jesús? es el Salvador, el Redentor, el Mesías… Pero ¿quien es Jesús para mí? y parafraseando esta pregunta ¿quien es mi padre, que hace papá por nosotros?
La historia de Pepito
Contó que escribió un artículo en la revista de Tupãrenda y para schoenstatt.org en este mes de junio narrando la historia de su amigo Pepito, que tuvo un papá alcohólico que golpeaba y maltrataba a su mamá, hasta que un día su madre ya no aguantó más y se separó. Pepito, con tan solo 9 años, decidió quedarse con su papá pues sabía que él no le pondría límites. Así empezó a beber, a fumar, a drogarse, especialmente en la calle con sus “amigos”. Incluso robaba para doparse, muchas veces lo hizo frente a su padre y él, de tan borracho que estaba, no se daba cuenta.
Su vida no tenía sentido. Cayó preso. En el penal entendió que Dios permitió que llegara hasta allí para conocerlo y saberse infinitamente amado por Él y su Madre. Descubrió que Dios tenía un maravilloso plan para su vida: Pepito hoy decide y reflexiona que él quiere ser un buen esposo y el mejor papá del mundo para sus futuros hijos.
Otro niño
Continuó diciendo el P. Pedro, que conoció otro niño llamado José que nació de madre soltera, que trabajaba de empleada doméstica y no podía estar con su hijo por su trabajo. José fue abuela memby hasta los 8 años, en que sus abuelos ya no podían hacerse cargo de él. Su mamá con todo el dolor de su alma lo entregó a un hogar de niños huérfanos. Allí la disciplina era muy dura, José se escapaba pero la policía lo llevaba de regreso. “¿Quien era ese niño, lo conocen? es nuestro querido Padre y Fundador José Kentenich, que toda su vida cargó con esa cruz, ese dolor de su infancia, pero no se quedó en ese dolor, haciéndose la víctima, por el contrario: regaló una gran paternidad y todos hoy estamos sentados aquí gracias a su vida”.
La misión de ser padre
El P. Pedro comentó que todos tenemos nuestras cruces, las cargamos día a día, que no dejemos que esas cruces del pasado interfieran en nuestro futuro, que aprendamos a amar, a abrazar. Y aunque no hayamos recibido ese amor, abracemos a nuestros hijos y agradezcamos a Dios porque a través de los papás nos regala la vida.
Recemos por todos los papás de nuestro país para que todos se hagan cargo de sus hijos de manera responsable y por sobre todo, estando siempre presentes.
Como siempre, al final de la Sta. Misa hubo bendición de imágenes, rosarios, y entrega de Peregrinas a nuevos misioneros.
Después se hizo una procesión al Santuario para la renovación de la Alianza de Amor y la bendición final.