PARAGUAY, por Karen Méndez García y Bernardino Portillo Marín •
El domingo 17 de abril un clima maravilloso acompañó al primer «paseo» por Tupãrenda para conocer todos los rincones y mucho de la rica historia de nuestro Santuario.
Dieciocho guardianes y dos peregrinas se unieron al paseo, todos hacían preguntas, querían saber cuando y como se fue haciendo cada parte de lo que hoy disfrutamos en ese hermoso lugar.
En el bosquecito del Padre, junto al Santuario, que fue donde más tiempo permanecimos, fue muy enriquecedor todo lo que se pudo hablar acerca del Padre y Fundador. Su obra es maravillosa, de ella vivimos cada uno de nosotros.
La historia de cada rincón
Aníbal Argüello, asesor de los guardianes, fue el relator de la historia de Tupãrenda, acompañado por Oscar Sandoval, un guardián que está estrenando su apostolado, y que aportaba con fechas precisas los conocimientos que tiene de Schoenstatt.
El recorrido finalizó aproximadamente a la 14,00 hs con unos deliciosos bocaditos hechos en Tupãrenda, para sentirnos como en casa.
El paseo de los guardianes
Karen y Bernardino Portillo habían preparado una breve presentación en PowerPoint sobre el «paseo» de los guardines, consistente en imágenes de apoyo de casi todos los lugares que se mencionan en el librito que usan los guardianes, con algunas fotos actualizadas e incluyendo algunos espacios creados luego de la última edición. En verdad hubo que actualizar muchas cosas, y sólo este trabajo acrecentó la alegría por como es hoy Tupãrenda.
«Tupãrenda – con sus 50.000 y más peregrinos cada 18 de octubre – aún se mantiene un tanto escondido, en medio de un país chico y, aunque pegado a la ruta más importante del país, sus 13 hectáreas de bosque lo mantienen oculto… hasta de los drones que no pueden mostrar la cantidad de gente a la sombra de los árboles», comenta el P. Antonio Cosp, rector del Santuario.
En total son 147 guardianes del Santuario que colaboran en la Pastoral del Santuario para que cada peregrino encuentre su camino hacia esa fuente de gracias y para que la Mater reciba allí cada vez más peregrinos.
¡En Tupãrenda se aprende como amar al Santuario!
