Publicado el 2015-12-20 In Vida en alianza

¡Padre, vamos contigo! Peregrinación al Primer Santuario Filial, en Nueva Helvecia, Uruguay

ARGENTINA/URUGUAY, por Ernestina Strata •

El pasado sábado 28 de noviembre un grupo de cuarenta entusiastas peregrinos partieron desde Buenos Aires hacia el primer Santuario Filial de Schoenstatt, en Nueva Helvecia, al encuentro de las huellas y de la persona del Padre y Fundador. Provenían de diferentes lugares de la Argentina: Tucumán, Tandil (Bs.As.), San Pedro (Bs.As.), Córdoba, Mendoza, Corrientes, Gran Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires. En Nueva Helvecia se unió una familia de Benito Juárez (Pcia. de Buenos Aires), una señora de Montevideo y otra que vive en Punta del Este. Acompañó la peregrinación la Hna. Clara María, que organizó el viaje junto con un equipo del Secretariado del Padre. Una jornada radiante los acompañó en todo momento. Al llegar a Colonia del Sacramento (República Oriental del Uruguay) abordaron un ómnibus hacia Nueva Helvecia. Durante el viaje (de una hora), contemplando la serenidad del paisaje, los peregrinos fueron conociéndose entre si y compartiendo cómo imaginaban este encuentro con el Padre José.

El intercambio distendido y los cantos se interrumpieron al divisar una ermita de la Mater hermosamente diseñada y cuidada, que anunciaba la proximidad del primer Santuario Filial.

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Un Santuario que es único en el mundo

Luego de un rico almuerzo y un breve descanso los peregrinos partieron hacia allí. Al llegar, los recibieron alegres campanadas, junto con la calidez y la alegría de las Hermanas María Laura, Marinés y M. Beatriz. Naturalmente, cada peregrino hizo un momento de oración en este Santuario tan singular, experimentando la gracia del cobijamiento que la Mater siempre regala en su casa. En esta atmósfera, cada uno fue encontrándose con el Padre y fue presentándole todas las personas que llevaba consigo, como así también las preocupaciones y los anhelos.

Huellas del Padre

Posteriormente, con la guía de la Hermana Marinés, recorrieron las huellas del Padre. El recorrido comenzó por el Colegio Mater Ter Admirabilis, que se encuentra al lado del Santuario. Fue un camino hecho oración – reposado y expectante a la vez – por el que condujo la Hermana, ofreciendo numerosos datos de la historia, anécdotas y detalles. Allí todo anunciaba, recordaba y actualizaba el paso, la presencia y la cercanía del Padre y Fundador, que cada peregrino vivió como un regalo único y singular.

Después de una merienda compartida en el jardín, todos regresaron al Santuario. Allí escucharon extractos de una charla de la Hermana M. Úrsula, en los que narraba cómo se había gestado en ese Santuario la primera alianza filial. Luego, algunos peregrinos sellaron y otros renovaron su alianza filial, asumiendo conscientemente la herencia del Padre y Fundador, procurando ser hijos confiados, solidarios y misioneros. También se escuchó la historia de la ermita recientemente bendecida en Punta del Este. La MTA se vale de los instrumentos más increíbles para llevar adelante su trabajo de evangelización.

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Un momento para experimentar la Iglesia universal

Finalmente, con mucha alegría, la peregrinación participó en la Santa Misa en la parroquia de Nueva Helvecia.

Al día siguiente nuevamente fue un regalo la jornada luminosa. En el Colegio vieron una proyección sobre la historia de Schoenstatt en esas tierras y luego concurrieron a la parroquia. Allí la Eucaristía fue presidida providencialmente por el Obispo de Lodi –Italia – que se encontraba visitando al párroco del lugar, también italiano. Ambos, junto con otros sacerdotes, se acercaron luego hasta el Santuario, para saludar y rezarle a la Mater.

Encuentro con el Padre Kentenich

Una vez de regreso al Santuario se encontraron nuevamente con Padre José para expresarle qué le respondía cada uno – en la intimidad de cada corazón y dejándolo por escrito en un corazoncito de papel – a su entrega paternal y a su renuncia total por cada uno de sus hijos. Cantando depositaron esos corazoncitos en la tinaja que recibe los aportes al Capital de Gracias, y cada uno recibió una vela encendida, signo de la presencia del Padre en sus hijos.

Antes de tomar el Buquebús, hicieron un paseo por la histórica ciudadela de Colonia, disfrutando de una tarde primaveral. No faltaron los juegos y las mímicas junto al Río de la Plata, en la hermosa costanera de Colonia.

Y así comenzó el regreso, alegres por el encuentro y con la certeza de que la Madre y Reina seguirá conduciendo a sus hijos a una relación profunda y personal con el Padre y Fundador y, a través de él, con el Padre Dios.

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