Publicado el 2015-10-07 In Vida en alianza

¿Cómo contar lo que pasó en la ordenación a los que no estuvieron?

Algunas indicaciones a modo de crónica – por Juan María Molina – Unum in Christo, Colegio Mayor, Bellavista, Chile •

Lo acontecido el pasado sábado en la capilla de Bellavista nos confronta a un gran desafío que seguramente todos atravesamos en estos primeros días: contar lo que pasó. Es que, como les pasaba a los primeros, nosotros tampoco podemos callar lo que hemos visto y oído. En este desafío siempre hay muchos recursos a los que seguramente todos hemos recurrido en el correr de las horas. Así ante la típica pregunta del “¿cómo estuvo eso?”, hemos tenido que esbozar respuestas que no siempre logran transmitir el núcleo de la cuestión. Repetimos adjetivos sin usar sustantivos, artículos ni otras figuras gramaticales que nos enseñaron en la primaria y así decimos: “estuvo buenísimo, emocionante, notable, maravilloso, extraordinario, sublime…”. También apelamos a la experiencia que pudo haber tenido el que pregunta a riesgo de encasillar a esta ordenación como una más: “buenísima, vos sabés como son estas cosas”. Otra alternativa -de los creadores de “cuandoDiosllamallama”- es responder haciendo referencia al precioso misterio que está detrás: “fue muy de Dios”. Sin duda todas estas respuestas son correctas, pero no se trata aquí de dar respuestas correctas sino del desafío cristiano de siempre lograr hacer comunicable una experiencia religiosa, una experiencia espiritual. Y así lanzarse, aceptando “que me queden cortas las palabras, cuando hablo de Ti”. Me animo a compartir algunas impresiones para responder a esa pregunta y ayudarnos mutuamente. A menudo, lo que queda no es tanto lo que pasó en sí mismo, si no lo que se contó. Por eso van algunos detalles que no pueden pasarse por alto.

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Hubo mucha gente

Primero, siempre es bueno dar el marco de referencia. Contemos que hubo mucha gente. Pero tengamos cuidado que el acento no esté puesto en la palabra mucha si no en gente. La ordenación logró ser un pequeño milagro de comunión. “¡Koinonía!”, me gritan por lo bajo. Y es cierto. Una y otra vez cuando Jesús llama y convoca, nos reúne, nos hace Iglesia y así somos Uno. No es menor que la presencia haya sido de personas de distintos sectores de Santiago. Sin pretensiones de dobles lecturas, no puede pasarse por alto la significante presencia de amigos llegados de varios lugares del país e incluso más allá de las fronteras chilenas. La comunión es fruto del Espíritu.

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Siempre es hoy

Segundo, podrá subir de categoría citando a San Agustín. Podrá recordar su frase que vimos en distintos momentos de nuestro bienio filosófico: “la eternidad es un eterno presente”. No estoy seguro de que quiera significar esto, pero a menudo pasa que los momentos de Dios corren por otros canales temporales. Tanto es así que dejan en ridículo la pretensión de fijar tiempos para una experiencia que supera esa dimensión. De esta manera, pasado, futuro y presente, se conjugan en un hoy. Era el pensamiento que Dios despertaba en mi corazón al ver al Paí[1] –Mons. Francisco Pistilli- presidiendo la Eucaristía y ordenando a dos de sus novicios. No vamos a andar con cosas, nadie estaba demasiado cambiado. Somos los mismos. Y el tiempo es como si no hubiera pasado. Tal vez convenga citar a otro filósofo que expresaría esta misma dimensión cantándolo: “siempre es hoy y es parte de mi ser”[2]. Deténgase en explicar las vueltas de la vida que todos dieron para que se de este reencuentro… o sencillamente invite a contemplar cómo siempre es hoy.

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El Messi de los obispos

Tercero, ya que estamos hablando de Mons. Francisco Pistilli, será oportuno destacar que logró generar un clima cálido y fraterno solo con los agradecimientos iniciales. Tal vez el secreto haya sido que sencillamente fue el Paí: el mismo al que siento cercano y a quien escucho, a pesar de la distancia o el desconocimiento. El mismo que confesó ni bien empezó: “hoy me renuevo en la fe al ver cómo Dios confirma la Alianza de Amor, que lo que Dios comienza lo acompaña y lo conduce a buen término”. No sé si exactamente en este momento, pero esa introducción desparramó las primeras lágrimas. Sin demasiado conocimiento del rubro, para mí es como el Messi de los obispos: sin ponerse en el primer lugar, hace jugar a todos y ama profundamente este deporte.

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Quiero ser tu amigo Jesucristo

Cuarto, el coro. Puede decir que fue el coro del Colegio Mayor, más allá de quiénes hayan sido, será justo decir que estuvo muy bonito. Los expertos habrán identificado matices, luces, sombras, altos, bajos y podrán enumerar los instrumentos que se ejecutaron. Creo que eso no suma tanto. Sí suma a esta crónica, la maestría en la elección de cantos para combinar algunos populares con otros desconocidos. Entre todos ellos la canción que nació del P. Esteban Gumuccio, que agrupó Cristian Abud y musicalizó Gonzalo Villaseca, que tan bien logra expresar la hermosa aventura de la vocación sacerdotal: “quiero ser tu amigo Jesucristo”[3]. Y si el camino al sacerdocio es un camino de irse haciéndose buen amigo de Jesús, créanme que el sábado Felipe y Gonzalo lograron abrazarse con Él. Fuerte. Se hicieron Uno en Él.

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Los amó primero, siempre primero

En quinto lugar será bueno hacer referencia a la prédica aunque las palabras que se puedan leer siempre quedarán apocadas frente a las palabras que pudieron ser dichas. A riesgo de eso, recordar algunas de estas frases que el Paí logró esquematizar en cinco puntos. Primero, que Cristo nos amó primero y puso la medida del amor y de ahí que “sentados a la mesa de Cristo, los amigos fueron asumidos con sus pies sucios y lavados, en la misericordia que los eternizó como apóstoles para conmemorar con sus vidas la verdad de ese Jesús que los amó primero; siempre primero”. Segundo, que el distintivo del amor es amar como Él por lo que “el camino del discípulo es vivir en el amor de Cristo, con Cristo, no con ideas <yo>… “ y que por eso mismo hizo la advertencia a que “no se dejen seducir y engañar por la fantasía narcisista del que piensa que es mejor que el otro”. Tercero, que el ministerio de amar con Cristo en la madurez del amor implica “elegir amar a Cristo, como Cristo, a cada oveja que es elegir liberarse del yo que pretende ser el primero”. Finalmente los llamó a dar testimonio de la felicidad que llena los corazones y hace que la misericordia desborde para lo cual les recomendó que “no dejen de añorar el infinito, ese horizonte inalcanzable, ese mar sin límites, ese universo sorprendente, fruto de quien nos amó primero y nos sanó para que nos amemos en su amor”.

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Postales de eternidad

En sexto lugar, para terminar, puede describir algunas de esas imágenes que quedaron guardadas en la memoria y en el corazón como si fueran postales de eternidad. Como la de ese grupo de señoras muy mayores que en el momento de la comunión se acercaron a recibir a Jesús por el pasillo central y al ubicarse delante del P. Gonzalo Illanes le tomaban el hombro y el cuerpo de Cristo; que tal vez sea como lo mismo. O la historia de ese entusiasta señor llegado de Iquique en representación de toda la Familia de allá quien me contó que venían rezando desde hacía diez años por la vocación de Gonzalo en cada misa de domingo. También podrá sumar que cuente que había un grupo de abanderados del colegio de Felipe que también se hicieron presentes portando las banderas del colegio del que fue alumno años atras. Imágenes, palabras, emociones, y todo junto para contener algo de lo vivido y compartido en esas horas de gracia.

Seis puntos nada más que tal vez ayuden a agradecer, alabar y compartir al Señor. El mismo que los llamó. Él mismo nos sigue llamando. Y cuyo misterio vocacional nos desborda tanto. Si todo esto no es suficiente solamente habrá espacio para hacer silencio, doblar la rodilla y volverse a saber Dilectio Patris.

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Y cuando le pidan que cuente sobre las primeras misas, avise que en Facebook hay muy buenas fotos.

Primera Misa P. Felipe Pérez

Primera Misa del P. Gonzalo Illanes

Mas fotos de la ordenación sacerdotal

[1] Termino en guaraní para referirse a un sacerdote.
[2] Gustavo Cerati
[3] Canción que formará parte del Disco que está preparando el Colegio Mayor

 Video de la transmisión en vivo

Hay también un relato escrito por el P. Mariano Irrureta, en la pagina oficial de los Padres de Schoenstatt

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3 Responses

  1. queca Espinoza dice:

    Hermoso y emotivo articulo, el regalo de dos hombres más para la Gloria de nuestro Señor.
    Les deseo a los dos nuevos sacerdotes lo mejor: » mucha salud para aguantar tanto trabajo, mucha esperanza para poner luz donde ven tinieblas, mucho amor para seguir encendiendo la llama de schoenstatt», (extraído de algún articulo de schoentatt.org.) Le pido a la Mater interceda por bendiciones para ustedes y que se cumplan todos sus anhelos.
    Me encantó ver al Padre Jaime Salazar en la foto en la puerta del Santuario el fue nuestro asesor de las ramas femeninas, le guardo una especial gratitud y admiración. Reciban un fuerte abrazo desde Lima-Perú. queca espinoza

    «Con amor filial recuerda las fechas que más que números son lazos de unión y amor». Padre José Kentenich

  2. MA. Cristina dice:

    Como colaboradora de Acogida del Santuario de Bellavista, me tocó el privilegio de estar allí. Lamentablemente, para mi tuve que ser una espectadora sólo desde fuera de la Iglesia del Espíritu Santo. Estaba en informaciones de turno. Mi piel se puso de gallina, al empezar a escuchar las campanas y ver esa fila interminable de hombres de Dios vestidos todos de blanco. Mi emoción no podía más de igual modo pude tomar fotos de lejos. Fui escuchando desde mi lugar de servicio, como transcurría esa ceremonia. Di gracias a Dios y la Mater, que me eligió en ese día para estar allí, aunque fuera desde lejos. Ese milagro espiritual regocijo mi alma e hizo brivar todo mi ser. Maravilloso el haber estado en mi Santuario en ese día.

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