Publicado el 2013-12-21 In Vida en alianza

La Navidad se pasa en familia

ITALIA, Federico Bäuml. Este domingo hemos tenido la tradicional cena de Navidad del grupo de jóvenes, ocasión para estar juntos y saludarnos antes de las (merecidas) vacaciones.

 

 

 

Donde hay dos o tres…

A partir de este año, en la Parroquia de los Santos Patronos, hay una novedad: la Misa de las 19.30 es la Misa de los Jóvenes. Se celebra en la capillita, donde la luz es difusa y los lugares para sentarse no son muchos, pero la atmosfera de intimidad es increíble. Una apuesta, un riesgo, la aventura de crear un momento especial, que se diera en el interior del equilibrio parroquial y que al mismo tiempo fuera “nuestro”, en la más amplio significado que a este adjetivo se le pueda dar. Una apuesta, ahora se puede decir, súper ganada. Ver nuestra capillita, literalmente “desbordada” porque no había más lugar ni para poner una silla, fue una alegría, y no importa si la primera lectura esta vez fue en alemán, al contrario, ese aire internacional, la hace más hermosa.

Todo está bajo la mirada, sin dudas, divertida de la Mater colocada sobre nuestro pesebre, chiquito, simple, justo como nosotros.

Jesús nos ha enseñado que donde se reúnen dos o tres en su nombre, Él estará en medio de ellos. Si después esos dos o tres se convierten en cuarenta y cinco, ojalá delante del pesebre (esta vez el grande, es bellísimo) mientras le dirigen a María la oración de la Alianza, se puede también hacer una transgresión a la tradición y poner enseguida al Niñito entre María y José, y festejar el Nacimiento de Jesús en lo íntimo de nuestro grupo.

Cada uno lleva algo

La tradición quiere que en la cena de Navidad cada uno lleve algo. Y todos, hasta el último, tienen en el fondo miedo de que nos quedemos sin comer: miedo que, justamente será desechado en el momento en que nos damos cuenta de que con la comida que tenemos, podríamos hacer por lo menos tres cenas de Navidad. Porque nosotros somos así, tenemos muchos valores, pero el de la coordinación no siempre nos pertenece. Pero también esto forma parte de que cada uno lleve algo. Porque, en efecto, que cada uno lleve algo no es solo lo que se estila para la cena, sino lo alternativo como la pizza o a la cena que se cocina en el momento.

Cada uno lleva algo es la esencia  de lo que somos. El Papa Francisco nos lo ha explicado magistralmente regalándonos la metáfora del poliedro y de la esfera: la unidad en la diversidad. Cada uno lleva algo, su sonrisa, su alegría, su espíritu de servicio, el deseo de ponerse a disposición, su talento, su olvido de responder a los mail, el estar siempre corriendo, el frenesí, pero también el deseo de buscar un consejo o de un renacer.

En esta óptica también  encuentra espacio la solidaridad, con un pensamiento sobre las personas menos afortunadas, a las que hemos podido regalar a quien no tiene sustento, sin demora, mantas de modo de devolverles su Navidad, en cuanto sea posible, un poco menos triste.

Cada uno con su originalidad, con sus valores, defectos y tradiciones, sin poner etiquetas, porque finalmente el grupo es uno solo, y está compuesto de esos dos o tres símbolos.

Navidad no es una fecha, es un estado de ánimo

La Navidad se pasa en familia. Existen,  síntomas inequívocos de donde podemos comprender si durante el tiempo natalicio, se está en familia o no.

El primero es claramente la comida, que en verdad a nosotros no nos falta. El segundo, sin dudas, es la lotería, clásico juego natalicio al que ninguno, al principio, quiere participar, salvo después de haber extraído el primer número, concentrándonos increíblemente en el propio cartón con la esperanza (nunca declarada y muy escondida detrás de la clásica frase “total nunca gano”) de acapararse uno de los premios, volviendo la mirada gruñona sobre el resto “vaya por uno”

Si es verdad que dos indicios son una prueba, una parte (muy grande) de nuestra Navidad en familia, ya la hemos disfrutado.

Navidad es también esto, pero no solo esto. No es una fecha, es un estado de ánimo. La imagen del pesebre es la clave de lectura para aferrarnos cuando se necesita poco para crear un clima confortable también allí donde no parezca que se pueda estar confortable.

Navidad es el único cumpleaños en que es el homenajeado hace regalos para los otros. Y para que de verdad sea Navidad, bastará simplemente recordarlo y predisponer nuestro corazón para que Jesús nazca en nosotros y pueda ser Navidad un poco más seguido.

He aquí, porque Feliz Navidad es el augurio más hermoso, porque contiene en sí a todos los demás.

Original: Italiano. Traducción: Rosita Ciola, El Palomor, Argentina

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