VENEZUELA, Mercedes Manrique. Soy devota de la Virgen de Schoenstatt desde que llegó a mis manos su novena en el año 2011, cuando me encontraba en una situación de mucho dolor y sufrimiento. La recé y continúo rezándola con fervor y fe. A la par de esa situación, me encontraba preparando un trabajo de investigación para presentarlo en un Congreso Médico en Suiza, cuyo tema es sobre el apoyo psicológico a pacientes con cáncer de mama, actividad a la que me dedico como profesional de la psicología clínica. La novena que recibí venía del Santuario de Querétaro en México y llamé por teléfono para pedir que le ofrecieran desde allí a la Virgen mis oraciones y encomendarle a mis hijas y a su papá, como también para que me ayudase para poder viajar al congreso y presentar mi trabajo que ya había sido aprobado, pues no tenía los medios económicos para viajar.

Cuál fue mi sorpresa cuando encuentro que en la ciudad donde se realizaría el Congreso hay un Santuario de la Virgen… y para mayor sorpresa la fecha de presentación de mi trabajo estaba pautada para el 18 de marzo de 2011. Gracias a la Virgen y recordando siempre las palabras de la Alianza “nada sin ti nada sin nosotros”, toqué todas las puertas que se me presentaron como posibilidades y al fin, pocos días antes de la fecha en que debía partir, pude encontrar a aquellas personas que me ayudaron y reuní el dinero necesario para el pasaje y mis gastos…

Apenas llegué a la ciudad donde se efectuaba el Congreso, St. Gallen en Suiza, pregunté por la dirección para visitar el Santuario y agradecer a la Virgen.  Mi sorpresa fue que quedaba muy cerca del sitio del Congreso. Fue algo maravilloso sentir cómo la Virgen me ayudó y me permitió estar allí presente con Ella y con mi trabajo, justamente el día de celebración de la Alianza. Desde entonces me siento agradecida y he llevado su palabra a través de la novena a quienes pueda ayudar.

En este momento, estaba buscando nuevamente el teléfono del Santuario de la Virgen en Querétaro para agradecer todos los favores y gracias que mis hijas, su padre y yo hemos recibido en estos últimos meses. Observo en el mapa de santuarios de Schoenstatt en el mundo, que en Venezuela no tenemos un Santuario de la Virgen.. Me pregunto si ustedes pueden informarme si eso sería posible y cómo hacer para que exista en Caracas un primer Santuario de Schoenstatt.

El Santuario ya existe en mi corazón

Un día después de enviar esto a schoenstatt.org y de recibir respuesta, 18 de noviembre:

Gracias por su pronta respuesta y sus hermosas palabras. Ellas me han hecho sentir que el santuario de piedra que ayer creí que Caracas necesita, ya existe en mi corazón, y gracias a sus palabras he podido reconocerlo.

Cuando leí la novena por vez primera, lo que más me ayudó fueron los ejercicios que día a día me recuerdan  cómo seguir el ejemplo de La Virgen, tanto como Madre e Hija de Dios. Más de una vez, al encontrarme en situaciones que me producían gran temor y sufrimiento, recordaba mi ejercicio, lo ponía en práctica y venía el sosiego y la serenidad. Así lo he hecho y sigo haciéndolo.

Siento que las coincidencias y casualidades que constato, como por ejemplo: que nos conozcamos en una fecha como hoy, o cuando me ocurre, como me sucedió esta tarde,  que necesito saber de un ser querido y se lo pido a la Virgen y sólo transcurren unos minutos para que de la nada escuche la bocina del carro que está a mi lado y  allí está sonriéndome la persona de quien quería tener noticias…siento entonces que la Virgen me recuerda que está allí, a mi lado; que me escucha y me responde con la  dulzura y el amor de una Madre que quiere, acompaña, orienta y  protege a sus hijos.

Comprendo perfectamente lo que supone  la construcción de un Santuario de piedra, y cuando leí  lo que significaría  mantenerlo, no sólo económicamente, pensé: Dios mío, no voy a tener el tiempo para poder con el trabajo y la labor que eso implica; y en seguida me dije: pero si no estaría sola, y recordé la palabras de la Alianza que hacen posible que todo anhelo, deseo y necesidad que le confiamos a la Virgen y que le pedimos le presente a su amado Hijo,  será respondido de la manera en que Dios disponga sea para nuestro bien..

Con mucho agradecimiento espero el próximo paso, con la confianza que Dios hará lo que sea mejor.

Cuando envié ayer mi testimonio sentí como si lo lanzara en una botella al mar. Me siento agradecida de que usted lo haya recibido y pueda responderme. Con todo gusto puede publicarlo en la página Web.

VENEZUELA, Mercedes Manrique. Soy devota de la Virgen de Schoenstatt desde que llegó a mis manos su novena en el año 2011, cuando me encontraba en una situación de mucho dolor y sufrimiento. La recé y continúo rezándola con fervor y fe. A la par de esa situación, me encontraba preparando un trabajo de investigación para presentarlo en un Congreso Médico en Suiza, cuyo tema es sobre el apoyo psicológico a pacientes con cáncer de mama, actividad a la que me dedico como profesional de la psicología clínica. La novena que recibí venía del Santuario de Querétaro en México y llamé por teléfono para pedir que le ofrecieran desde allí a la Virgen mis oraciones y encomendarle a mis hijas y a su papá, como también para que me ayudase para poder viajar al congreso y presentar mi trabajo que ya había sido aprobado, pues no tenía los medios económicos para viajar.

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