Publicado el 2011-11-23 In Vida en alianza

Comuniones en la ermita de Nogoyá

ARGENTINA, Julieta Gabirondo. El viernes 18, diez niños recibieron, por primera vez, la Eucaristía. Fue una jornada de sol, alegría y emoción.

 

 

 

 

 

El sol que lo iluminaba todo, las margaritas florecidas y la casa de la Mater embellecida para la ocasión fue el marco en el cual el 18 de noviembre, diez niñas y niños tomaron su primera Comunión en la ermita del barrio Chañar en la localidad de Nogoyá.

Un evento que quedaría en sus memorias para siempre

Desde temprano los niños empezaron a llegar con una sonrisa que demostraba su alegría por recibir por primera vez a Jesús vivo en la eucaristía. Las nenas parecían unas princesas, sus túnicas blancas y los peinados que las mamás les habían realizado especialmente para la ocasión lo confirmaban. Los varones no se quedaron atrás y también estaban acorde a este evento tan importante que quedaría en sus memorias para siempre.

Luz para el mundo

Pasaron los minutos y luego de la confesión llegó el momento de celebrar la Santa Misa, en la cual el padre que presidió la ceremonia los insto a ser fieles a Jesús y a agradecer a sus padres por haberles transmitido la fe en Cristo y la Iglesia. Una fe que se materializó cuando comulgaron por primera vez, seguidos por los ojos expectantes de familiares que sacaban fotos y observaban emocionados. Luego, las mamas pasaron junto a sus hijos y les entregaron una vela, como símbolo de la luz que ellos de ahora en más deberían ser para el mundo, al mismo tiempo que se leyó una oración en agradecimiento a todos los que habían posibilitado ese momento.

Desde la ermita la Mater observaba todo…

Fue el cierre de un largo camino de preparación en donde guiados por los catequistas y todas las personas que sábado a sábado se esmeran en dar los mejor de sí, los chicos aprendieron y crecieron espiritualmente, siempre en un marco de solidaridad y respeto hacia el prójimo.

Una vez concluida la ceremonia los presentes disfrutaron de tortas y gaseosas que todos habían traído para compartir mientras los pequeños repartían estampas y las familias se saludaban. Desde la ermita la Mater observaba todo y es que ésto, como todo, fue gracias a Ella.

 

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