Publicado el 2009-09-16 In Vida en alianza

¡Las Misiones son posibles! De una ida loca a una locura de amor

Misiones 2009 ALEMANIA, Theresia Rutzmoser. Imagínese que suena el timbre de su casa. Abre la puerta y ante ella están dos jóvenes con una imagen de la Virgen en sus brazos. Se presentan como un grupo de jóvenes católicos que quieren hablar sobre la fe y que además invitan a participar en diversos actos en la parroquia. ¿Temerario? ¿Valiente? ¿Insólito?

Esta escena no ha sido inventada: se ha hecho realidad cientos de veces. Sucedió durante las Misiones 2009 «Vivir la fe», que se realizaron por primera vez en suelo alemán desde el 30 de agosto hasta el 6 de septiembre de 2009 en Ginsheim, un barrio del municipio de Ginsheim-Gustavsburg, en la diócesis de Maguncia.

 

Esta escena no ha sido inventada: se ha hecho realidad cientos de veces. Sucedió durante las Misiones 2009 «Vivir la fe», que se realizaron por primera vez en suelo alemán desde el 30 de agosto hasta el 6 de septiembre de 2009 en Ginsheim, un barrio del municipio de Ginsheim-Gustavsburg, en la diócesis de Maguncia.

Misioneros en las calles de GinsheimMisiones, es una iniciativa de jóvenes cristianos que no solamente sueñan con una Iglesia viva, sino que quieren dar un testimonio concreto de ello, según reza el volante . Misiones: es, desde hace años, en Sud y Centroamérica, en España, Portugal y en Italia, una experiencia de fe y de evangelización de una eficacia indescriptible, experimentada en estos países por jóvenes de Alemania, y que ahora ha llegado a su propio país, y también a Suiza, una semana más tarde. Para el grupo misionero, integrado por 17 jóvenes, tres Hermanas de María, un Padre de Schoenstatt y un diácono, significó vivir durante una semana en el centro parroquial de la parroquia Santa María, de Ginsheim, visitar a los vecinos y conversar con ellos, rezar por sus intenciones y organizar actividades para jóvenes y adultos. ¿Por qué sacrificaron ellos diez días de su sus vacaciones anuales o semestrales?. Lo expresa su lema: «Encenderemos la fe como apóstoles de tu alegría!», que expresó la motivación de los jóvenes y fue el lema que día a día los impulsaba a la conquista.

Enviados con la cruz de la misión, la Virgen Peregrina y una camiseta de color amarillo chillón

Para partir hacia este osado proyecto era imprescindible el envío,la bendición, que tuvo lugar nada más ni nada menos que en el Santuario Original. Conscientes de que la responsabilidad de lo que pasara en las misiones la tiene el jefe -Dios y la Mater-, se pusieron a su disposición como instrumentos. Como signo de esto, recibieron solemnemente la cruz de la misión -regalo de España -, la imagen de la MTA y una camiseta de color amarillo chillón con el logo de las misiones.

Con ella no era precisamente discreta la imagen de los misioneros cuando se presentaron en la parroquia, en la misa del inicio (se llaman misioneros en Alemania también, para destacar la experiencia profunda que tuvieron en las misiones en España y Sudamérica). La reacción de los feligreses en la misa fue de sorpresa, escepticismo y de una gran expectativa, pero siempre amistosa y receptiva. Así no fueron difíciles los primeros contactos. El domingo por la tarde se integraron los portadores de alegría de color amarillo con el pueblo en la fiesta del cuerpo de bomberos.

De dos en dos, casa por casa

MisionandoCuando se concretaron las misiones, cuando los jóvenes fueron de dos en dos, casa por casa, de persona a persona, las experiencias no pudieron ser más diversas: muchas puertas no se abrieron, o les respondieron por el portero automático que no tenían interés. Raras veces recibieron insultos o los confundieron con Testigos de Jehová; a menudo tuvieron conversaciones sorprendentes y amables por encima del cerco del jardín, y de vez en cuando surgieron conversaciones muy profundas, en las que la gente les confió a los jóvenes sus deseos y necesidades, cuando compartieron con ellos la alegría de tener fe o cuando tuvieron la bendición de rezar en común.

Una pareja de misioneros contó su encuentro con una anciana: al principio no quería saber nada de ellos, pero luego estuvo dispuesta a conversar. Les contó de su esposo, que había muerto hacía poco y que justamente ese día era el aniversario de su casamiento. Finalmente los invitó a entrar en su casa y hablaron largamente. Al final rezaron juntos un Padrenuestro. Cuando se despidieron, la señora les dijo que hacía mucho tiempo que no había tenido una conversación tan buena, y que ella creía que esa visita de los misioneros era un saludo de su marido, que también era suabo, como se notaba inconfundiblemente en uno de los jóvenes.

Este es uno de los muchos grandes y pequeños encuentros que hacen de las misiones algo único y especial, y con los que se podría escribir todo un libro.

Se quedaron después de la oración vespertina

Rosario Iluminado en la parroquiaEn las visitas a las casas, los jóvenes invitaban a la gente a los actos que ellos mismos habían preparado en la parroquia. Así, por ejemplo, ofrecieron un variado programa para niños, una noche para los jóvenes en torno a un fogón con un taller sobre las relaciones, y una cena a la luz de las velas para matrimonios, en la que además de la buena comida, se dieron motivaciones sobre la comunidad matrimonial. Además los jóvenes prepararon diariamente una oración vespertina en la parroquia, con oraciones, cantos, velas y danzas. Julia, una de las colaboradoras, contó: «Después del último canto la gente se quedaba sencillamente sentada allí. Les decíamos que la oración había terminado y que podían irse, pero seguían allí… Entonces los invitamos a continuar cantando y así nos quedamos sentados en el templo y cantamos las canciones que ellos deseaban. ¡No querían irse!

Una de las Hermanas que los acompañó, contó de un hombre que desde hacía décadas vivía junto a la iglesia, pero que no la había pisado jamás hasta ese momento: «Cuando le preguntamos si le había gustado la oración vespertina, se puso a llorar».

En el hogar de ancianosEn hogares de ancianos o en escuelas….

Entre las actividades de los jóvenes estaba prevista también una visita al hogar de ancianos, a la que fueron provistos de guitarras y un repertorio de antiguas canciones populares. Los jóvenes ofrecieron su tiempo y su amabilidad a estas personas mayores.

Otro grupo visitó la escuela integrada (que reúne en un solo edificio la enseñanza primaria, media y el bachillerato), donde preparó varias horas de catequesis, que generó un gran entusiasmo en los alumnos. En los pequeños grupos que formaron en cada clase, los chicos discutieron con mucho fervor sobre Dios, sobre su fe y sobre el mundo.

En la iglesia parroquialDurante todo el apostolado de las visitas puerta a puerta, hubo un lugar de la parroquia donde todo el grupo se reunía siempre: la capilla bautismal. Fue como un centro espiritual, cálidamente preparado como santuario de las misiones. Allí se encontraban los jóvenes para la oración de la mañana antes del desayuno, y al final del día, después de la oración vespertina. De allí partían al encuentro con la gente de la comunidad, equipados con un impulso para ese día. Hacia allí dirigían sus pasos cuando regresaban de las visitas domiciliarias y presentaban a Dios todo lo vivido, las personas visitadas y sus intenciones. Y salían de la capilla bautismal acompañados siempre por la oración de alguien que quedaba ante el Santísimo por los que iban de puerta en puerta, de la misma manera que incontables personas, tanto en Alemania como en todo el mundo, acompañaron con su oración los primeros pasos de las misiones en suelo alemán.

Oración de los misioneros¡Desde aquí, un cordial «que Dios se los pague» a todos los que nos apoyaron con su oración! Deben saber que no podíamos hacer solos esta experiencia, nos dieron mucha fuerza y confianza.

Donde dos o tres se reúnen en mi Nombre…

¡Qué hubiera sido de las misiones sin la honda comunidad de los jóvenes! En los almuerzos se oía sólo el griterío salvaje de los 22 jóvenes que contaban sus experiencias en las visitas a las casas. El intercambio sobre las vivencias con la gente les daba sobre todo ánimo y fuerzas cuando una pareja de misioneros volvía algo deprimida porque durante la mañana se les cerraron todas las puertas. En todas las situaciones, todo el grupo compartió tanto el «éxito» como el «fracaso».

También abundó la diversión en la comunidad, porque la alegría es algo propio del apóstol. No tenían un programa establecido para las reuniones nocturnas: cada uno hacía un aporte creativo. Por ejemplo, los jóvenes se divirtieron a lo loco cuando la consigna era cenar con una mano atada a la de su vecino de mesa. Y los juegos sencillos en común hicieron que las noches se extendieran más allá de lo planeado.

Esta semana me encontré mucho más de cerca con la fe y con Dios

MisionerosEste desafío comunitario de las misiones, el tener un objetivo común, encendió de nuevo la fe, formó una comunidad intensa de efecto contagioso. Un joven de Ginsheim con el que conversaron dos misioneros en una parada de ómnibus, y al que invitaron a acompañarlos, participó todos los días del programa interno del grupo: misa, reunión de la tarde y oración de la noche. A pesar de todos sus cuestionamientos sobre la fe, se sintió como pez en el agua en el grupo y el último día incluso fue con ellos a llamar a las puertas y a conversar con la gente. Cuando se despidieron dijo: «Esta semana me encontré de nuevo cerca de la fe y de Dios. ¡Espero que nos veamos de nuevo!»

Jamás estuve tan cerca de Dios como en estos días

Lo que pudo expresar en palabras ese joven se sintió también en la Eucaristía final de la semana: gratitud por el compromiso y el ejemplo de los jóvenes y por el renovado entusiasmo que llevaron a la parroquia. Uno de los feligreses, que el domingo anterior había preguntado muy críticamente por qué querían misionarlo si él ya era católico, dijo al final de las misiones: «Me quito el sobrero ante lo que ustedes han hecho aquí. Esto es algo bueno, seguramente han hecho reflexionar a mucha gente ¡síganlo haciendo!»

¡Es posible! Misiones 2009 Ginsheim - Fotos: Johanna BeckerRostros radiantes, cordiales abrazos y ojos humedecidos en la despedida, fueron signos seguros de que algo se movió en los corazones de la gente de Ginsheim. Pero no solamente en los de ellos, también Dios obró en el interior de los misioneros. Así lo expresó un joven al evaluar las misiones: «Jamás estuve tan cerca de Dios como en estos días.»

Envío en el Santuario Original

Álbum de fotos

2 Responses

  1. Hna. M. Andrea (Argentina) dice:

    ¡Felicitaciones a todos, Padres, Hnas. chicas y muchachos" Es algo magnífico lo que han logrado, una vez más se ha comprobado que "Ella es la Gran Misionera" Y que realmente obra milagros.
    Me ha emocionado muchísimo el compromiso de cada uno, los testimonios… me he quedado rezando por la señora viuda y por el vecino de la parroquia, que lloró de emoción al participar en la oración con ustedes… ¡Hacen honor a la bandera de la Unión Europera, son la corona de la Reina Inmaculada! Con seguridad ese fuego se propagará a todo el continente…

  2. Jorgelina dice:

    que bella nota!! felicitooo a todos los misioneros , la verdad que no debe ser nada facil misionar en Europa pero mientras este la gracia todo lo podemos en Cristo porque el guia nuestra vida .
    Es super admirable , la verdad que no me entere de estas misiones pero acompañe en la oracion todos los dias a las misiones de Suiza!!! asi que siempre unidos en la oracion con esta hermosa corriente de vida que ha surgido en aquellos pagos .

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