Publicado el 2009-09-29 In Vida en alianza

Desde la cumbre, conquistamos tu sueño Padre José

Pioneros del Santuario de San Fernando, Chile - Fotos: Mauricio DonosoCHILE, Mauricio Donoso. La Juventud masculina del Santuario Las Rosas de María, en San Fernando, Chile, coloca la primera piedra de su trabajo para esta nueva etapa como rama en Chile. Es un sábado por la tarde en el valle de Colchagua, y un grupo de jóvenes sube un cerro, aún con la luz del sol que les alumbra con fuerza, que los alienta a subir más y más arriba… Llegan a la cima, ven el valle desde la altura, tratan de identificar lugares que conocen abajo en la ciudad… reconocen su colegio, algunas casas hacia el sur… ¿y hacia el norte? ¡El Santuario!


Pioneros de San Fernando, subiendo...Sí. Son los Pioneros de Schoenstatt. Es la rama de San Fernando que  subió hasta la cumbre del cerro que acompaña al Santuario Las Rosas de María (a 140 km al sur de Santiago) para construir una primera piedra. Para levantar un fundamento. Para desde este punto construir más historia y encender más corazones para «la Mater», como casi todo Chile llama a la Madre Tres veces Admirable de Schoenstatt. Estos jóvenes suben cerros, caminan kilómetros, van de campamento, dejan de dormir, todo por la Mater…

¡Y vaya si es así! Desde el día anterior se congregaron en el Santuario para realizar su jornada mensual como rama de juventud masculina, y junto al P. Raimundo Costa, su asesor, y a su jefe de rama, Matías Soffia, revisaron su historia, vieron a San Pablo como un pionero amigo, recordaron a los héroes de Schoenstatt: las Cruces Negras… Hans Wormer, Max Brunner, José Engling, Adolf Baldauf… y un chileno: ¡Mario Hiriart! Todos héroes que lucharon en sus vidas por ser santos, por ser el hombre nuevo en el mundo nuevo, por su Reina: la Mater.

Todo nació con una promesa

Piedra fundamentalRecordar el «¡Ave Imperatrix, morituri te salutant!» de Brunner o el «Matercita» de Hiriart son huellas que hoy reconocemos como ejemplos  desde la historia para nuestra historia, para la personalidad del congregante del tercer milenio, el que corona a María con su espada en el Santuario, y que hoy prepara esta tierra fértil de Chile para que María reine en ella como la Virgen del Carmen…

Fue el mismo Libertador General Bernardo O’Higgins quien -luego de luchar junto a José de San Martín y el Ejército Libertador de los Andes por la liberación de Chile de la Corona española- prometió levantar un templo a quien él había hecho una manda por la Independencia de Chile: la Virgen del Carmen.

Así, todo nació de una promesa. El 14 de marzo de 1818, ante el avance de los ejércitos españoles, las autoridades civiles y religiosas acuden a la Catedral para pedir la intercesión de la Virgen de Carmen y juran construir un Templo a su memoria en el lugar donde se obtenga para siempre la libertad de Chile. Decía el juramento: «En el mismo sitio donde se dé la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario de la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile; y los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulan este voto y en el mismo lugar de su misericordia, que será el de su Gloria».

Nuestra Batalla, María Reina de Chile

 

Los Pioneros de Chile, en enero de 2009 al terminar su CANAPI (campamento nacional de Pioneros) en este mismo lugar -hoy el Santuario Nacional de Maipú- entregaron la espada de San Pablo a la Virgen del Carmen, y juraron la consigna: «Nuestra Batalla, María Reina de Chile».

«Nuestra Batalla, María Reina de Chile»
Hoy queremos como rama de Pioneros de San Fernando comprometernos a perseverar en todos los ideales que la Mater nos proponga, dar nuestro sí a María ofreciéndonos a nosotros y todo lo que realicemos, como capital de gracias. Ocupar las cualidades y capacidades de cada uno para darle vida a la Mater y a la rama, ser consecuentes.
San Fernando, valle de Colchagua, Chile.

Luego de leer la plática en voz alta, esta acta fue fotografiada y enterrada junto a la Cruz Espada de rama, y las pulseras con el lema «Con fuerza y alegría, conquistaremos tu sueño Padre» bajo el concreto como piedra fundamental. Esto con el sentido del texto como la primera piedra del compromiso. La Cruz Espada simboliza todo el trabajo y comunidad lograda en la historia en que acompañó la rama. Y las pulseras por ser el lema, un pasado, pues hoy no es un «conquistaremos» sino un «conquistamos» el anhelo del Padre Fundador de hacer de este rincón de Chile una «tierra santa mariana schoenstattiana».

Pioneros de San FernandoFinalmente el P. Raimundo Costa bendice la primera piedra sellada con concreto sobre la colina.

Así nuevamente en Chile se hace historia desde Schoenstatt en la patria, para la Iglesia.

 

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