Publicado el 2015-11-22 In Santuario Original

Peregrinando por Schoenstatt

Por Federico Bicciconti, Bahía Blanca, Argentina •

12241373_780980575380939_5633592816635924938_nFederico es argentino tiene 24 años y estuvo en Schoenstatt hace aproximadamente 50 días. Los más fieles lectores de Schoenstatt.org lo recordarán.

El joven argentino que quiso caminar el Camino de Santiago desde Lourdes hasta Santiago de Compostela, y para hacerlo, decidió salir desde Schoenstatt, más precisamente desde el Santuario Original.

«Hace un tiempo prometí enviarte una pequeña reseña de mi visita a Schoenstatt, y si bien, como veras más adelante, esta carta fue escrita hace tiempo, esperó en mi anecdotario el tiempo suficiente para que hoy con seguridad pueda salir a la luz», escribe a la editora de Schoenstatt.org, agregando: «Te cuento que he cumplido el objetivo de mi viaje. Llegué a las tierras de Santiago de Compostela y a las costas del fin del mundo luego de 31 días y 1100 km de peregrinación. Con el alma exultante a causa de todo lo vivido en esta último tiempo, y adjuntando un gran abrazo al Padre Egon Zillekens, te envío mi reseña».

Mi experiencia por los indescriptibles montes y valles de Schoenstatt

20151003_093039Paris, Francia, 5/10/2015

Sentado, en el único bar abierto en mi primera hora de caminata por las calles de Paris, y en la madrugada de lo que parece será un día húmedo, es cuando me dispongo a indagar en la sección de sensaciones.

Hace solo unos pocos días que abandoné Alemania, y aunque todo está muy fresco en mi organismo, un aire inspirador me indica que es el momento de relatar lo acontecido.

Tengo previsto la difícil tarea de contar mi experiencia por los indescriptibles montes y valles de Schoenstatt, y aunque intentaré omitir detalles poco redundantes a mis visitas por los Santuarios schoenstattianos, sepan ver entrelineas que cada segundo de mi vivencia colaboró para conformar una historia que difícilmente sea olvidada. Pasando por la amabilidad de las hermanas y empleados, la generosa hospitalidad del Padre Egon y el amistoso saludo de cada persona que me divisaba con mi mochila a cuestas. Ella, mi fiel compañera de viajes y anécdotas desde no hace tanto tiempo atrás.

Añadiré además, que si bien fue mi primer visita a Schonstatt, ya he visitado y experimentado las sensaciones del cobijo de la Mater tanto en Buenos Aires, Mar del Plata, Paso Mayor (cerca de mi Bahía Blanca natal) y Comodoro Rivadavia (Chubut, Argentina). Y que por lo tanto, ya tenía una medida patrón en la cual apoyarme a la hora del contacto espiritual.

Ahora, pasando en limpio pensamientos, veo a primera impresión que encontré muy poca diferencia estando en Vallendar. Quien ha construido los Santuarios alrededor del mundo, ha respetado esa premisa de conservar las medidas exactas al Santuario Original.

Aunque mucho de diferente hubo en mí…

Dentro del Santuario estoy en casa

20151003_100603Tal vez sea por mi momento actual de peregrino por Europa, tal vez sea por la lejanía de casa, lo primero que percibí fue esa grata sensación de sentirme en mi hogar. Por un minuto, y luego de mucho tiempo, no era un visitante.

Y hago énfasis en este punto y no es casualidad que lo nombre primero, ya que es esta para mí, una sensación conocida dentro del movimiento.

Son sentimientos cargados de melancolía por parte de un viajero que lleva mucho tiempo fuera de casa, y que para mi fortuna dentro de Schoenstatt desaparecieron.

Dentro del Santuario estoy en casa.

En silencio para percibir

Al segundo día, comienzo de muy temprano la tarea de visitar los diferentes Santuarios que se encuentran en los alrededores del valle.

Con el correr de la tarde los kilómetros suben el número de mi contador personal.

Por unos momentos camino más lento o me detengo, y en otros, apuro el paso, intentando reaccionar fielmente a todas las emociones que una y otra vez suceden entre sello y sello, entre conversaciones y silencios.

Este efecto, que luego estaría presente con mucha frecuencia, y con mayor fuerza en mi peregrinación por los 1100 km de mi camino a Santiago de Compostela, fue una condición que intente respetar desde un principio. Es decir, con la naturaleza y el silencio como grandes catalizadores emocionales, estar abierto a percibir y reaccionar acorde, sin que un razonamiento se interponga y modifique la impresión original.

Cabe aclarar que me reservo la descripción de lo ocurrido conmigo durante este lapso, son sentimientos muy personales, que quedaran en mi interior y serán alimento para mi alma. No tiene valor compartirlos explícitamente.

Lo que claramente es relevante es que animo a visitar Schoenstatt fervientemente, a cualquier persona sedienta de un encuentro con la Mater y consigo mismo. Invito al inquieto y al curioso, invito al seguro, y al que se encuentre perdido.                                                                                                 

En lo simple está lo profundo

20151003_103845Esa misma noche en Hillscheid, pienso en todas estas vivencias luego de colocar mi último sello y antes de dormir en el sofá de una familia que me invitó, muy amablemente, a hospedarme con ellos.

Entonces suspiro, me consagro a la Mater y agradezco por esta nueva aventura.

Aventura de descubrir la riqueza de la Virgen en las pequeñas acciones y en los humildes gestos de bondad de la gente que veo cada día.

De que es por algo que en toda mi vida nunca me atrajeron las grandes catedrales, monasterios y monumentales casas de retiro sacerdotales.

Creo que en lo simple esta lo profundo, al igual que en la vida cotidiana.

Creo que en lo simple esta lo santo, que en lo simple encuentro mi fe, y tal vez es por ello que en lo simple como mayor exponente encuentro al Santuario de la Mater.

Las anécdotas seguirán viniendo y no tengo duda que mi viaje seguirá siendo bendecido como hasta ahora. Esta visita a Schonstatt no pasara desapercibida, sus gracias me acompañaran en el arduo camino que en unos días me espera.

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3 Responses

  1. Tita Ravera de Andras dice:

    Federico: muchísimas gracias por compartir con nosotros tu testimonio. Lo has escrito tan bien, realmente tienes dotes de escritor, me encantó cómo formulas lo que sientes, tienes una gran profundidad y una sabiduría hermosa, un don que a tus jóvenes años es un potencial. Yo viví dos años completos en Schoenstatt, tuve el inmenso regalo de ir casi a diario a la misa en el Santuario Original y me siento privilegiada por ese inmenso regalo que marcó mi vida. Hoy es Nochebuena, en el pesebre pediré por todo mi Schoenstatt en todo el mundo y claro, tú estarás presente. Muchas bendiciones y éxito en tu vida. Cariñosos saludos desde Viena, Austria,
    Tita Ravera de Andras

  2. HMA - Argentina dice:

    ¡Gracias, Federico! Una preciosa vivencia, compartida con generosidad.

    • Lucia Camiruaga dice:

      Tuve la gran gracia de estar ,en el St. Original maravilloso regalo ,fuimos 6 del grupo fundador de Curico, Chile…..

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