Publicado el 2015-08-07 In Santuario Original

Encuentros en torno al Santuario Original

Por María Fischer •

No se puede estar en Schoenstatt al menos durante unas horas, sin tener unos cuantos encuentros personales, y al final comentan al despedirse, no vamos para visitar edificios, sino personas: la Mater y sus hijos.

Después de peregrinar varios días por el Camino de Santiago de Compostela, Beto Ortiz y Lena Barrios, junto a su hijo Guillermo, que está de intercambio estudiantil en Alemania, el viernes pasado llegaron para visitar Schoenstatt. Apenas llegados al Santuario Original, se encontraron con un grupo de personas de Brasil – tres matrimonios y una joven, que había pedido como regalo de sus quince años peregrinar a Schoenstatt.

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Misa en la capilla de Carlos Leisner

Luego de sacar unas fotos de recuerdo a ese encuentro, y camino al auto, se encontraron con tres sacerdotes: Mons. Peter Wolf, superior general del Instituto de Sacerdotes Diocesanos, Mons. Ignazio Sanna, arzobispo de Orestano, Italia, y el P. Rainer Birkenmaier – son hermanos de curso y estaban pasando unos días juntos en Schoenstatt. A una pregunta simple sobre la posibilidad de visitar la capilla de Carlos Leisner en el Monte Moriah, recibieron de parte de los sacerdotes la respuesta de hacerlo antes de las 11.30h, pues así entonces podrían participar de la Misa allí, lo que resultó un regalo inesperado: no solo conocer la capilla sino además la invitación a participar de la Misa.

Después de visitar la casa de Monte Moriah y disfrutar de la vista hermosa desde la plaza del Santuario hacia el Monte Sión y el valle del Rin, llegó la Santa Misa – celebrada en el altar de la capilla de la barraca 26, donde los sacerdotes presos en el campo de concentración de Dachau, entre ellos el Padre Kentenich, celebraban la Santa Misa, donde Carlos Leisner fue ordenado sacerdote y celebró su primera y única Misa, este altar sobre el cual Jesús se hizo realmente presente en medio de la miseria e injusticia de Dachau…

Encuentro paraguayo

Whatsapp lo hace posible: durante el almuerzo recibieron un mensaje del P. Tommy Nin Nitchell, director nacional de Schoenstatt en Paraguay, donde informaba acerca de su llegada el día anterior a Schoenstatt, para el Capítulo General de su comunidad. «Estamos almorzando en Höhr-Grenzhausen y esperamos ser invitados para el postre en el Monte Sión», le contesta Guillermo Ortiz – recibiendo la invitación acto seguido. Es un encuentro sorpresivo, breve, ya antes de tomar el café estaban circulando por las redes sociales unas selfies y con gran alegría para José Argüello de Paraguay, que le había entregado al P. Tommy dos sobres con recuerdos de la visita del Papa Francisco a Paraguay, para amigos del «dreamteam» de Schoenstatt.org en España y Alemania sin poder imaginarse que a menos de 24 horas de la llegada del P. Tommy a Schoenstatt ya estarían en camino hacia sus destinatarios.

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La Casa de la Peregrina del Padre, la casa del «Padre abierto»

¿Recuerdan la visita de la Peregrina del Padre a Ciudad del Este? ¡Qué pregunta! Inmediatamente se comparten las historias de esos días, incluso la de una misionera joven que se tomó un día de vacaciones, solo para estar en el Santuario en el momento de la despedida de la Peregrina del Padre, para tocarla y tenerla en brazos al menos una vez en su vida.

Fue así que para culminar la visita a Schoenstatt, se dirigieron a la Casa Marienau, visitando la sala donde se llevó a cabo, aquel 19 de marzo de 1968, la entrega de la Peregrina que Don Joao regaló al Padre Kentenich, a través del Hno. Arendes. De allí, subieron al primer piso, donde está la habitación del Padre Kentenich. ¿Se puede tocar la mesa? Obvio. ¿Estas sillas…? Sí, son de la época del Padre Kentenich. Allí entonces se sentaron los visitantes, allí se sentaron ese día los peregrinos de Paraguay. Visitantes del Padre… ¿Éste es el reclinatorio que el usaba? Sí. ¿Pero se puede tocar? Sí. ¿Arrodillarse? Cierto…

Lo que falta en esta habitación «del padre abierto», es la Peregrina, que aún esta peregrinando, en estos momentos, en Buenos Aires. Pero en cierto sentido, su ausencia, es un re-encuentro con ella, un revivir los momentos de gracia de su visita a Ciudad del Este…

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1 Responses

  1. Magdalena Ortiz dice:

    Gracias Maria Fischer, instrumento de la Mater, por permitirnos esos maravillosos encuentros!!!

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