CHILE, Cristina Quiroz de Tagle. Ya pasaron dos meses. Nos llegó la carta del P. Heinrich Walter (el 2 de febrero) con la noticia de que los Padres Palotinos habían puesto fin a las conversaciones sobre la compra del Santuario Original y habían arrendado a terceros la “Casa Antigua”, la que se suponía iba a unida con el Santuario. Fue como recibir un balde de agua helada. Habíamos gozado con las noticias sobre todo lo que había significado sentirse en casa en el Santuario, las diferentes ceremonias, Alianzas, Misas en la tarde … era maravilloso … ¡y ahora esto! Somos una Familia tan grande, extendida por cinco continentes,  nos preparábamos para el Jubileo … nos podemos imaginar la cantidad de mensajes que el padre recibió desde todos lados. No sé porqué recordé la canción chilota que dice: “El costillar es mío, me lo quieren quitar”, y me repetía: “Este Santuario es mío, me lo quieren quitar”,  planeando una avalancha de mensajes cayendo sobre los Padres Palotinos desde todos los mails del mundo.

Viene a la mente la gran pregunta, ¿Por qué nos pasa esto? Algunos inmediatamente opinan que si es cuestión de plata, pagamos lo que sea, nos movemos por todos lados. Pero es importante saber que quiere decirnos Dios a través de todo esto. ¿Qué nos diría nuestro Padre?  En una plática en Milwaukee el Padre había dicho: “Si llegara a suceder que el Santuario Original y todos los Santuarios filiales fueran destruidos, la corriente de gracias generada por la Alianza de Amor con nuestra Mater, seguiría igualmente fecunda desde los Santuarios del Hogar y desde los Santuarios del Corazón. ¿Podría haber una resultante creadora más impactante y más exigente para todos los hijos y las hijas de Schoenstatt?”. Es cierto que el Santo Padre Pablo VI, como reparación por sus 14 años de exilio, ofreció entregarle el Santuario Original. Pero nuestro Padre amaba a los Palotinos,  y humildemente rechazó este regalo, hasta que ellos libremente lo entregaran a la Familia de Schoenstatt.

“Llenamos las vasijas del Santuario con nuestros dones»

Rodolfo y M. Victoria Villalón de la Federación de Familias, acogiendo con agradecimiento el hermoso mensaje que sobre este tema envió el P. José María García, escribieron: “Como hijos de un Padre tan maravillosamente confiado en la realidad del mundo sobrenatural, y en el amor de Dios hacia él y hacia toda la Familia que constituimos, totalmente entregada al fidelísimo cumplimiento real y vital de una misión trascendental para éste y todos los siglos futuros, debemos seguir su ejemplo de confianza inquebrantable en el poder intercesor de nuestra amada Mater y el profundo amor del Padre Dios hacia la Obra de Schoenstatt. Así cumpliremos el anhelo de nuestro Padre: que continuemos creciendo en nuestra libertad interior y en nuestra inscripción en el corazón de la Madre de Dios y Madre nuestra”.

El llamado es entonces a la oración, la santidad de la vida  diaria, la entrega heroica, las contribuciones al capital de gracias. “Llenamos las vasijas del Santuario con nuestros dones: con el agradecimiento y la entrega, con el arrepentimiento y el anhelo. Te pedimos con cada paso de esta peregrinación: aviva en nosotros el fuego del amor a Ti, a la Familia, al Padre Kentenich y a la Iglesia.  Danos fuerza para plasmar una cultura de Alianza en nuestro mundo y edúcanos como instrumentos aptos en tus manos para responder a los desafíos del tiempo”.   “Nada sin ti, nada sin nosotros”.

Fuente: Revista Vínculo, Chile

CHILE, Cristina Quiroz de Tagle. Ya pasaron dos meses. Nos llegó la carta del P. Heinrich Walter (el 2 de febrero) con la noticia de que los Padres Palotinos habían puesto fin a las conversaciones sobre la compra del Santuario Original y habían arrendado a terceros la “Casa Antigua”, la que se suponía iba a unida con el Santuario. Fue como recibir un balde de agua helada. Habíamos gozado con las noticias sobre todo lo que había significado sentirse en casa en el Santuario, las diferentes ceremonias, Alianzas, Misas en la tarde … era maravilloso … ¡y ahora esto! Somos una Familia tan grande, extendida por cinco continentes,  nos preparábamos para el Jubileo … nos podemos imaginar la cantidad de mensajes que el padre recibió desde todos lados. No sé porqué recordé la canción chilota que dice: “El costillar es mío, me lo quieren quitar”, y me repetía: “Este Santuario es mío, me lo quieren quitar”,  planeando una avalancha de mensajes cayendo sobre los Padres Palotinos desde todos los mails del mundo.

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