Publicado el 2020-06-09 In Columna - Rafael Mascayano

A caminar se aprende caminando…

Por Rafael Mascayano M., Chile •

Mayo de 1972, segunda Escuela de Jefes de la Juventud Masculina de Santiago, Chile. Este invento del P. Rafael Fernández, nuestro asesor en ese tiempo, implicaba que un grupo de jóvenes dejábamos al máximo nuestras carreras, para tener un año de vida en comunidad, formación y servicio al Movimiento, específicamente a la Juventud Masculina. Ya habíamos recorrido un tiempo juntos y ya algunos problemas de convivencia habían comenzado a aflorar. Así fue como invitamos a un hermano de La Salle, experto en dinámicas de grupo, para que nos pudiese ayudar en este sentido. —

“Queremos aprender, no sólo teóricamente: así hay que hacerlo, así está bien, así, incluso, es necesario…

En realidad, todo eso nos serviría muy poco.

No, tenemos que aprender también prácticamente.

Debemos poner manos a la obra, cada día, cada hora.

¿Cómo aprendimos a caminar? ¿Recuerdan cómo aprendieron, o por lo menos, cómo aprendieron sus hermanos menores?

¿Acaso la mamá hizo grandes discursos diciendo: “Fíjate Toñito o Martita, ¿así hay que hacerlo?”.

Si así hubiese sido, aún no sabríamos caminar. No, ella nos tomó de la mano y así comenzamos a caminar.

No, a caminar se aprende caminando; a amar, amando (…). Y, en verdad, ocasiones no nos faltan.” (P. Kentenich, 27.10.1912)

El Hno. Miguel nos hizo sentar alrededor de la mesa y nos invitó a que pusiésemos delante de nosotros el dinero que tuviésemos en nuestros bolsillos, sabiendo que eso no regresaría. Aunque como universitarios, no era mucho, sí que para cada uno era lo que tenía. Con un gran espíritu comunitario (por algo estábamos allí), lo colocamos delante de nosotros. El Hno. Miguel nos miró y nos dio la siguiente instrucción: miren bien a todos los que están en esta mesa y ustedes, cuando les dé la señal, le dejarán dinero a quien crean que lo necesita. A la señal, y sin mayor problema, fuimos colocando nuestro dinero a distintos hermanos de comunidad. Acto seguido y a una nueva señal, compartimos el por qué le habíamos dado dinero a tal o cual hermano. Una interesante conversación. Como era el momento del café, el Hno. Miguel nos insistió en que tuviésemos la precaución de tener claridad de lo que cada uno tenía frente a sí.

Tomamos un café y volvimos a la dinámica. Frente a cada uno, estaba el dinero que nos habían dejado los demás. Nueva instrucción del Hno. Miguel: ahora den una vuelta y saquen dinero de alguno del grupo. Dimos una vuelta, y otra vuelta y otra vuelta, sacando una moneda… y quizás otra… fue difícil. En el diálogo posterior, nos dimos cuenta cuán fácil era dar y cuán difícil se nos hacía pedir, tener confianza en el otro para pedir ayuda, para pedir colaboración… y así seguimos ahondando en nuestras relaciones como comunidad.

“Queremos aprender, no sólo teóricamente…” (José Kentenich, 27.10.1912)

No habíamos tenido una charla sobre el compartir y el recibir, sino que, como nos propone el P. Kentenich, habíamos “vivenciado” profundamente ese aprendizaje, lo habíamos internalizado en nuestra realidad y nos había provocado cambios en nuestras relaciones como comunidad y personas. Tanto así, que hasta el día de hoy tengo grabada esa vivencia y es aún una tarea de autoeducación constante en mí.

A través de estos años, nos ha tocado con Nena (mi esposa), acompañar a distintos grupos, en distintas realidades en nuestro país, y constantemente, hemos visto que el aprendizaje activo, produce mejores cambios en los procesos formativos que sólo la lectura o el escuchar charlas. No es que se invaliden estos métodos, sino que es muy importante en un proceso de aprendizaje el que vayan acompañados, para asegurarlos, por vivencias reales que impacten conocimientos, emociones y acciones. Hemos visto cómo matrimonios se descubren inventando un “Pasapalabra” para un determinado tema, o el “Quién quiere ser millonario” hasta utilizando la elección al azar por medio del computador. La creatividad florece, nos reímos, se pasa bien y se aprende.

A caminar se aprende caminando; a amar amando. (José Kentenich, 27.10.1912)

¡Y qué decir de “La Bicicleta”! Una escuela de liderazgo, guiado por Peque, Jorge y su gran equipo de la rama de matrimonios de Bellavista. Claro que sus actividades, son a otro nivel… ¡Qué producción! Vivir la “Casa de Papel”, en la cual hay que realizar diferentes pruebas para conquistar una actitud del líder schoenstattiano, es algo que solo se puede vivir, más que contar.

Sí, hay mucha creatividad en nuestro movimiento, mucha capacidad para hacer vida los procesos formativos, aprovechando otros medios, otras metodologías, para profundizar en lo que el P. Kentenich nos decía en cuanto a que los procesos deben movilizar “todas las fuerzas vitales de la persona” y no sólo lo racional, es decir, generar procesos de vida (lebensvorgang); y que hay que tocar, en los procesos de aprendizaje todas las fuerzas vitales: alma, sentimientos, emociones, voluntad, acción… como dice el P. Kentenich: las “vivencias” (Erfahrungen).

Es decir, ir haciendo realidad en nuestros procesos formativos, que la vida se enciende en la vida, Leben entzündet sich am Leben.

Queremos aprender. Por tanto, no sólo ustedes, sino también yo. Queremos aprender unos de otros. Porque nunca terminaremos de aprender, mucho menos tratándose del arte de la autoeducación, que representa la obra y tarea de toda nuestra vida.” (P. Kentenich, 27.10.1912)

 

Rafael Mascayano M.
Mg. en Curriculum, PUC Chile
Mg. en Gestión Educativa, UNAB

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6 Responses

  1. Julia Rebolledo López dice:

    Gracias Rafael por compartir tus pensamientos y recordarnos herramientas para volver a revisar nuestro caminar en la Autoeducación. para ser personas constructoras de una sociedad orgánica entre ser y hacer según el querer de Dios Padre y como educadora María.

  2. Estimado Rafeal,
    Como tú sabes mejor que yo, el P. Kentenich está haciendo referencia en esa plática indirectamente al texto aristotélico (Ética Nicomaquea, Lib. II) referido a la enseñanza práctica-moral mediante la ejercitación: así como nos hacemos constructores construyendo casas y flautistas tocando la flauta, nos hacemos justos practicando la justicia y moderados practicando la moderación. No hace referencia a un método de aprendizaje en base a dinámicas prácticas, hoy día tan de gusto de la enseñanza escolar o de la ética de negocios, sino a vivencias profundas reales. Lo que cuentas del Hno. Miguel (no lo conocí) es pedagógicamente bien genial, pero esta estrategia es adecuada para ciertas cuestiones prácticas, pero no para aprendizajes que requieren estudio. Creo que los schoenstattianos no debemos rehuir de la lectura de libros (y por tus cursos sé que tú lo recomiendas encarecidamente) incluso de «libros gordos» como Niños ante Dios o Un paso audaz.

    • Rafael Mascayano Medo dice:

      Ignacio, el P. Kentenich, no solo se inspiró en la tradición Tomista Aristotélica y la neotomista, sino en varios otros autores que impulsaban un aprendizaje más activo, como Flanagan, Förster y otros (aunque una de las deficniciones de educación de Tomás apunta a la relevancia de la persona en su aprendizaje). «Aprender a educarnos»… no solo teóricamente, sobre todo para formarnos como «personalidades» y no solo intelectalmente, por ello profundiza en lo «vivencial», en la integración de todos los aspectos cognitivos de la personas, para producir cambios reales. Una cosa es estudiar esos libros «gordos» y otra cosa es la autoeducación para cambiar como personas y como sociedad. El P. Kentenich, acentúa fuertemente la actividad del propio sujeto (Aristotélico Tomista) en su proceso activo como causa segunda en el proceso formativo, a la vez del «Queremos aprender unos de otros pues nunca terminaremos de aprender», y esto sí es una gran novedad en el campo educativo más horizontal y no verticalista. Es una apuesta más pedagógica que intelectual.

  3. José María Fuentes dice:

    Muy buen e interesante artículo

  4. Gracias Rafael por compartir esa maravillosa dinámica que te tocó vivir. Como dicen «1 hecho enseña mas que mil palabras» y cuan cierto es.
    Las palabras se pueden manipular, tergiversar con el objeto de engañar, lo cual está tan de moda hoy día, en cambio los hechos hablan por si solos y con tanta convicción que quedan inmediatamente grabados en el disco duro y para siempre. Es por eso que nuestro testimonio es tan importante.
    Felicitaciones y gracias una vez más.

  5. Querido Rafael: emocionante, directo, sencillo y concreta tu carta, mucho más importante que una gran teoría. Emocionante porque yo hice lo propio en Montahue en 1974 en nuestra Escuela de Jefes con el P. Sidney; habría sido un juego lindo y entretenido estar con el Hno. Miguel; tuvimos otras vivencias también inolvidables. Directo por escribes al corazón y no a las ideas; te descuelgas desde las reacciones para llegar a las emociones, tocar los afectos y adentrarte en las intuiciones; 4 campos novedosos para el tiempo actual y muy antiguos para Schoenstatt que ya en 1949 daba todo, hasta la vida y toda la obra por empoderar y reconocer estas perspectivas …como si el mundo vigente se fuera a acabar e iba a surgir un mundo enteramente nuevo. Y así está siendo. Estamos en un mundo colaborativo donde las intuiciones, los afectos, las emociones y las reacciones tienen valor no sólo por la importancia de lo subjetivo sino porque la sociedad ha puesto al centro a la persona, especialmente a los niños y también a las mujeres además de reconocer en su dignidad las minorías ignoradas y marginadas. Leer hoy la carta perlonga del 31 de mayo de 1949, permite comprender la estatura de nuestro Padre José Kentenich que se jugó por la subjetividad de cada persona desde su ser causa segunda, camino seguro a Dios y de Dios. Esta es la nueva Era que, por la Gracia de Dios, estamos viviendo; además de colaborativa es ecológica (sin desechables y sin derroches de energía) y es digital (computarizada, conectada y globalizada donde la independencia es reemplazada por la autonomía). Felices los tiempos que Dios nos hace vivir; como decía mi mamá si pudiera elegir cuándo nacer; elegiría este tiempo que es fantásticamente novedoso y entretenido; lúdico y donde a amar se aprende amando. Muchas gracias, excelente aporte.

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