P. José María García – Santuario de Madrid, agosto 2013.

Queridos amigos del Dreamteam*,
En la preparación de un encuentro jubilar de una de las generaciones que formaron la juventud universitaria de Santiago de Chile, uno de aquellos jóvenes, me escribía en estos días del Sto. Padre Francisco como de alguien valiente en su paternidad, alguien que es un “padre sin complejos” y que conduce la Iglesia sin complejos ni compromisos extraños.

Aunque no sea una formulación muy políticamente correcta, por los que pudieran sentirse aludidos negativamente, creo que es una excelente, sencilla y fuerte descripción de la paternidad que la Providencia nos está regalando en el Sto. Padre Francisco para conducir a la Iglesia hacia “las nuevas playas”, que diría nuestro Padre Fundador.

La propuesta de salir “a la calle”

Todos los estamentos de la Iglesia, y otros muchos de fuera de ella, creyentes o no, han recibido sus palabras claras y esperanzadoras, a la vez que motivadoras, para asumir la responsabilidad que todos tenemos de construir un mundo de acuerdo al querer de Dios, en la fuerza del Espíritu y por la senda de Cristo.

Cardenales y obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, novicios y seminaristas, familias, jóvenes y ancianos, comunidades e instituciones han recibido esta propuesta de salir “a la calle”, a llevar no una esperanza utópica, sino en hechos concretos, en proyectos evangelizadores de vida al hombre, esté este donde esté, y si es en la “periferia”, allí mismo, con todos los riesgos y peligros que conlleva.  Prefiero una iglesia accidentada porque sale a servir, que enferma por ensimismamiento, nos repite constantemente.  Testimonio de todo esto está en el apartado de Schoenstatt.org, donde se van seleccionando semana a semana, textos que nos impulsan en nuestra propia peregrinación hacia el Jubileo 2014.  Sin duda, que siendo nosotros Iglesia, también estas palabras van dirigidas a nosotros. ¡Cómo se alegraría el Padre con este impulso misionero que se nos regala desde el corazón mismo de la Iglesia!

“Enséñanos a caminar por la vida tal y como tú lo hiciste, fuerte y digna, sencilla y bondadosa, repartiendo amor, paz y alegría, recorriendo nuestro tiempo preparándolo para Cristo Jesús” – Oración de nuestro Fundador que tan bien encarna el Sto. Padre.

Más allá del jubileo

Leyendo los signos de vida, los dirigentes y responsables de nuestra Familia de Schoenstatt internacional, fijaron en la Conferencia 2014 y en su declaración final, el “Mensaje 2014” lo que pensaron debería ser nuestra preparación y actitud para el Jubileo.  Hoy ¡la Iglesia y el Espíritu Santo nos lo va ratificando paso a paso! Casi osadamente, podemos decir, que allá se nos fue preparando no solo para el Jubileo interno, sino para dar el aporte que como Familia del Padre a esta Iglesia que no tiene miedo, que no tiene complejo alguno de llamar las cosas por su nombre y de emprender los cambios en aquellas actitudes e instituciones, que con el tiempo se han quedado caducas y que son un lastre en su tarea evangelizadora, como nos dice reiteradamente el Sto. Padre.

La Iglesia sale al encuentro para servir

Pero lo importante, después de lo que se pudo vivir tanto en la JMJ de Río, como en tantos y tantos encuentros con el Sto. Padre Francisco, es ver que nuestro Jubileo quiere y puede llevar el “dilexit ecclesiam” del Padre al “cor ecclesiae”;  cada uno en su lugar y en la medida de sus posibilidades, viviendo su Alianza de Amor, solidariamente con todos, especialmente con los mas necesitados y alejados.

Y no lo hacemos buscando reconocimiento o confirmación, sino para realizar nuestra misión, que es la de servir.  La Iglesia sale a servir, y necesita de la actitud y de la acción servidora de nuestra Madre y Educadora.  Ella ya lo hizo como “Virgen Peregrina” … ¡cuanta vida evangelizadora! ¡cuanta esperanza sembrada!, en personas e instituciones.

Mi gratitud a los que fueron y son punta de lanza de la Sta. Virgen en su servicio, a los  “misioneros de la Virgen Peregrina”… Dios utiliza a los mas sencillos para mostrarnos el camino, como nos recordó nuestro propio Padre Fundador, al pedirle al P. Esteban Uriburu y a su generación de sacerdotes que miraran y reflexionaran, ese “proyecto de evangelización del futuro”, que llevaba a cabo don Joao Pozzobon, en aquel entonces, la verdad sea dicha, bajo sospecha de hacer un proyecto poco schoenstattiano.

Con el Padre Francisco, la Iglesia se renueva

Una tarea de evangelización misionera que podemos hacer, tal y como lo hizo la Familia de Schoenstatt, porque tenía un padre que era referente de la verdad, en sus gestos y palabras, en su servicio a la vida de cada uno y de todos, tanto dentro como fuera de la Familia, y en su cercanía real y tangible. Y somos conscientes de que su misión de ser Padre y de formar padres para que la obra de Schoenstatt fuera una Familia servidora de la vida, tanto dentro como fuera de ella, fue en buena parte lo que le llevó al exilio de Milwaukee.

Pero es la Iglesia renovada la que se plantea con ímpetu este servicio misionero, y lo encara con valentía y realismo, porque tiene un Padre que le anima a salir de los reductos, a quitarse los complejos, a mirar la verdad de la vida y de la historia por dura que pueda ser  y a encarar la vida de frente, aún sabiendo que conlleva sacrificios y dolores, penas y desilusiones, que la cruz forma parte de ella, pero animada por la fe en la Resurrección.  ¡Qué hermosa la homilía del Papa Francisco en Aparecida!  Y los creyentes la asumen en la valentía de saber que el padre está con nosotros, que la Iglesia tiene un padre, tal y como le dijo el joven matrimonio en la favela de Rio y “saltándose el protocolo”, llamándole Padre Francisco.

El camino real de las Bienaventuranzas y del Magnificat

En Europa estamos en plena “crisis”.  Y no solo financiera, económica o cultural, sino vital, y por tanto de esperanza, donde la tentación está en encerrarse en si mismo, como los apóstoles en el cenáculo – nacionalismos, desconfianzas, suspicacias frente al otro, al extraño, al extranjero, al que piensa distinto, al que no es de los nuestros – simplemente por miedo;  y lo que el Padre Francisco nos propone en el mas puro estilo del Evangelio, es el camino real de las Bienaventuranzas y del Magnificat, es salir a entregar, ofrecer nuestra vida, no solo nuestras ideas, como discípulos del Maestro e hijos de María, en la fuerza de Pentecostés.

Escribía recientemente un conocido académico español, Javier Reverte, autodefinido como “agnóstico católico” que “en tiempos de desánimo social, de descrédito de los políticos, de corrupción desatada, de voraz avaricia de los grandes poderes financieros y de derrumbamiento de la moral, un Papa valeroso y sin deseos de poder terrenal puede despertar una ilusión en la sociedad laica e, incluso, entre gentes agnósticas.  Porque los humanos necesitamos de héroes y de propuestas éticas” (ABC, 22.08.2013).

Donde hay un padre, hay esperanza, familia, fuerza

Vamos a  asumir el riesgo el ser hijos de un padre sin complejos, valiente, sencillo, humilde y servidor que hace creíble y cercano, no sólo a él, sino al mismo Cristo en su Iglesia.

Me uno a toda la oración de nuestra Familia internacional, pidiendo la canonización de nuestro Padre Fundador, haciendo nuestras las palabras de Jesús: “!Quien me ve a mi, ve al Padre!”.  Sabiendo que como Familia, somos el aval de su santidad y de su misión, en la verdad, la justicia y el amor.  Así surgió hace años esa generación de jóvenes universitarios en Chile, y así está surgiendo una corriente de vida, renovadora y esperanzadora,  dentro de la Iglesia, la corriente del Padre, que nos permite ser como hijos, “discípulos misioneros”. Donde hay un padre, hay familia y esperanza, hay fuerza para no caer en el miedo o el ensimismamiento, peligros reales para la Iglesia y de los que nos previene  el Sto. Padre Francisco.

Llamados a servir con valentía y sin complejos

Acabamos de celebrar “María Reina”, y ella lo es de cada uno de nosotros, porque nos dejamos interpelar por el Padre, nuestro Padre Francisco, y nuestro Padre. Ellos nos llaman a servir con valentía y sin complejos.

Desde el santuario de Madrid, y agradeciendo por su entrega y servicio a la Familia y a la Iglesia, les envío mi bendición y cariño.  Me alegro de poder compartir con uds estas reflexiones fruto de toda la esperanza que el Padre despierta en mí. Gracias a todos.

Su p. José maría

Agosto 2013

* Dreamteam: el equipo de colaboradores de schoenstatt.org

P. José María García – Santuario de Madrid, agosto 2013.

Queridos amigos del Dreamteam*,
En la preparación de un encuentro jubilar de una de las generaciones que formaron la juventud universitaria de Santiago de Chile, uno de aquellos jóvenes, me escribía en estos días del Sto. Padre Francisco como de alguien valiente en su paternidad, alguien que es un “padre sin complejos” y que conduce la Iglesia sin complejos ni compromisos extraños.

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