P. José María García – Santuario de Madrid, en vísperas del 31 de mayo 2013. Queridos amigos, el Santo Padre Francisco nos invitaba en la celebración de Pentecostés a que nos dejásemos sorprender por Dios. En estos últimos meses no dejamos de sorprendernos, o mejor dicho, Dios mismo nos sorprende más allá de nuestros anhelos. Sorpresas que nos llenan el corazón de alegría y de esperanza. Pareciera que quiere hacernos ver de forma clara que El tiene la iniciativa en sus manos y que tiene «urgencia» de que lo percibamos así… Una dinámica que ha ido como incrementando su fuerza y su impacto en la vida de muchos, creyentes y no creyentes. Vivimos en estado de «Magnificat».

Desde que el Santo Padre Benedicto XVI tomara la iniciativa del Año de la Fe a nivel eclesial, y para nosotros desde aquella Jornada de planificación 2014, los acontecimientos se van sucediendo con tal fuerza, que no deja a nadie indiferente y siempre en la misma línea: renovarse en la fuerza de la fe, en la confianza del amor personal de Dios hacia nosotros (Benedicto XVI); refundar desde la fuerza original de la Alianza de Amor (Padre Kentenich), yrenovarse para ser osados misioneros de esperanza, que salgan de los ensimismamientos enfermantes.

Salir a evangelizar «a las periferias» desde el testimonio y desde el servicio.

Una renovación que nos lleva a lo esencial del Evangelio, la humildad, la sencillez y la mansedumbre valiente en la fuerza de la Palabra viva de Dios. Es la fuerza de Belén, de Nazaret, del Gólgota y del Cenáculo, de nuestro «pequeño y simple santuario de Schoenstatt».

Esta es la paradoja que tanto nos cuesta entender, incluso dentro de la misma Iglesia, y por lo que tenemos que pedir perdón, y que tan insistentemente nos recuerda el papa Francisco.

Ella se aparece siempre

Hace unos días, en el Vía Crucis que realizamos los auxiliares de los enfermos en la peregrinación de la Hospitalidad de Madrid a Lourdes, el encargado de preparar la cuarta estación, la del encuentro de Jesús con su Madre, nos decía que «Ella se aparece siempre, especialmente cuando más necesitados estamos de la experiencia del Amor de Dios». Acontecimientos como la entrega del santuario original de parte de los padres pallottinos a la familia internacional de Schoenstatt como regalo del jubileo de la Alianza, es uno de esos signos que nos ratifican en esta convicción. Ella nos salió al encuentro mediante la generosidad de sus hijos pallottinos. Y no «aparece» para solucionarnos o evitarnos las dificultades, sino para fortalecernos en el camino, para que en la fuerza del Amor sigamos y busquemos generosa y creativamente soluciones que nos permitan llegar a la meta. ¡Y en este contexto no es menos generoso para nuestro caminar hacia el 2014 toda la corriente que dentro del “dreamteam” –el grupo de colaboradores de schoenstatt.org – , ha surgido para sellar la Alianza Solidaria el próximo 31 de Mayo! El santuario original será realmente nuestro, mientras podamos y queramos vivir así la Alianza que lo sostiene. Generosidad sencilla y entrega eficiente por el otro.

Dios nos sorprende haciéndonos ver la vida real que hay entre nosotros

¡Dios nos sorprende! Y su manera de sorprendernos no es desde el poder extraordinario o desde la «magia». ¡Nos sorprende haciéndonos ver la vida real que hay entre nosotros! Esa vida que El mismo va forjando y que aparentemente no tiene importancia. Que no vemos, que pasa desapercibida hasta que El nos abre los ojos con los dones del Espíritu para que la veamos y apreciemos. Una vida que El mismo fue tejiendo en el silencio, en la discreción y sencillez, en la «pobreza», en la vida cotidiana.

¿No es este el hijo de José y de María? ¿No viven sus hermanos entre nosotros? ¿Puede salir algo bueno de Nazaret? ¿Quién es este Bergoglio que habla de forma tan simple y sencilla que todos pueden entenderlo? ¿Dios puede hablar desde los sencillos y los pobres?

¿Quien es ese Joao Pozzobon con su simple imagen de la MTA? ¿No es éste Kentenich el niño de Gymnich y Oberhausen y el sacerdote exiliado de Milwaukee? ¿Quién es esa sencilla madre que en algún rincón del mundo consagra con su familia su Santuario hogar?

El pecado de orgullo ciega, la gracia de la «pequeñez» ilumina. Es el Magnificat, son las Bienaventuranzas. Es la Alianza de Amor.

Porque estamos viendo

Vivimos momentos de alegría pentecostal ¡porque estamos viendo! Estamos viendo la presencia y la acción de Dios en lo sencillo, en nuestra propia vida. El Santo Padre no sólo nos lo dice, sino que él mismo es un hombre auténticamente sencillo que ve y aprecia la vida real. Desde ella impulsa la renovación de la fe, para renovar la Iglesia en sus estructuras y en nuestros corazones.

La alegría que pudimos experimentar en aquella ya lejana Jornada 2014 nació también de esa misma realidad, «vimos» la vida real de la Familia de Schoenstatt internacional en la que María se nos «aparecía» para mostrarnos no sólo cómo quería que celebrásemos el jubileo de su Obra, sino de cómo podemos refundar en fidelidad al evangelio y a nuestro padre fundador, la Familia del nuevo siglo.

Porque nuestro Padre «veía» la acción real de Dios en la vida sencilla de su Familia, es que lo veía también en el mundo, y por eso lo recordamos como nuestro «profeta del 31 de Mayo».

En esta alegría pentecostal en el año de la corriente misionera en nuestro peregrinar hacia el 2014.

p. josé maría

PS: Para todos los que me han ido acompañando con su oración en estos meses de enfermedad, mi agradecimiento, e informarles que los resultados de los exámenes médicos están siendo muy buenos. La fase aguda ha sido superada. Si todo sale bien y no hay recaída, en los próximos dos años, tendremos el alta médico definitiva.
¡No hay mejor medicación que la Alianza solidaria!

P. José María García – Santuario de Madrid, en vísperas del 31 de mayo 2013. Queridos amigos, el Santo Padre Francisco nos invitaba en la celebración de Pentecostés a que nos dejásemos sorprender por Dios. En estos últimos meses no dejamos de sorprendernos, o mejor dicho, Dios mismo nos sorprende más allá de nuestros anhelos. Sorpresas que nos llenan el corazón de alegría y de esperanza. Pareciera que quiere hacernos ver de forma clara que El tiene la iniciativa en sus manos y que tiene «urgencia» de que lo percibamos así… Una dinámica que ha ido como incrementando su fuerza y su impacto en la vida de muchos, creyentes y no creyentes. Vivimos en estado de «Magnificat».

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