Publicado el 2011-10-18 In Columna - P. José María García Sepúlveda

Schoenstatt abraza el Año misionero de la fe de la Iglesia universal

org. En la homilía de la Misa que presidió el domingo, 16 de octubre, en la Basílica de San Pedro, el Papa Benedicto XVI anunció para el año 2012 el «Año de la Fe» que se extenderá hasta 2013 (Video). Hizo el anuncio durante la Eucaristía conclusiva del encuentro «Nuevos evangelizadores para la nueva evangelización» que se realizó en el Vaticano. Este año de la fe coincide casi exactamente con el último año de la preparación espiritual y misionera del Movimiento Apostólico de Schoenstatt al Jubileo de su fundación en el 2014 – el año de la corriente misionera. El Padre José María García, responsable de la preparación del Jubileo de Schoenstatt, se alegra por la coincidencia providencial “del año misionero de la fe de la Iglesia universal con nuestro año misionero”, coincidencia que ve como un fuerte impulso para un compromiso renovado con la “la Nueva Evangelización desde la experiencia de fe en Schoenstatt”, cuyos símbolos, destaca, “son los símbolos del año de la corriente misionera, la Cruz de la Unidad misionera, y la Virgen Peregrina misionera”.

P. José María, ¿Qué significan estos dos símbolos concretamente, en el contexto del “Año de la fe” para Schoenstatt en su peregrinar rumbo al Jubileo de la Alianza?

Ambos símbolos nacen de la fe vivida en Schoenstatt y simbolizan una fe arraigada en Cristo, una fe que impulsa a llevar, como los apóstoles y como los primeros misioneros, “por doquier la Buena Noticia del Evangelio, con una fe activa, una esperanza firme y una caridad ardiente”, como dijo Benedicto XVI, el 16 de octubre en la alocución después del rezo del Angelus. La Buena Nueva del Evangelio, sin embargo, no es un discurso teórico, ni  un programa o una doctrina. Es una persona. Es Jesús, nuestro Redentor, el que, como nos dice el credo, nació, vivió, murió y resucitó para nosotros. A su lado está en cada momento – como lo muestra nuestra cruz de la unidad – María, la gran peregrina de la fe, la gran misionera de los pueblos…. Lo sabemos por experiencia, a veces por una experiencia que nos sorprende: ella es la gran misionera. A ella se abren las puertas de las casas y de los corazones. Ella, fe del pueblo encarnada, llega como peregrina llevando a Cristo a donde muchas veces ni sacerdotes ni agentes oficiales de la Iglesia jamás llegarían. Es la experiencia permanente de nuestra Campaña de la Virgen Peregrina. Ella entra como peregrina y así conquista a los hombres como en su primer peregrinar, en su visita a su prima Isabel, conquistó a todos: llevando a Cristo consigo, y anunciándolo a través de su servicio desinteresado a los hombres necesitados y del canto del Magnificat, el canto que muestra a los demás la grandeza y el amor de Dios y la alegría de su presencia en la vida personal y en la vida de los pueblos… alegría que despierta el anhelo de ser compartida.

El símbolo misionero eminente, por tanto, es la imagen de la Peregrina – imagen que simboliza a personas: la persona de María y la persona del misionero que la lleva, que la alza en alto como se ve en la foto de la Peregrina alzada en manos de un misionero joven apoyado sobre los hombros de otros amigos misioneros.

La Cruz de la Unidad – junto a la imagen de la MTA, el símbolo más conocido y elocuente de la Alianza de Amor – es nuestra cruz misionera. Cuando estuve en Madrid y fui testigo del entusiasmo de los miles y miles de jóvenes que recibieron al final de la Misa con el Santo Padre sus cruces misioneras, lo viví como una anticipación de lo que podría ser nuestro envío misionero en Roma con el que terminará la celebración del Jubileo y comienza el segundo siglo de la existencia de Schoenstatt, un siglo marcado por el compromiso misionero. En muchos de nuestros países conocemos las Cruces Misioneras que dejaron los misioneros después de misiones populares. Nuestra Cruz de la Unidad misionera va en esta línea, y quiere mostrar en los Santuarios, en toda la red de Santuarios, que hay un mundo que conquistar y reconquistar por Cristo, en la fuerza plasmadora y misionera de la Alianza de Amor.

¿El Año de la corriente del Santuario, que comenzó el 17 de octubre, es algo más interno o ya tiene rasgos “misioneros” y llevará a Schoenstatt directamente a lo que quiere ofrecer a la Iglesia?

La publicación del motu propio PORTA FIDEI – justo el mismo día del comienzo del año de la corriente del Santuario, el 17 de octubre, refuerza providencialmente aún más el compromiso de Schoenstatt a poner, con actitud misionera, la realidad del Santuario – como lugar del encuentro con Dios y de la Nueva Evangelización – y su Alianza de Amor al servicio de la Iglesia. Ni el Santuario ni la Alianza de Amor los tenemos solo para nosotros mismos, sino para la Iglesia y para el mundo.

El Año de la corriente del Santuario nos debe llevar a contemplar el potencial misionero de todas las realidades del Santuario en sus diferentes formas – desde el Santuario Original, los Santuarios filiales, las ermitas y capillas, los Santuarios Hogares, los Santuarios de Trabajo hasta el Santuario del Corazón. Este potencial misionero solo se puede ver desde la fe, desde la convicción inquebrantable de la presencia y del actuar de la Madre tres veces Admirable en cada uno de sus Santuarios. Desde esta convicción en fe, una convicción personal y experimentada, no queda otro que querer abrir de par en par las puertas de cada uno de nuestros Santuarios para aquellos que buscan – sabiéndolo o no – al Dios vivo. Si realmente estamos convencidos que la Mater está presente y que ella actúa como misionera en cada Santuario, llevaremos a todos al encuentro con ella y por ella con Cristo, fuente única de gracias, en el santuario de nuestro propio corazón lo podemos hacer con personas que nunca ni se imaginarían pisar un lugar santo voluntariamente. Mi visión y anhelo es que toda la Familia de Schoenstatt en este año de la corriente del Santuario se transforma aún más en un Santuario vivo presente en todo el mundo… un Santuario abierto, un Santuario “móvil” que va al encuentro de los demás, un Santuario misionero que lleva a María y a Cristo adonde ellos quieran llegar para regalar las gracias del Santuario.

Para que el mundo cree… se debe mostrar con hechos que el Santuario es un lugar de la Nueva Evangelización. ¿Cómo se hace en esto tiempo de la preparación al Jubileo de la Alianza de Amor?

“En la Liturgia de este domingo se lee lo que san Pablo escribió a los Tesalonicenses: “Os fue predicado nuestro Evangelio no sólo con palabras, sino también con poder y con el Espíritu Santo, con plena persuasión”. Que esta palabra del Apóstol de los gentiles sea auspicio y programa para los misioneros de hoy –sacerdotes, religiosos y laicos– comprometidos en anunciar a Cristo a quien no lo conoce, o a quien lo ha reducido a simple personaje histórico”. Estas palabras del Santo Padre son un desafío y nos pueden guiar en nuestro peregrinar. Pues aquí entra, a lo que nosotros planeamos y queremos, el poder de plasmación el Espíritu Santo… concretizado y experimentable mediante los proyectos de la cultura de alianza.

La cultura de alianza es la respuesta de Schoenstatt a la pregunta por parte de la Iglesia y de la sociedad: Schoenstatt, ¿qué haces? El Movimiento de Schoenstatt ha motivado la creación y desarrollo de muchas actividades apostólicas, sociales, pedagógicas, misioneras y pastorales a lo largo y ancho del mundo. Se trata siempre de la plasmación del mundo fundada en la Alianza de Amor, una cultura de alianza en todos los ámbitos de la vida. Nos urge a aumentar los esfuerzos con la cultura de alianza lo que el Santo Padre dijo el 16 de octubre: “Pidamos al Espíritu Santo que la fuerza del Evangelio penetre las familias, los ambientes de trabajo, el mundo de la cultura, la política, la vida social” … para que nosotros, en alianza también con todas las fuerzas apostólicas de la Iglesia, “fieles a los compromisos bautismales y con la fuerza del Espíritu Santo, (llevemos) por doquier la Buena Noticia del Evangelio, con una fe activa, una esperanza firme y una caridad ardiente”.

El Santo Padre reza “que la Virgen María ayude a cada cristiano a ser un válido testimonio del Evangelio”. ¿Cómo ayuda María a la Iglesia en este sentido?

María educa misioneros en su Familia de misioneros. Desde aquella “peregrinación misionera que María realizó” hacia su prima Isabel, ella sigue peregrinando y misionando, y nos muestra como nosotros debemos misionar: en la actitud de peregrinos y en la fuerza del Espíritu Santo. La suya fue una peregrinación de servicio que llenó a Isabel del Espíritu Santo. Como su Familia peregrina y misionera nos sentimos llamados a salir a peregrinar hacia la Isabel de hoy, como una Iglesia misionera que lleva en sí el mensaje encarnado y hecho servicio. Así es como María ayuda a la Iglesia, según nos pide el Santo Padre, tanto con su intercesión como educando a los misioneros de la fe.

Nuestro Jubileo adquiere todo su sentido en este momento histórico de la Iglesia… Ella nos prepara para que celebremos sirviendo a la Iglesia en su vocación más radical, de anunciar y entregar en el servicio al hombre de hoy, el Evangelio vivo que es Cristo en su Iglesia.

Articulo relacionado: Imagen de la Nueva Evangelización

2 Responses

  1. MARIA ROSA APARICIO-DIOCESIS SAN MIGUELMARAVILLOSO dice:

    CUANTA FRESCURA LUZ Y PAZ ILUMINA EL ROSTRO DE TODOS REZANDO POR TODOS -EMOSIONANTE VERLOS NOS LLENAN DE AMOR Y FUERZA PARA SEGUIR ADELANTE!!!!!!!!!!!

  2. Alba ,Ballester dice:

    que emoción verlos allí, y que ganas de estar, creo que si estuvimos, todos junto a uds, como Familia , presentando al mundo , nuestro tesoro, La MTA , el legado santo que nos dejara un PADRE profeta, ojala sepamos ser nosotros esos , SANTUARIOS VIVOS para todo el mundo, gracias por representarnos a todos, Quedamos en eso!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *