Publicado el 2016-09-16 In Temas - Opiniones

Rafa les ha llevado a Cristo

ESPAÑA, por Manuel de la Barreda Mingot •

rafa_lozano_megafonoEl lunes 5 de septiembre de 2016 ha muerto Rafael Lozano. Hombre de 46 años, marido de Lola y padre de Carlota, Marta, Elena, Álvaro, Tomás y Jaime. Ha muerto tras una lucha sin cuartel, de poco más de un año, contra el cáncer.

Hijo de madre soltera que decidió no abortar, Rafa llegó a convertirse en gran defensor de la vida. En España, fundó y participó en la asociación Red Madre; coordinó con Lola, su mujer, el Centro de Orientación Familiar Juan Pablo II y fueron de los primeros promotores del Foro de la Familia.

Poco antes de su muerte, decía a quienes iban a visitarle: “Sólo tengo dos salidas y las dos buenas. Una el milagro y la curación. Dos, el cielo”.

Rafa fue un hombre de gran fe, que ha sabido trasladar a sus hijos. En todo este proceso de enfermedad y muerte, ellos han sido, junto con su mujer, ejemplo de fe y esperanza. Fe, esperanza y tremendo dolor. Me impactó mucho, en una de las Misas del tanatorio donde fue velado su cuerpo, ver a una de sus hijas. Estaba en el coro, alabando a Dios con el don de la música, que el Señor le ha regalado. Su cara era un poema y por otro lado, lloraba llena de dolor. Pero era un dolor lleno de esperanza, que se agarraba de forma descomunal a la fe recibida de sus padres, para no perder la paz y superar esta prueba de fuego, como es perder a tu padre en la juventud.

Rafa era mariano hasta las trancas. Medjugorje ha sido para él, un antes y un después en su fe y en su vida. En este contexto es donde tuve la suerte de conocerle.

Gran evangelizador de su entorno, con su ejemplo de vida, con su familia y con sus actividades, abría su casa continuamente a grupos de oración nacidos de las peregrinaciones a Medjugorje que organizaba, en lo que él siempre definía como “Pastoral de la tortilla de patatas”.

No quiero escribir más sobre Rafa porque no soy digno de ello. Sirva esto sólo como introducción al personaje. Durante estos días, se han escrito extraordinarios artículos sobre él, pero el escribir este breve artículo, surgió de un comentario que he leído en “el reto” de las monjas dominicas de Lerma (Burgos, España), que diariamente comparten con mucha gente. En él, se hacía referencia a la conversación telefónica que habían tenido las monjas con una persona que asistió al sepelio. Cito textualmente:

“Ayer, después de la Eucaristía que tuvieron por la noche, me llamó una persona para compartir y mi pregunta fue:

-La gente que estaba, cuando hablabas con ellos, ¿qué decían?

Él me contestó:

-Todos los que estaban en la Eucaristía eran personas en las que Rafa había, de alguna manera, entrado en sus vidas: a unos les había llevado en peregrinación, a otros les había ayudado en su matrimonio, a otros desde la vida, a otros con una palabra… pero en todos escuchaba que Rafa les había llevado a Cristo, que había sido el instrumento para volver a Cristo”.

Repito: “…pero en todos escuchaba que Rafa les había llevado a Cristo, que había sido el instrumento para volver a Cristo”. ¡Qué mejor comentario puede tener un cristiano como resumen de su vida!

rafa

Nuestro ideal general

Ideales personales aparte, que en ellos nos llama Dios a cada uno de una forma particular, el hecho de que a uno le recuerden por haber llevado a Cristo a la gente debe ser nuestro ideal general, no ya personal, sino incluso como familia de Schoenstatt. ¿Cuál es nuestra misión, si no? ¿Cuál el sentido de nuestra vida?

La forma en la que Rafa llevaba a la gente a Cristo, no era ni docta ni elaborada. Era la “Pastoral de la tortilla de patatas”, como he dicho antes. Era simplemente con el ejemplo de su vida, con un hablar con naturalidad del regalo que es Cristo y conocerle, sin complejos pero con humildad y verdad. Es verdad que Rafa era tremendamente inquieto y, por ello, estaba metido en muchos líos, conociendo así a mucha gente; pero cada cual en nuestra originalidad, en nuestra forma de ser, debemos luchar por llevar a Cristo a todo aquel que tengamos a nuestro alrededor, ya sea una sola persona, ya sean miles. Con humildad, con verdad y sin complejos. ¿O no es eso lo que hace nuestra Mater por todo el mundo? ¿No es eso lo que, en su vida, también hizo el Padre Kentenich?

Para mí, la muerte de Rafa está generando una profunda revisión de mi actitud frente a la vida, de mis actos, de mis miedos, de mis excusas para no hacer más cosas o no llegar a más gente, de mis silencios por no molestar, de mi ser “políticamente correcto”, ya que con ello no dejo de ser políticamente incorrecto ante Dios, ante la Mater.

Y sí, tengo un propósito para este año. Este año, no, el resto de mi vida. Que digan de mí que llevo gente a Cristo. Que digan en la Iglesia y en el mundo: “Este tío de Schoenstatt te lleva a Cristo por medio de su Madre”.

 

Un artículo sobre Rafael Lozano recomendado por el autor:  http://www.religionenlibertad.com/periodista-jesus-garcia-evoca-amigo-rafa-lozano–51868.htm

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