Publicado el 2016-09-23 In Temas - Opiniones

Bienvenidos migrantes

Un aporte chileno a una discusión que parece solo europeo. Por P. Hugo Tagle •

En un 123% ha aumentado el número de migrantes en Chile en el último decenio. Solo de Haití han llegado a Chile más de 20 mil en un semestre, vale decir, 110 diarios. La ley de extranjería chilena se ha flexibilizado y abierto al mundo, siguiendo la tendencia de los países en vías de desarrollo y el llamado de la ONU a acoger a los millones desplazados por el mundo. Un signo de apertura que enriquece nuestro patrimonio cultural, le da mayor colorido y diversidad. Chile, tradicionalmente aislado por su gran cordillera y mar, ahora se muestra más abierto y receptivo, lo que desafía nuestros parámetros culturales, obliga a ser más tolerantes y aprender de la riqueza cultural de otros.

El Papa Francisco se ha referido en múltiples ocasiones a este drama de millones de desplazados que buscan mejores condiciones de vida o huyen de guerras, hambre, persecuciones. «La compasión cristiana –este “sufrir con-pasión”–, dice el Papa, se expresa ante todo en el compromiso de conocer los eventos que empujan a dejar por fuerza la patria, y donde sea necesario, a dar voz a los que no pueden hacer oír el grito de dolor y de la opresión». En este sentido los cristianos estamos llamados a sensibilizarnos hacia tantos hermanos marcados por heridas que jalonan su existencia: la violencia, el abuso de poder, la distancia de la familia, eventos traumáticos, la fuga de sus hogares, la incertidumbre sobre el futuro.

Chile, como buena parte de América, es tierra de migrantes. Incluso quienes dicen ser originarios, fueron en algún momento migrantes. La vocación humana es una mezcla entre movilidad y sedentarismo. Nos asentamos con la idea de movernos, casi para tomar vuelo y lanzarnos a una próxima aventura. La modernidad está signada por la movilidad. Es una característica esencial de ella que no desaparecerá más. Todo se ha vuelto flexible, inestable, movible: habitación, trabajo, redes sociales. Vivimos insertos en una sociedad «liquida», usando la célebre descripción de Bauman. Hay que hacerse a la idea de que este fenómeno, antes que decrecer, va a aumentar con el tiempo. La invitación es a aprovechar sus innumerables bondades. Nos enriquece el contacto con otros. Desde el vestuario hasta la cocina; la literatura, el arte y música. La migración es un don que reporta nuevos horizontes, nos hace más tolerantes, amplía nuestra mirada y comprensión de la realidad.

La inmensa mayoría de los migrantes venidos a Chile son cristianos, con una experiencia de fe tan profunda como novedosa. Nueva música, bailes, devociones, prácticas religiosas. Todo ello, si se integra con sabiduría y pedagogía, redundará en una Iglesia más rica, diversa, pluricultural, misionera.

 

 

Fuente: Revista Vinculo, Chile, septiembre de 2016

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1 Responses

  1. Kiki Tagle dice:

    El mensaje del Padre Hugo Tagle sobre los migrantes nos hace pensar. Es tan normal sentir que le están quitando trabajo a los chilenos a quienes les está costando más, pero también hay un llamado a la fraternidad y el acogimiento.

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