Publicado el 2009-10-16 In Temas - Opiniones

Córrete un poco más

Margaret Steinhage FenelonMargaret Steinhage Fenelon. El otro día por la mañana tuve una oportunidad que no se da todos los días: llegar temprano a Misa. No es poca cosa, tratándose de mí, como bien pueden atestiguarlo los que me conocen. Perdón, me fui del tema… Cuando estaba arrodillada, preparándome para la Misa en presencia del Señor y tratando de dejar de lamentarme por haber dejado la taza de café por la mitad sobre la mesada de la cocina, espié a una pareja mayor que entraba en la iglesia.

 

Church pewsLinda pareja, pensé, es muy tierno verlos venir juntos a Misa..

Ella entró primero y ambos recorrieron el camino desde la entrada a lo largo del pasillo. Eligió un banco cerca de las primeras filas y se ubicó cerca de la punta. Su esposo la siguió y se instaló en el banco de atrás.

«Córrete un poco más,» dijo con voz un tanto áspera empujando su hombro con el dorso de la mano.

«No quiero,» le contestó enseguida mirando hacia adelante y manteniéndose firme.

«¡Uy!, ¿Y ahora que va a pasar?», me pregunté.

El esposo cedió un poco y se sentó en el mismo banco pero a unos pasos de su esposa.

Al cabo de un par de segundos, ella suspiró y se corrió un poco más. Inmediatamente su esposo se ubicó a su lado. Parecía como si se contonease de satisfacción. Se arrodillaron juntos, uno al lado del otro, y esperaron el comienzo de la Misa.

¿Quién es él para dar órdenes a su esposa de ese modo?

Mi reacción inicial fue poco caritativa hacia el esposo. ¿Quién es él para dar órdenes a su esposa de ese modo? No es muy caballero de su parte. ¿Y por qué ella lo tomó así? Yo ni siquiera me hubiera movido por ese viejo cascarrabias. Resoplé.

A medida que avanzaba la Misa, observaba a la pareja. Parecían estar tan enamorados como cuando llegaron. La esposa no parecía molesta por el comportamiento de su esposo, de manera que ¿por qué debería molestarme a mí? La impresión que había tenido de esta pareja dio un giro, y mi respeto por la esposa aumentó. En vez de mirarla como a un tonto felpudo, la vi como una esposa muy sabia, prudente, que sabe cuándo ceder cuando el tema no es realmente tan importante, después de todo. ¿Qué daño le hacía correrse? Era sólo un pequeño gesto y aún así le produjo mucha alegría a su esposo, y por ende, a ella, y en última instancia a Dios.

Momentos para «correrse» un poco más

Go furtherEstoy convencida de que con frecuencia tenemos momentos «para corrernos» en nuestras vidas. ¿Cuántas veces se nos pide algo que realmente no queremos hacer? ¿Cuál es nuestra reacción espontánea? La mía, por lo general, se parece a la respuesta inicial de la esposa en la Misa: «No quiero». A veces me doy vuelta y lo hago de todas formas y otras veces me planto en mi terquedad.

Me temo que a veces disto mucho de emular verdaderamente a nuestro Padre y Creador. Hay más veces en su vida en las que eligió «correrse» de las que yo alguna vez pueda contarlas en el artículo de una revista. Creo que la historia más conocida es la del guardia de Dachau que le ordenó al P. Kentenich a lustrar su bicicleta. El Padre lo hizo, pero advirtiéndole al guardia que lo hizo porque quiso y no porque le ordenaron hacerlo. ¡Imagínense el efecto que debió haberle causado al guardia!

Recibe, Señor…

La oración del Hacia el Padre, «Recibe, Señor» me viene a la memoria. Esta es la versión más corta de «Recibe, Señor» y fue escrita por el P. Kentenich en Coblenza en el año 1941. Dice así:

Recibe, Señor, mi libertad total, toma mi memoria, los sentidos, la inteligencia, toma el corazón entero y toda la voluntad. Cuanto Tú me has dado, sin ninguna reserva te lo devuelvo; sobre todo esto dispón siempre a tu gusto. Sólo una cosa te pido: ¡que te ame, Señor! Haz que, cercano o lejano, me sepa amado por ti como la cara pupila de tus propios ojos. Dame participar en la fecundidad que tu amor otorga a tu Esposa. Sólo entonces me deben llamar dichoso, pleno; ya nada hay que continúe anhelando. Amén.

Si Nuestro Señor poseyera mi libertad total, podría parecerme más al P. Kentenich y lustrar con libertad esa bicicleta. Podría ser como la esposa de la Misa, honrando dignamente el pedido del otro. Gozosamente podría someterme al deseo y a la voluntad de Dios a través de mi familia biológica, mi Familia de Schoenstatt, mis amigos, mis compañeros de trabajo, incluso a través de gente que no conozco. No es que quiera ser un pusilánime y ceder por razones injustificadas, pero estoy dispuesto a correrme un poco más cuando no haya nada que me lo impida salvo mi propia tozudez. Si verdaderamente me esfuerzo en abrir mi corazón a la gracia, el amor, la abundancia de Nuestro Señor, podré «correrme» cada vez que alguien me lo pida.

Traducción: Ceciliia Mata, Buenos Aires, Argentina

4 Responses

  1. Cristina Sagredo Jerez (Chile) dice:

    "Si Nuestro Señor poseyera mi libertad total, podria parecerme más al P.Kentenich y lustrar con libertad esa bicicleta."

    ¡que lindo! ¡que cierto!

    Muchas gracias a Margaret por compartir tu reflexión y a Cecilia por traducirla.

  2. Sandra Lezcano dice:

    Me senti plenamente identificada con la reflexion,hasta senti que yo tambien estaba sentada detras de la pareja en la misa!
    Gracias por compartir tan bello escrito.

  3. Juan Enrique Coeymans Avaria dice:

    Muy buena la reflexión. Felicitaciones
    Una peqeueña corrección , lo que la autora llama version mas corta del "Recibe Señor" no es del Padre Kentenich, sino de San Ignacio de Loyola. El Padre Kentenich tomó esa versión de San Ignacio como base para escribir la oracion que nosotros conocemos en el Hacia el Padre.

    Atte

    Juan nrqiue Coqeymasn Avaria
    Federacion de Familias de Schoenstatt
    Chile

  4. P. Claudio Jeria (Burundi) dice:

    Qué buen artículo. Muy bueno el contenido, pero me gustó sobretodo la forma. Con la introducción uno queda (como decimos en Chile) "metido", es decir, con curiosidad, con ganas de saber en qué irá a terminar todo esto. Felicitaciones a la autora! Y gracias también a la traductora.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *