Milwaukee

Publicado el 2022-05-29 In José Kentenich

En Milwaukee encontré un padre con respuestas

COSTA RICA/ESTADOS UNIDOS, Margarita Escorriolla •

La incertidumbre es lo más cierto en esta época de pandemia y acusaciones, estamos llenos de preguntas en todos los aspectos, en lo personal, en la situación mundial, en nuestra familia de Schoenstatt…, y es así como llegué a Milwaukee, con todas estas encrucijadas, pero también con el único anhelo de abrazar y ser abrazada, ¡sólo la Mater sabe cuánto lo necesitábamos! —

Fuimos un grupo de peregrinos de Costa Rica, este mes de mayo, mes de María; así que es con Ella, que llegamos al encuentro con el P. Kentenich. Además, éramos el primer grupo que peregrinaba a Milwaukee, después de dos años de pandemia y acusaciones. Para nosotros fue providencial que pudiéramos llevar la gracia de nuestro Santuario de Costa Rica, “Familia de Esperanza”; porque en este encuentro, también fuimos dispuestos al intercambio, y es así, como llegamos con la gracia de la esperanza.

En el Centro Internacional de Schoenstatt, pudimos experimentar un espacio en donde cada encuentro, cada lugar del exilio, y cada historia, nos hicieron sentir la libertad interior para poder mirar con sencillez y claridad, lo que siempre ha estado ahí, lo que poseemos… nuestro carisma.

Las Hermanas de María salieron a nuestro encuentro con calidez, con esa delicada sencillez que es simplemente magnánima, nos miraron a los ojos y de forma fiel, valiente y clara, nos hablaron desde el corazón, y no había manera de no sentir “santo orgullo” de ser parte de esta familia, de ser una hija del exilio.

Llegaron las respuestas

Para mí, todas las respuestas fueron llegando, con suave violencia, pero con esa certeza indiscutible, de que venían de un padre que me conoce, que respeta mi originalidad y me habla desde mi perspectiva de intereses. ¡Y sí!, de repente… sentí que era importante para él, y con eso me basta. “El amor lleva y sobrelleva, es arriesgado y reflexivo, el amor vence todo”, dice el P. José Kentenich.

¿Qué me respondió? Mis propias inquietudes, pero estoy segura de que el padre fiel y obediente del exilio tiene respuestas para todos de manera personal.

Que la Mater, que siguió al P. Kentenich al exilio, nos enseñe a vivir nuestros “propios exilios”, con fidelidad, confianza y en la fuerza de la Alianza de Amor.

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