amar en tiempos de pandemia

Publicado el 2021-03-15 In José Kentenich

Amar en tiempos de pandemia

Paz Leiva y Miguel Ángel Rubio, del 2º curso de la Federación de Familias de España •

Sicólogos, sociólogos e incluso políticos coinciden en que de la pandemia saldremos distintos: más fuertes, sanos y renovados. Los que sobrevivan, claro está. Si la pandemia se extiende a muchos países y ataca a casi todos los individuos, los schoenstattianos estamos sufriendo una doble pandemia: la del coronavirus y la desatada por los documentos publicados por Alexandra von Teuffenbach a partir del 1 de julio del año pasado. De ninguna de las dos vamos a salir igual que estábamos. —

Hace años que trabajamos en el equipo editorial de schoenstatt.org, sirviendo a la vida de la Familia de Schoenstatt internacional, en un proyecto comunicacional libre.  Sólo por eso, estamos en la “lista negra”. Se nos acusa de no ser buenos para el Movimiento ni para la Iglesia. ¿Por qué? ¿Buscar la verdad no es evangélico?
Desde que leímos el libro y declaramos públicamente que buscaríamos la verdad, hemos recibido muchas críticas y ataques (que asumimos en aras a la libertad de expresión), así como descalificaciones (que en ningún caso aceptamos por simple cuestión de respeto). Pero lo que más nos duele es la manera en cómo se ha llevado este tema desde instancias oficiales.

Las primeras reacciones a estos documentos, que al parecer todos conocían, no fueron rebatirlos con pruebas, documentos o razonamientos. Las primeras reacciones fueron matar al mensajero, apelar a la calumnia, la injuria y descalificar a la autora del libro.

En estos meses la defensa que se ha hecho de nuestro fundador no ha hecho sino sembrar la desconfianza. Cuando algo se ha venido ocultando durante tanto tiempo y se pretende seguir haciéndolo, se fomenta la duda y a su vez, lo que ésta genera es inseguridad y sospecha.

Las reacciones de muchos frente a los que no piensan igual nos resultan sorprendentes. Nosotros estamos en el “Schoenstatt organizado” (aunque para ser schoenstattiano no sea necesario ni imprescindible estar dentro de la organización – existe el Movimiento de Peregrinos) y haciendo uso de nuestra libertad, expresamos nuestra opinión y escribimos con respeto, sin descalificar, sin intentar convencer a nadie, buscando la verdad y el diálogo.

Hace años que trabajamos en el equipo editorial de schoenstatt.org, sirviendo a la vida de la Familia de Schoenstatt internacional, en un proyecto comunicacional libre.

Sólo por eso, estamos en la “lista negra”. Se nos acusa de no ser buenos para el Movimiento ni para la Iglesia. ¿Por qué? ¿Buscar la verdad no es evangélico? Buscar la verdad es bueno para el Movimiento. Se nos ha mostrado al P. Kentenich como “fanático de la verdad”. Hay muchos que se sienten engañados. No sembramos la desunión. Simplemente no queremos una unidad que se base en la mentira y la injusticia.

No hemos perdido el rumbo. Nuestro rumbo nos lo marca lo aprendido en Schoenstatt desde que éramos adolescentes. Schoenstatt nos enseñó que uno de los tesoros mas preciados de una persona es la libertad interior. Y no valen consignas ni presiones que nos hagan renunciar a ella.

Amar en tiempos de pandemia

 

Se lo debemos a nuestro padre fundador, que asumió una gran tarea, mostrando un camino y una pedagogía que han seguido muchos de sus hijos espirituales. Nos sentimos partícipes de su carisma y no vamos a renunciar al Schoenstatt del que nos enamoramos hace 50 años.
Se lo debemos a nuestro padre fundador, que asumió una gran tarea, mostrando un camino y una pedagogía que han seguido muchos de sus hijos espirituales. Nos sentimos partícipes de su carisma y no vamos a renunciar al Schoenstatt del que nos enamoramos hace 50 años. Por amor y respeto a su persona (sea o no declarado santo – poco nos importa ese detalle), queremos ser fieles a nuestra conciencia. Por amor y respeto a la Familia de Schoenstatt, queremos para la Familia la transparencia que el Papa pide en la Iglesia.

Se avasalla con estampitas, peregrinaciones virtuales y oraciones para la canonización. Parece poco prudente, conociendo la entrevista que se le hizo a Mnsr. Ackermann.

Se dan talleres sobre el libro de von Teuffenbach: esto es lo que deben saber… no lean más. ¿Desde cuándo se dan consignas desde arriba, para que haya un pensamiento único en la Familia de Schoenstatt?

Se abre un proceso jurídico. Por suerte la organización federativa permite que lo lleve a cabo una sola comunidad, sin arrastrar a las demás.

Todo lo anterior se hace machaconamente y cuando alguien se sale del carril, se lo critica, menosprecia y lo que es peor: se mandan emisarios para intentar que se redima. ¿De qué nos tenemos que redimir? ¿De amar a Schoenstatt y a nuestro fundador en tiempos de pandemia?

Siempre hemos esperado que fuera la Iglesia la que canonizara al P. Kentenich. Como no lo ha hecho, nunca lo subimos a los altares. Así que no tendremos que bajarlo, si la Iglesia decide que no continúe el proceso. Con un fundador de carne y hueso, incluso con un fundador con los pies de barro la misión puede continuar.

Lo malo es que si preguntáramos en una encuesta abierta cuál es la misión de Schoenstatt, podríamos llevarnos alguna sorpresa. Puede que no lo tengamos tan claro y entonces sí habríamos perdido el rumbo todos.
Lo malo es que si preguntáramos en una encuesta abierta cuál es la misión de Schoenstatt, podríamos llevarnos alguna sorpresa. Puede que no lo tengamos tan claro y entonces sí habríamos perdido el rumbo todos.

Gracias a Dios, algunos tienen clara la misión y contamos con schoenstattianos comprometidos con la Iglesia y la sociedad en diversas partes del mundo. Una gran esperanza para no desaparecer como Movimiento después de la pandemia.

Y todo lo escrito en este texto, lo compartimos en tiempos de pandemia, por amor al fundador y a la Familia, desde un espacio libre, en el que se admite y se valora la diversidad y se admite la discrepancia.

Quiera Dios que de la pandemia salgamos distintos, más fuertes, sanos y renovados.

La Alianza de Amor nos impulsa y nos urge.

Amar en tiempos de pandemia

Fotos: Pont de Normandie, Le Havre, Francia

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4 Responses

  1. Ambrosio Arizu dice:

    Gracias por vuestro artículo Paz y Miguel Angel. Me parece valiente que compartáis vuestras ideas y sentimientos con esta franqueza. El pensar autónomo no está muy valorado en los tiempos que corren. De echo no comparto todo lo que decís, pero ni es necesario ni es importante Si lo es el amor por la Familia y la pasión por buscar la verdad que se desprende de cada linea de vuestro texto. Celebro vuestro artículo porque en aras de una loable y necesaria unidad se corre el riesgo de caer en el pensamiento único, algo tan peligroso que puede poner en riesgo la armonía. Gracias por vuestra libertad. Un abrazo

  2. Juan Zaforas dice:

    Queridos Paz y Miguel Ángel, gracias por expresar a través de este artículo vuestros sentimientos, preocupaciones, anhelos, esperanzas,… Como bien sabéis compartimos muchas cosas y perseguimos la verdad por encima de todo. Hay gente que no lo entiende así ya que considera que hay sólo una verdad y es la suya, pero están muy equivocados y con ello hacen mucho daño. Los que buscamos la verdad y nos sentimos libres para ello, no somos el peligro para Schoenstatt y mucho menos para la Iglesia, más bien el peligro está en aquellos que con su verdad tratan de ocultar la Verdad y en realidad lo que hacen es defender sus intereses.
    Seguiremos trabajando por la Verdad, escuchando todas las voces, sin descalificar, perseguir, censurar, analizando con rigor todo lo que va surgiendo y se va sabiendo. Aunque no se quiera admitir en algunos círculos, son pocos los foros donde se pueda hacer esto libremente, afortunadamente contamos con schoenstatt.org que fiel a su misión sirve a la vida de la Familia de Schoenstatt internacional y de la Iglesia, promoviendo vínculos solidarios – cultura de alianza – y ofreciendo este servicio como testimonio – cultura del encuentro. Un fuerte abrazo.

  3. Bárbara De Franceschi dice:

    Miguel Ángel y Paz. Resulta siempre difícil desinstalarse de la verdad que hemos hecho a nuestra medida para justificar nuestras decisiones e intereses. Pero la verdad, aquella que nos hace verdaderamente libres y que predicó Jesús (Jn 8,31), implica aceptar la herida de lo imperfecto y desordenado de nuestra propia naturaleza. Qué doloroso! Pero qué liberador! Ir en pos de la verdad es ir al encuentro de la luz. No me parece que sea un posicionamiento personal, sino un camino sanador que no quita un ápice a la obra de Dios, sino que pone a los hombres en su justo lugar y nos ayuda a crecer. Es un hermoso camino, aunque las rosas tengan espinas y las piedras lo entorpezcan! Animo para seguir! Shoenstatt no sería real sin esta parte de la historia. Se lo debemos a la Iglesia. Nos lo debemos a nosotros mismos!

  4. Rafael Mascayano Medo dice:

    Queridos Miguel Ángel y Paz, vuestras palabras me evocaron de inmediato a Demian De Hermann Hesse, hay temor en el rebaño a quien siempre trate de pensar y actuar en conciencia; hay temor a insegurizarse cuando dos o tres eslóganes sobre los cuales se ha construido una forma de ver las cosas, son cuestionados con argumentos más sólidos. Cuántas veces el p. Rafael Fernández se ha quejado amargamente sobre lo poco que se lee o estudia sobre schoenstatt. Nuestra inmadurez laical, hace que normalmente dependamos de lo que tal o cual sacerdote o hermana puedan decir.

    Es relevante que como laicos maduremos, crezcamos, seamos capaces de tomar posiciones, de fundamentar como lo hacen ustedes habitualmente. El p. Kentenich, nos impulsó una y otra vez a tener pensamientos propios… Y tomo una cita del p. Humberto Anwandter, en su libro “El p. José Kentenich y el Nuevo Orden Social”.

    “Y agregó: “solamente le pido una cosa: que cuando haya algo que yo diga, o que yo haga y que usted no esté de acuerdo o no entienda, me lo va a decir”. Yo le contesté: Padre, creo que nunca estaré en desacuerdo”.
    Pero él me dijo: “No, es perfectamente posible que ocurra, porque nadie es infalible, yo puedo equivocarme, y puede ser que usted no comprenda y por eso esté en desacuerdo con algo que yo hago. Por eso, prométamelo decírmelo”.
    Yo se lo prometí y después, en tres oportunidades tuve que cumplir mi promesa. Pero eso a mí me liberó.”

    Miguel Ángel y Paz, gracias por ser libres y actuar en conciencia, como el p. Kentenich quería que lo fuésemos.

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