Paz Leiva, España •
Nietzsche dijo una vez: “Las verdades que se mantienen en secreto, se tornan venenosas”. En otras palabras, cosas que están en el aire, o verdades que tarde o temprano penetran en el dominio público, que uno sospecha en todas partes, aunque no pueda creerlas realmente, acaban por convertirse en flechas envenenadas capaces de herir y matar. Por eso es recomendable expresarlas oportunamente y debatir sobre ellas. —
No lo digo yo, sino lo dice el P. José Kentenich, en la Apología pro vita mea, en el año 1960. Hace tiempo leí una obra de Henrik Ibsen, llamada „Un enemigo del pueblo“. Escrita a finales del XIX, cuenta la historia de Thomas Stockmann, que descubre que las aguas del balneario están contaminadas y quiere contar la verdad, aunque la verdad acarreé perdidas en el negocio. Son muchas las dificultades con las que se encuentra y es declarado “enemigo del pueblo”.
Hace semanas que me acuerdo de esta obra que, por otra parte, estaba olvidada en algún rincón de mi cerebro.
Y es que hace semanas, mi marido y yo estamos siendo atacados por manifestar nuestra opinión en el asunto despertado por la señora von Teuffenbach este verano. Recibimos todo tipo de críticas, directas e indirectas y algunas invitaciones a que nos callemos. De manera que nos sentimos como “enemigos del pueblo”, solamente por querer saber la verdad.
Lo último que ha sucedido hoy mismo, es que me han censurado un artículo, que previamente me habían encargado. La revista Tiempos+ Nuevos (Movimiento de Schoenstatt España) se ha puesto en contacto conmigo para decirme que el artículo no se publica, porque sembraría la división.
Dejo a juicio del lector la crítica del artículo, que no es y no ha pretendido ser otra cosa que una opinión desde mi experiencia personal, después de 50 años en Schoenstatt.
Algunos ya nos consideran “enemigos del pueblo”.
Sólo espero que no terminemos como Thomas Stockmann, en la obra de Ibsen.
Lo que se ha publicado, incluido el libro, que acabo de leer, no es agradable. Me causa un inmenso dolor, que asumo como parte de la vida. Vivir en el engaño nos hace esclavos de la mentira.
Debemos aceptar a nuestro fundador tal como fue y no como a veces nos han contado que fue. El haberlo “canonizado en vida” hace que se quiera preservar su imagen, aunque sea escondiendo la realidad. Ahora estamos viendo cómo puede pararse, retrasarse o anularse definitivamente el proceso de canonización.
Tardé en encontrar mi vinculación personal al Padre Kentenich, porque la imagen que se “vendía” me parecía irreal. Es el fundador de un movimiento que ha sido el motor de mi vida. He llegado a quererlo con un amor maduro, del que acepta a su padre tal como es. No es un amor infantil, capaz de canonizarlo desde que nació, ni un amor adolescente de rebelde sin causa.
Por eso me entristece lo que se publica. Quiero saber, quiero transparencia. Si lo que se expresa en el libro de von Teuffenbach fue cierto ¿cómo no se apoyó a unas mujeres maltratadas? ¿Cómo se comenzó un proceso de canonización para un hombre capaz de semejantes hechos? Pero si las declaraciones que aparecen en el libro, son falsas y fruto de una conspiración ¿Cómo se guardó silencio? ¿Por qué se dejó que un inocente fuera desterrado?
Nada podrá arrebatarme lo bueno de un hombre al que tendría que hacerle hoy tantas preguntas. “Que las generaciones futuras nos juzguen”. Nosotros somos las generaciones futuras. Para juzgar con justicia, tenemos que descubrir la verdad y asumirla en Alianza de Amor.
Bajo la protección de María queremos aprender a autoeducarnos como personalidades libres, recias y sacerdotales”.
P. José Kentenich, Acta de prefundación 1912
Querida Paz:
Todos necesitamos conocer la verdad, pero dejemos a la Iglesia que haga su trabajo. Me sorprende tu frase:”Ahora estamos viendo cómo puede pararse, retrasarse o anularse definitivamente el proceso de canonización.”
Todos Los Santos han sido antes pecadores. Y no por eso dejan de ser santos. Dejemos que sea la Iglesia la que lo determine. Y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra… Hay que tener paciencia y saber esperar.
A mi me ayuda en la espera valorar qué significa realmente Schoenstatt para mi vida, y mi relación personal con el P. Kentenich, que no me parece irreal. Es verdadera, igual que la tengo con familiares, amigos y santos que ya nos dejaron… y eso nadie me lo quitará nunca, sea o no sea santo. Lo bueno de todos estos documentos que han salido a la luz es que va a acelerar el proceso, para bien o para mal. Pero dejemos a la Iglesia que haga su trabajo. Yo no te considero enemiga del pueblo, te respeto y valoro por lo que haces y has hecho siempre por Schoenstatt, pero no lancemos juicios anticipados.
Con todo mi cariño,
Lourdes
1- Todas las opiniones deben ser respetadas.
2- Aunque uno no tenga la misma opinión, debe aceptar la opinión del otro como un ejercicio de su inviolable libertad de conciencia.
3- Nadie debe ser «castigado» o desterrado por tener una opinión diferente.
4- La opinión de cada uno debe servir como una contribución más para que la Luz aparezca y la VERDAD se revele.
5- Nadie és DUEÑO de la VERDAD.
6- Nadie (si la opinión del otro lo contradice) debe ejercer un abuso de conciencia y/o de poder sobre el portador de una opinión contraria.
7- La búsqueda de la VERDAD debe ser una meta para todos. De ahí la inestimable contribución de la opinión de todos.
8- Toda persona tiene derecho a tener una opinión y a expresarla de manera civilizada y constructiva.
Dicho esto, me gustaría expresar a Paz Leiva y a su marido mi solidaridad en esta búsqueda de la VERDAD sobre nuestro fundador. Paz Leiva probablemente tenga razón al decir que si la Drª. von Teuffenbach no hubiera «descubierto» los archivos, no habríamos tenido esta urgencia por saber lo que realmente ocurrió.
He reflexionado mucho sobre este tema y (es sólo mi opinión que, por las razones expuestas anteriormente, merece ser respetada por lo que es – una contribución más) creo que a nuestra generación se le ha asignado esta misión: averiguar la VERDAD sobre nuestro fundador.
Si la cumplimos, dejaremos un legado invaluable a las generaciones futuras.
Si se lo encuentra culpable, más allá de toda duda razonable, entonces, al no tener más «esqueletos en el armario», las generaciones futuras podrán levantar la cabeza y, sin impedimentos, vivir Schoenstatt, difundir Schoenstatt, llevarlo a la Iglesia y al mundo…
Si, por el contrario, la sentencia es la contraria, las generaciones futuras podrán hacer lo que escribí en el párrafo anterior.
El resultado es siempre el mismo pero, liberados de los grilletes.
La beatificación del fundador nunca fue, para mí, una urgencia o una condición para la difusión de Schoenstatt. Creo que lo que debe preocuparnos es nuestra santificación como corolario y condición para la aceptación de un hombre que, hasta que se demuestre lo contrario, dejó una pedagogía «revolucionaria» que HACE SANTOS.
Querida Paz, se escucha a veces decir que «la verdad -o la justicia- termina por imponerse».
Pero no nos engañemos: ni la verdad ni la justicia se imponen automáticamente, fruto de un proceso mecánico y ciego, inexorable.
Para que la verdad y la justicia triunfen hace falta que nos empeñemos en conseguirlo. Hace falta gente comprometida, como tú y tu marido y tantos otros.
Gracias por todo.
Asi es. La verdad nos hace libres.. Por eso la dirección de Schoenstatt desde el primer momento ha puesto todo el empeño en dar una respuesta clara, también el P. Eduardo Aguirre Cancino Postulador de la causa de canonización del P. Kentenich, ha podido acceder a los archivos del Vaticano y está analizando todo nuevamente…
Hace poco aquí en Schoenstatt.org, se compartió que se ha creado un equipo de investigación etc
Por eso es importante como familia de Schoenstatt tengamos confianza absoluta y «paciencia» en estos meses seguramente sabremos más…
Queridos Paz y Miguel Ángel, los enemigos del pueblo sin lugar a dudas que no sois vosotros s los que os conozco ya hace muchos, muchos años. Por tanto yo no os considero de tal manera y por el contrario apoyo vuestra valentía y todo el esfuerzo y sacrificio que estáis poniendo.
A aquellos que os consideran u opinan sobre vosotros en esa manera, lo primero que quiero decirles es que todas las opiniones, sí no ofenden, son mu respetables, las suyas también. Y no hay nada mejor y más constructivo que abrir debate en espacios de libertad, lo que viene haciendo schoenstatt.org desde su nacimiento.
Por ello les animo a que en este espacio manifiesten de forma educada y constructiva su opinión y sus argumentos. Seguro que entre todos somos capaces de avanzar hacia un mundo mejor.
Precisamente hoy en España hay grandes manifestaciones en contra de una Ley de Educación que en opinión de muchos, cercena la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos e intenta adoctrinar. Perfecto, seamos coherentes. Pidamos y exijamos libertad, pero empezamos por crear libertad desde la verdad. Ocultarla hace lo contrario.