Publicado el 2020-11-14 In José Kentenich

¿¡La historiadora puede hacerlo!? Observaciones sobre la nueva publicación de A. von Teuffenbach

Wilfried Röhrig, Alemania •

El 26.10.2020 apareció en Bautz Verlag, Nordhausen,  la documentación de archivo «El Padre puede hacerlo» de A. von Teuffenbach sobre la «Hna. M. Georgina Wagner y otras hermanas de María abusadas”. Estas «observaciones» no se refieren a diversas presentaciones de esta obra, entre otras en katholisch.de, y algunas réplicas, sino a cuestiones de equilibrio y seriedad histórica de esta documentación.—

+ En primer lugar, cabe señalar, como nota positiva,  que la autenticidad de los documentos citados, principalmente de los Archivos Provinciales de los Palotinos en Limburgo, es incuestionable. Estos pueden ser consultados allí.

 

+Otro aspecto positivo es el intento de dar voz a las víctimas de presuntos abusos, especialmente a la Hna. M. Georgia Wagner. ¿Qué han experimentado? ¿Cómo les fue? ¿Qué historia han vivido?

 

+Otro aspecto positivo es el proceso a que obliga la publicación: una renovación aún más profunda de la propia historia dentro del Movimiento de Schoenstatt mundial, especialmente de los posibles «lados oscuros» en relación con el fundador, el padre José Kentenich, que han sido descuidados hasta ahora.

 

Contexto: Clasificación de las fuentes en las circunstancias temporales

La propia autora se refiere en su introducción (p.17) al historiador eclesiástico Hubert Jedin, que nombra tres pasos importantes del trabajo histórico: la revisión de las fuentes, la clasificación de estas fuentes en las circunstancias de la época y la interpretación de las fuentes.

Cuando ella misma escribe que sólo quiere proporcionar una documentación de archivo y limitarse a unas pocas referencias al contexto histórico de los documentos individuales, entonces aquí radica el error fundamental de su publicación: los contextos deben aclararse de la manera más completa posible y no sólo en fragmentos. Sus interpretaciones y evaluaciones, que hace constantemente, no serían tan unilaterales y tendenciosas.

 

Ejemplo 1: No hay duda de que, en principio, en todos los casos de abuso de cualquier tipo, existe el riesgo de que las víctimas sean tratadas como «patológicas”. Esto no puede ser excluido en el caso de la Hna. M. Georgia y otras Hermanas de María mencionadas en el libro. Pero concluir, al contrario, que ninguna de las hermanas, ni siquiera las que tenían pensamientos suicidas, podrían haber tenido «disposiciones psicológicas cuestionables» es inapropiado. Especialmente con respecto a la afectada Hna. M. Georgia, esto no es de poca importancia. ¿Debería el padre Kentenich simplemente haber ignorado estas «dificultades» que tenía la Hna. M. Georgia para aceptar su propio cuerpo (femenino)? En aquel entonces no fue ni pensable ayuda psicoterapéutica desde el ámbito secular. (¡El Santo Oficio acusó al Padre Kentenich durante la visitación apostólica de una supuesta cercanía a Sigmund Freud y lo rechazó tajantemente!)

Aparte de que la autora oculta este lado «problemático» de la Hna. M. Georgia, sería importante preguntarse en el sentido de iluminar el contexto histórico, entre otras cosas, qué «medidas de ayuda» figuran al respecto en los manuales de pastoral de la época. ¿Había un tratamiento? Desafortunadamente, no hay ninguna mención de esto en la publicación. También habría que considerar la evaluación de la sexualidad en ese momento, especialmente por parte de la Iglesia Católica (como queda claro, por ejemplo, en la encíclica «Casti connubii» del Papa Pío XI de 1930).

 

Ejemplo 2: La autora cita ejemplos de «posturas» y «rituales» que considera inapropiados: el examen del niño, la postura de Magdalena, la postura del Monte de los Olivos. Desde el punto de vista actual, la «conveniencia» » de tales actos está abierta a discusión, especialmente porque ciertamente llevan consigo el potencial de abuso espiritual.

Pero para una mejor comprensión (¡no como excusa!) sería necesario dar al menos una idea aproximada de cómo eran las prácticas penitenciales en las órdenes religiosas y las comunidades monásticas de la época. Entonces el lector tendría la oportunidad de clasificar mejor las formas que al respecto se practicaban en las Hermanas de María.

 

Ejemplo 3: Las críticas de Kentenich mencionadas en la colección del archivo (y también los críticos de Kentenich), «marginadas» (por el Padre Kentenich y la comunidad de Hermanas), «traidoras» desde el punto de vista de ellas, «valientes» desde el punto de vista de la autora, acusan al Padre Kentenich, visto desde la perspectiva actual, sobre todo de abuso espiritual, de un comportamiento dominante, dictatorial y autocrático.

Para comprender, clasificar y evaluar estos procesos, en mi opinión es indispensable una consideración socio-psicológica:

  • el «culto a la persona»: ¿Cómo se puede describir? ¿Qué formas hay que distinguir? ¿Cómo surge? ¿Qué es apropiado, tolerable, dónde están los límites de lo «sano»? Este fenómeno no sólo existe en la iglesia (se piensa por ejemplo en la veneración al Papa Juan Pablo II ya en vida), sino sobre todo en la esfera mundana, por ejemplo en la música pop y en el deporte.
  • Entonces el fenómeno de la «presión de grupo», la cuestión socio-psicológica de la conformidad y la no conformidad, la cuestión de la identidad de un grupo social también tendría que ser discutida, si no de manera exhaustiva, al menos insinuada. Entonces los acontecimientos de exclusión y «posible venganza de la minoría»  dentro de las Hermanas de María (y también dentro de la comunidad palotina), podrían clasificarse mejor (lo que no significa: aprobar o excusar).

Querer crear consternación (unilateral) entre los lectores (lo que en sí mismo no es censurable) es una cosa, pero hacer un trabajo histórico minucioso y serio sólo hasta cierto punto es otra. Con un tema tan explosivo es, en mi opinión, censurable descuidar la minuciosidad en relación con los contextos y dar prioridad al ansia de atención.

Espero con interés la segunda parte de la documentación de archivo y especialmente la forma en que la autora presentará los «métodos de trabajo» del Santo Oficio en general y del Visitador Sebastián Tromp SJ en particular. En cualquier caso, deseo yo (y todos los interesados) rigor y objetividad crítica. Que este deseo está justificado se demuestra en un artículo del historiador Michael Hesemann en kath.net del 17.09.2020 (solo en alemán).

 

Original: Alem¿an, 13.11.2020. Traducción: Paz Leiva, Madrid, España

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