Publicado el 2018-09-12 In José Kentenich

Una muerte congruente con su vida

PARAGUAY, Hugo Kunzle Elizeche •

En el marco del Año del P. Kentenich y a pocos días del 15 de septiembre, Mons. Claudio Giménez visitó el Santuario Terruño de Ciudad del Este y presentó la charla “Cercanía con el P. José Kentenich”. –

En una tarde con mucho frío y llovizna, recibimos con mucha expectación y alegría a Mons. Claudio Giménez (Sacerdote del Instituto de Schoenstatt), que se encuentra realizando, junto con un grupo de familias de la ciudad de Caacupé,  de donde fue obispo por muchos años, una gran gira por todo el país relatando sus vivencias con el padre fundador.

Mons. Giménez dividió su presentación en tres partes. Primero, los inicios del Movimiento de Schoenstatt en el Paraguay. Segundo, los años en que vivió en Schoenstatt, Alemania, junto al P. Kentenich y, por último, en la etapa posterior a la muerte del P. Kentenich, la vida actual. En este relato me concentro en la segunda parte.

Un sacerdote normal

Una mañana, Mons. Claudio acompañó al P. Kentenich a la misa que impartía todos los días a las 6:25 A.M. Refiere que decidió estudiarlo paso a paso durante el desarrollo de la misa, y observar, entre otras cosas, cómo rezaba, cómo eran sus gestos, cómo daba la comunión. Como resultado de esta observación llegó a la conclusión de que el padre era absolutamente normal. “El P. Kentenich enseñaba hacer naturalmente lo sobrenatural. El santo de la vida diaria. Santificaba poniendo en contacto con el Santo Dios y la Santísima Virgen María”.

Un compartir inolvidable

Mons. Claudio Giménez nos relató que, estando en Alemania, pero no en Schoenstatt, sino en Münster, y ya como seminarista, deseaba con toda la fuerza de su corazón conversar con el P. Kentenich. Con la venia de su superior viajó hasta donde estaba el padre fundador y, luego de los rigores protocolares establecidos por las Hermanas de María, accedió a él. En ese gran encuentro el P. Kentenich le aconsejó: “Sea usted fiel a su alianza de amor con la Santísima Virgen María, la Madre de Jesucristo y siempre le irá bien”.

Un buen morir

Según recuerda Mons. Claudio Giménez, luego de la muerte del P. Kentenich, en el marco de un encuentro de Padres de Schoenstatt se comentó que alguien había escuchado al propio P. Kentenich pedirle a la Stma. Virgen la forma en la que deseaba morir:

  1. Morir un día de María: falleció el 15 de septiembre, día de la Virgen de los Dolores.
  2. Morir trabajando: murió luego de oficiar una misa, en el pleno desarrollo de su labor diaria.
  3. Morir en un lugar perteneciente a las Hermanas de María: su deceso se produjo en la capilla del Instituto de las Hermanas de María.

 

Nos quedamos todos con la impresión de que, una vez más, se demostraba que el padre fue un hijo predilecto de la Mater. Ella lo escuchaba hasta en los más mínimos detalles. Es ese sentido, nos invita a todos nosotros a reforzar nuestro contacto con ella, dejarla misionar y confiar en que es la gran misionera.

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