Publicado el 2018-09-17 In José Kentenich

La Iglesia sin poder, pero plena de vida

15 de septiembre de 2018, Tupãrenda, Clausura del Año del Padre Kentenich, Mons. Francisco Javier Pistilli, Obispo de Encarnación •

1          ¿Quién dicen que soy yo? Identidad, poder y seguimiento.

La pregunta de Jesús a sus discípulos ocurre en el contexto, de lo que muchos comentan después de haber visto el poder del Señor. Este nuevo Maestro se ha hecho conocido por sus muchos prodigios. ¿Quién dicen que soy yo? No se trata solo de definir su naturaleza, sino de entender su fuerza, su poder, su misterio.

Muchos lo siguen al Señor, porque quieren estar al lado del poderoso. Reconociéndolo como Mesías, reconocen que su poder es superior, es divino. Pero la alianza con el poderoso entra en conflicto, cuando el mismo Jesús habla de su pasión y de su muerte. El mismo Pedro, que había confesado su fe, no por conocimiento humano sino divino, no entiende y es reprendido por el Maestro, acusándolo de actuar con el poder contrario, por un pensamiento humano respecto de Dios y de su fuerza. La Alianza con el Señor, de los que caminan junto a él, debe darse por la negación de sí mismo, en la ofrenda de sí mismo, para que se manifieste la victoria de la vida de Cristo.

Esto es un tema muy actual en la Iglesia y en el mundo. El poder sigue siendo el foco de atención de muchas preguntas. La fuerza seductora del poder humano y la distorsión de la comprensión del poder divino, siguen generando zonas de oscuridad en la vida humana y en la vida de la Iglesia.

2          El poder de la Alianza de Amor. La Escuela del Padre Fundador.

Nuestra Familia de Schoenstatt clausura hoy un año dedicado a nuestro Padre Fundador. Se cumplen 50 años de su partida. Su Alianza, la Alianza de Amor con la Santísima Virgen, es la fuente de vida y la clave del carisma que nos identifica.

Muchos ven los signos exteriores de una Familia, desde el punto de vista humano, exitosa. Piensan en potentes recursos, quizás en influyentes benefactores. Quizá también muchos de nosotros hemos sentido la tentación del poder, al pensarnos mejores que otros. Pero ser mejor en el carisma del Padre Kentenich, significa ser aliados del verdadero poder, y no esclavos de él, significa privarse de poder terrenal para que se manifieste el poder del amor divino, aspirando al Poder en Blanco y a la Inscriptio, entendidos y vividos plenamente como ofrenda de sí.

La escuela, en donde aprendemos a vivir esta manera de ser cristianos, es la Alianza de Amor con la Madre, Reina y Victoriosa Tres Veces Admirable de Schoenstatt, la Mater. Es la escuela de la vida del Fundador. ¿Quién decimos que es el Padre José Kentenich? Quisiéramos presentarlo a veces con criterios humanos que agraden al público, demostrando su grandeza en sus muchos escritos y en la extensa difusión de su carisma. Lo verdaderamente grande del Padre está en que vivió la alianza correcta, como camino para pertenecer plenamente a Cristo. En esa alianza se fue despojando de sí mismo, para dejar que se manifieste el Dios providente y rico en misericordia, el Señor de la historia y el Maestro de Vida. Su biografía es para nosotros testimonio de esa escuela, donde vemos desde su infancia hasta su regreso a Schoenstatt, como fue despojado tantas veces del poder para que sólo confíe su desvalimiento filial en las manos correctas. Gymnich, Oberhausen, Dachau, Milwaukee, en ellos se revela la respuesta a la pregunta: ¿Quién dicen que es el Padre Kentenich?

San Pio X acuñó para toda la Iglesia, en la encíclica «Ad Diem Illum Laetissimum», del 2 de febrero de 1904, esa verdad que nuestro Fundador nos enseña a encarnar con su propia vida y con sus palabras: “De aquí que, como ya hemos apuntado, nadie sea más eficaz para unir a los hombres con Cristo que esta Virgen. Pues sí, según la palabra de Cristo, esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, solo Dios verdadero y al que tú enviaste, Jesucristo[vi], una vez recibida por medio de María la noticia salvadora de Cristo, por María también logramos más fácilmente aquella vida cuya fuente e inicio es Cristo.” El conocimiento vital de Cristo, que adquirimos en la Alianza de Amor con María, nos lleva a estar en la cercanía y en la intimidad del Señor. El carisma del Padre y de la Familia encarna algo del sensus fidei eclesial y del magisterio, como don para este tiempo. En febrero de 1904 la Iglesia, como Madre providente, disponía para el novicio Kentenich, la verdad sobre la devoción mariana que se hará carisma en la superación de la crisis, que inició ese mismo año.

Nadie más eficaz que María… Nadie tiene más poder que Ella para unirnos a Cristo. ¿Cuál es su poder? La Gracia que la inunda, por su Sí que la vacía, su pequeñez y su humildad escogidas por Dios, su desvalimiento fiel, su indicación sencilla hacia la voluntad divina, su corazón maternal lleno de amor a los hijos de Dios, su entrega eficaz y su permanente súplica desde la impotencia de los desposeídos, de los que la Mater educa para que sean libres, firmes y apostólicos.

3          El poder de Schoenstatt: Un carisma para la Iglesia.

Ustedes, ¿qué dicen que es ser schoenstattiano? ¿Cuál es nuestro poder? El carisma del fundador debe vivir en nosotros, hacerse biografía concreta. El carisma del fundador debe darnos el verdadero poder para ser Nación de Dios y Corazón de América.

Nuestro poder, vivido en el carisma, es el de la Alianza de Amor. Es la fuerza de los que se saben amados en su pequeñez y ponen a disposición de Dios su fragilidad, para que, unidos a María, el Señor haga grandes cosas, para gloria de Dios Uno y Trino. Es la fuerza del vínculo querido por Dios, el poder de la filialidad, donde el desvalimiento del hijo se hace bendición del Padre. Nuestro poder es el compromiso de seguir a Cristo con María, ofreciendo el poder humilde del capital de gracias, la fuerza de lo concreto que modela nuestra vida cristiana, para que María, como ministro de las gracias de cobijamiento, transformación interior y envío apostólico, nos ayude a alcanzar la plenitud de la gracia sobrenatural de los hijos redimidos.

Lo que somos, es lo que hacemos. Somos aliados, que ofrecen su vida para construir Schoenstatt, Nación de Dios. Somos hijos de la confianza radical en la providencia divina, y queremos ser en la Iglesia la fuerza del amor, el corazón, un corazón lleno de fe y lleno de caridad, lleno de misericordia y de entrega. No buscamos los primeros puestos, para ser aplaudidos y reconocidos. Sólo queremos hacer, lo que el Señor nos dice, como nos lo enseña María.

De nuestro Fundador hemos aprendido a querer una Iglesia nueva, buscando realizarla en la propia Familia. Es la Iglesia sin poder, pero plena de vida, de riqueza espiritual. Es la Iglesia de la libertad todo lo que sea posible, normas solo las necesarias, pero el máximo cultivo del espíritu. Es la Iglesia de la Alianza con el único poder, el poder del mandamiento nuevo manifestado en personas y en obras, en comunidades y servicios, en una cultura y en una espiritualidad siempre abierta al encuentro, al diálogo, a la fraternidad, a la misericordia, a la oración. Una Familia que se reconoce y se siente Iglesia viva, en la Iglesia, con la Iglesia y por la Iglesia. No somos más, somos esa Iglesia que sostenemos, con sus luces y sus sombras, con las pruebas y tentaciones de este tiempo. No somos la otra Iglesia, porque ella es una sola. Somos la Iglesia que se deja modelar siempre por su Maestro, despojándose para ser toda del Señor.

Amó a la Iglesia. Así dice el mensaje eternizado en la tumba del Padre. Amamos a la Iglesia, debe permanecer escrito en el corazón de los aliados, que viven su carisma, haciéndolo conocer. ¿Quién es Kentenich, quiénes somos nosotros? Los que, con María, conocen y aman a Cristo, y lo siguen dócilmente, para construir su Iglesia y manifestar su Reino, ese Reino que solo crece y florece, cuando el poder de lo alto la impulsa y fecunda.

4          A mayor desvalimiento, mayor entrega. Escuela kentenichiana.

Los tiempos que vivimos sacuden una vez más la cultura, la sociedad, las instituciones. Familia, identidad, autoridad, Iglesia, comunidad, se ven confrontadas con fracasos y críticas, que despiertan reacciones, algunas conservadoras, otras reaccionarias. Viejas posiciones ideológicas vuelven a la pugna, no ya a nivel de políticas geográficamente identificables, sino en todos los ámbitos, superando fronteras hasta en los espacios íntimos.

La tentación del desvalimiento puede llevar a algunos, a la actitud de Pedro, que una vez más sólo conseguirá la recriminación del Señor, porque desvirtúa su Evangelio. El desvalimiento no se vence sino entregándose y uniéndose con Jesús. ¿Cómo hacerlo de la manera más eficaz, más poderosa? Nadie tiene más poder que María: Alianza de Amor.

En Alianza, nos sentarnos al lado del Fundador, que con brazos abiertos quiere recibir a todos los aliados de María. Volvamos a decir con fe: Aquí estoy. Que se haga en mí y en nosotros la voluntad de Dios. Y la sonrisa carismática del Padre se hará nuestra.

+ Francisco Javier Pistilli Scorzara, P. Sch.

Obispo

 

Mons. Francisco Pistilli – Homilía en la Misa del 15 de septiembre en Tuparenda, Paraguay

Video de la homilía

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