Publicado el 2015-05-10 In Francisco - Mensaje

El verdadero amor es concreto

Todos los estamentos de la Iglesia, y otros muchos de fuera de ella, creyentes o no, han recibido las palabras claras y esperanzadoras, a la vez que motivadoras de Francisco, para asumir la responsabilidad que todos tenemos de construir un mundo de acuerdo al querer de Dios, en la fuerza del Espíritu y por la senda de Cristo. Cardenales y obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, novicios y seminaristas, familias, jóvenes y ancianos, comunidades e instituciones han recibido esta propuesta de salir “a la calle”, a llevar no una esperanza utópica, sino en hechos concretos, en proyectos evangelizadores de vida al hombre, esté este donde esté, y si es en la “periferia”, allí mismo, con todos los riesgos y peligros que conlleva. Prefiero una iglesia accidentada porque sale a servir, que enferma por ensimismamiento, nos repite constantemente. Testimonio de todo esto está en el apartado de Schoenstatt.org, donde se van seleccionando semana a semana, textos que nos impulsan en nuestra propia peregrinación. Sin duda, que siendo nosotros Iglesia, también estas palabras van dirigidas a nosotros. ¡Cómo se alegraría el Padre con este impulso misionero que se nos regala desde el corazón mismo de la Iglesia! (P. José María García)


 

Si uno está íntimamente unido a Jesús, goza de los dones del Espíritu Santo, que – como nos dice san Pablo – son «amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia» (Gal 5,22); y en consecuencia hace tanto bien al prójimo y a la sociedad, como un verdadero cristiano. De estas actitudes, de hecho, se reconoce que uno es un verdadero cristiano, así como por los frutos se reconoce al árbol. Los frutos de esta unión profunda con Jesús son maravillosos: toda nuestra persona es trasformada por la gracia del Espíritu: alma, inteligencia, voluntad, afectos, y también el cuerpo, porque somos unidad de espíritu y cuerpo. Recibimos un nuevo modo de ser, la vida de Cristo se convierte también en la nuestra: podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús. Entonces, con su corazón, como Él lo ha hecho, podemos amar a nuestros hermanos, a partir de los más pobres y sufrientes, y así dar al mundo frutos de bondad, de caridad y de paz.

Ángelus, 3.5.2015

Pablo comenzó a predicar la conversión también a los paganos y ellos escucharon esta buena noticia y se convirtieron. El grupo cristiano estaba cerrado, no comprendía, repetía: «¡No, los paganos no!. Luego buscaron también ayuda en el poder de la sociedad: en Antioquía fueron al encuentro de las piadosas mujeres de la nobleza y de los hombres de alto nivel para intentar una acción contra los apóstoles. Así llegamos a donde se movían precisamente las aguas en Antioquía, porque un grupo de cristianos, muy apegados a la ley judía, quería imponer las condiciones judías a los nuevos cristianos antes de bautizarlos: por ejemplo la circuncisión. Pablo dijo no. Comenzó la lucha interna entre ellos, las aguas se movieron. Discutían con fuerza porque había verdaderamente mucho movimiento. Y ¿cómo resolvieron el problema? Se reunieron y cada uno dio su juicio, dio su opinión; discutieron, pero como hermanos y no como enemigos: buscaron el camino de la oración y del diálogo. Y así, los que eran precisamente sus contrarios dialogaron y se pusieron de acuerdo: esto fue obra del Espíritu Santo”.

8/5/2015. Sta. Marta. Virgen de Lujan.

El verdadero amor es concreto, está en las obras, es un amor constante. No es un simple entusiasmo. Incluso, muchas veces es un amor doloroso: pensemos en el amor de Jesús llevando la cruz. Concreción. También las bienaventuranzas, que son el ‘programa pastoral’ de Jesús, son concretas. Una de las primeras herejías en el cristianismo fue la del pensamiento gnóstico que hablaba de un Dios lejano… y carecía de concreción. En cambio, el amor del Padre fue concreto, envió a su Hijo… hecho carne para salvarnos. El segundo criterio del amor es que se comunica, no permanece aislado. El amor da de sí mismo y recibe, se hace esa comunicación que existe entre el Padre y el Hijo. Comunicación que es obra del Espíritu Santo: No existe el amor sin comunicarse, no existe el amor aislado. Si está aislado, no es amor. Es una forma espiritualista de egoísmo, de permanecer encerrado en sí mismo, buscando el propio beneficio… Es egoísmo. Es tan simple esto. Pero no es fácil. Porque el egoísmo, el propio interés nos atrae, y nos atrae para no hacer, y nos atrae para no comunicarnos. ¿Qué dice el Señor de aquellos que permanecerán en su amor? Les he dicho estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.

7/5/2015. Sta. Marta.

En la vida nos esperan las tribulaciones: es parte de la vida pasar por momentos oscuros, momentos difíciles. Pero el consejo de Pablo de entrar en el reino de Dios pasando por muchas tribulaciones no es una actitud sadomasoquista: es precisamente la lucha cristiana. Y la razón, como dice Jesús, es que el príncipe de este mundo llega, está cerca y busca separarnos precisamente del reino de Dios, de la Palabra de Jesús, de la fe, de la esperanza. Por lo tanto las tribulaciones están. Pero Jesús nos alienta a ser valientes: «Yo he vencido al mundo». Y Él está precisamente por encima de las tribulaciones, Él nos ayuda a seguir adelante”.

5/5/2015. Sta. Marta.

Ignacio compara el mundo a dos campos militares, uno con el estandarte de Cristo y el otro con el estandarte de Satanás. Hay sólo dos campos. Para el cristiano la elección es clara: él sigue el estandarte de Cristo”. “Cristo es el verdadero Rey.  Él mismo va adelante y sus amigos lo siguen. Un soldado de Cristo participa en la vida de su Señor. Ésta es también la llamada que toca a ustedes: asumir las preocupaciones de Cristo, ser sus compañeros. Así ustedes aprenden día a día a “sentir” con Cristo y con la Iglesia.

A la Guardia Suiza, 4.5.2015

Una Iglesia donde siempre se discute y hay ‘acuerdos’ y se traicionan a los hermanos, ¡allí no está el Espíritu! El Espíritu es el que hace la novedad, que mueve la situación para ir adelante, que crea nuevos espacios, que crea la sabiduría que Jesús ha prometido: ‘¡Él les enseñará!’. Es el que mueve, pero es también el que, al final, crea la unidad armoniosa entre todos.

Misa en Santa Marta, 8.5.2015

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