Ramón Alfredo de la Cruz Baldera

Publicado el 2021-05-16 In Dilexit ecclesiam, Vida en alianza

P. Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, del Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt, nombrado obispo

REPUBLICA DOMINICANA/VATICANO, redacción •

El Santo Padre ha aceptado la renuncia de S.E. Mons. Fausto Ramón Mejía Vallejo (miembro del Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt) al oficio de obispo de la diócesis de San Francisco de Macorís (República Dominicana), y ha nombrado obispo de la diócesis de San Francisco de Macorís (República Dominicana) al reverendo Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, del clero de la misma diócesis y hasta ahora rector de la Universidad Pontificia Madre y Maestra de la archidiócesis de Santiago de los Caballeros. Pertenece al Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt. —

El P. Ramón Alfredo de la Cruz Baldera pertenece al clero de la diócesis de San Francisco de Macorís y se venía desempeñando como rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).

Nació el 5 de julio de 1961 en la ciudad de San Francisco de Macorís. Su formación sacerdotal inició en 1977 en el Seminario Menor Santo Cura de Ars de la Diócesis de La Vega, y luego se trasladó en 1981 al Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino (SPSTA) de la Arquidiócesis de Santo Domingo.

En 1985 se trasladó a Alemania para estudiar en la Universidad Friedrich Wilhelm de Bonn, donde se licenció y doctoró en Teología. Fue ordenado sacerdote el 12 de enero de 1991.

Como sacerdote ha sido varias veces vicario parroquial, párroco de San Pablo Apóstol (Los Rieles), profesor de Escatología en la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD), formador, decano de filosofía y profesor de antropología cristiana en el SPSTA

También ha sido vicerrector académico, vicerrector ejecutivo y luego rector de la UCNE, director del Departamento de Educación de la PUCMM, rector del Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt para México, Centroamérica y el Caribe (20213 – 2015) y presidente de la Asociación de Rectores Universitarios (ADRU).

El P. De la Cruz ha publicado varios libros y artículos en diversas revistas.

Un testimonio sobre su vocación sacerdotal

En una entrevista hace unos meses, le preguntaron al P. Ramón Alfredo de la Cruz Baldera sobre su vocación sacerdotal. Su respuesta:

“Considero que el momento clave de mi llamada a la vida sacerdotal fue aquel provocado por la lectura de la vida de San Ignacio de Loyola. Apenas estaba en quinto grado de primaria, cuando leía el manual de historia universal, el cual tomé a escondidas de mi hermana. Me coloqué debajo de la cama para no ser molestado por ella. Cuando concluí de leer la lección sobre la Reforma protestante y la Contrarreforma, me dije: quiero ser como San Ignacio de Loyola, formar a hombres y mujeres para que defiendan la Iglesia y anuncien el Evangelio por todas partes. Luego tomé mayor conciencia de lo que significaba el sacerdocio a través de mi hermano Luis Manuel y Mons. Fausto Mejía, este último fue quien me propuso ser sacerdote diocesano, algo curioso, porque yo mismo estaba convencido que quería ser jesuita, pero la motivación de Mons. Mejía me hizo cambiar de idea y decidí entrar en el año 1976 al Seminario Santo Cura de Ars, en La Vega, allí cursé el bachillerato, asistiendo a las clases en el Liceo Don Pepe Alvarez y en el Colegio Las Mercedes del Santo Cerro.

Ese sueño que inició en el quinto curso de primaria llega a su realización el 12 de enero de 1991, cuando fui ordenado sacerdote en la Parroquia Santísima Trinidad de Nagua. Celebro con gran alegría mis 30 años de vida sacerdotal.”

¿Y la familia – en el Año Amoris Laetitia?

“La familia es el centro de la sociedad. Una buena familia es la garantía de una buena sociedad. Creo en la familia como la gran formadora en valores. Puede fallar la escuela, la universidad, el gobierno y encontraremos nuevas maneras de vivir o sobrevivir, pero si falla la familia no habría solución para los otros fallos. Se ha querido quitarle el rol educativo a la familia y dárselo a los medios de comunicación social y a las redes sociales. Si esto llegaría a suceder, significará la desaparición de la sociedad actual. Cuál vendrá, no lo sé, lo único que sé es que sin familia cristiana la sociedad actual no sería sostenible.

La generación actual, nuestros jóvenes le dan mucha importancia a la familia, incluso más de lo que creemos los más mayores.

La familia de hoy no debe quedarse anclada en el pasado. Cada momento exige respuestas diferentes. La generación actual, nuestros jóvenes le dan mucha importancia a la familia, incluso más de lo que creemos los más mayores. En mi conversación con estudiantes me asombra cuánto valoran el apoyo familiar. Nuestros jóvenes no son indiferentes a la situación de la familia. Esta actitud que tienen, aún aquellos que vienen de familias supuestamente “disfuncionales” anhelan un futuro familiar estable, porque se han dado cuenta que una familia estable es lo que les garantiza un futuro emocional y socialmente estable.”

Felicitaciones, Mons. Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, y nuestras oraciones y capital de gracias por su servicio a la Iglesia.

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