Publicado el 2019-06-11 In Dilexit ecclesiam, Iglesia - Francisco - Movimientos

Nuevo Pentecostés 2019 – un día inolvidable, un canto nuevo, un hecho histórico…

CHILE, Bárbara Brain •

¡Mucha emoción! ¡Qué lindo todo! ¡Qué impresionante testimonio! ¡Qué alegría! ¡Gracias, gracias!… Son algunos de los comentarios de las personas que se reunieron para la vigilia de Pentecostés este sábado 8 de junio en el Paseo Bulnes, en el centro de Santiago.—

Quizás no fue una multitud en el sentido literal de la palabra, pero el fuego del Espíritu Santo sin duda se posó en cada uno de los más de 3 mil corazones que se reunieron ese día en la calle a manifestar su esperanza en la irrupción del espíritu divino.

Las canciones, la locución, las oraciones, la presencia de la gran imagen de la Virgen del Carmen Peregrina y los testimonios tuvieron un rol importante en el resultado del evento,  pero fue la llegada de Jesús sacramentado en medio de la calle para posarse en el escenario lo que hizo caer de rodillas –literalmente- a todos los asistentes a este encuentro. Rodeado de cuasimodistas a pie, presidido por una simple campanilla y envuelto en el humo del incendiario, el ingreso de Jesús en el sacramento de la eucaristía, de manos del vicario del arzobispado, Mons. Cristián Roncaglolio, fue sin duda la culminación de la gran jornada que logró convertir una calle, una plaza, un centro urbano, en la más grande y profunda de las catedrales.

Cinco diferentes animadores, representando a las diversas comunidades que trabajaron unidas para implorar una nueva irrupción del Espíritu Santo para la Iglesia chilena, dieron una lección impresionante de cómo el Espíritu de Dios puede transformar a una dueña de casa, a una ingeniera comercial, a un estudiante, a un dentista o a un ingeniero civil en instrumentos dóciles y claros de la voluntad de Dios. Sonidistas, escritores, escenógrafos, dramaturgos, tramoyistas, directores y administradores generales fueron las profesiones improvisadas que adquirió otro grupo de laicos cuyas actividades habituales estaban muy lejos de lo que hicieron para alcanzar el objetivo logrado.

No existen tales habilidades múltiples si no las inspira el Espíritu Santo.

¿Por qué y para qué?

La motivación inicial de este encuentro fue constatar el impacto tan negativo, el desánimo general de los católicos chilenos ante la terrible y vergonzosa acción abusiva de un grupo de consagrados en contra de niños, jóvenes o personas más desvalidas. A ello se sumó, como golpe de gracia, constatar la aplicación de una política de ocultamiento de los delitos ocurridos al creer, ingenuamente, que con ello se preservaba el buen nombre de la Iglesia. Una Iglesia que, en general, es y ha sido un ejemplo de abnegación y servicio a todos y en especial a los más humildes en Chile.

Todo lo bueno cayó en un instante al comprobar el nivel de los abusos ocurridos hoy, en el siglo XXI. La Iglesia ha sufrido crisis anteriormente y ya sabemos donde encontró el camino, la verdad y la vida para recuperarse. La primera sanación –la verdad- está en manos de la justicia, pero se requiere más para volver a hacer nuevas todas las cosas. Esa sanación está en el fondo de cada uno, donde sigue latiendo una pequeña llama de esperanza, la luz de la promesa de Jesús: ‘Yo les enviaré al Espíritu Santo, que les aclarará todo y los acompañará siempre!’

El Espíritu Santo es una persona concreta de la Santísima Trinidad, y muy importante, nos recalca el Papa Francisco, Él es quien nos inspira, Él es quien nos transforma. Esto fue lo que fuimos a pedir, implorar y exigir: ¡Ven, Espíritu Santo, ven! ¡Ven, Espíritu Santo, ven!

El futuro dirá qué ha sucedido en los tres mil apóstoles que este sábado recibieron nuevamente ese llamado.

Nota del arzobispado de Santiago de Chile

Fotos: Arzobispado de Santiago

¡Ven Espíritu Santo, ven!

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