Publicado el 2019-03-30 In Alianza solidaria con Francisco, Dilexit ecclesiam, Iglesia - Francisco - Movimientos

La paz esté con ustedes: los viajes del Santo Padre en la ruta hacia la paz en el mundo

VATICANO, Pamela Fabiano •

La paz esté con ustedes: los viajes del Santo Padre en la ruta  hacia la paz en el mundo. ¿De dónde partimos nosotros, schoenstattianos, para fomentar una cultura de paz?—

El viaje internacional número 28 del Papa Francisco lo llevará, el sábado y domingo próximos,  30 y 31 de marzo, a Marruecos. Un viaje, este, del Santo Padre a África, que está «en continuidad» con el realizado a los Emiratos Árabes Unidos, en febrero pasado, pocos meses después de la adopción en  Marrakech del pacto de las Naciones Unidas sobre la migración (Pacto Mundial), para encontrarse con la comunidad católica local, que cuenta con 25,000 personas comprometidas, en particular en el campo de las actividades sociales hacia  inmigrantes, en una sociedad casi enteramente de religión musulmana.

Este viaje a Marruecos tiene tres objetivos. El primero, el del diálogo interreligioso, en particular con la comunidad musulmana. Luego, se centrará en el sufrimiento de los migrantes y, finalmente, el encuentro con la pequeñísima comunidad católica de Marruecos.

Estos dos viajes, a los Emiratos Árabes Unidos y a Marruecos, están de alguna manera unidos en el aspecto de diálogo interreligioso, de  la convivencia entre personas de diferentes culturas, y de los esfuerzos  importantísimos en  favor de la paz. El viaje a Marruecos, además, se realiza  después de la firma de la declaración conjunta sobre la hermandad humana firmada con el Gran Imán Al-Tayyeb y esto también le da un significado muy particular: es una oportunidad para ver cómo  esta declaración  puede ser puesta en práctica, en el contexto muy favorable de la sociedad magrebí.

 

 

 

El derecho de todo ser humano a migrar, la libertad de religión, el diálogo entre culturas para favorecer la paz y la reconciliación entre los pueblos.

El compromiso del Papa Francisco con la paz es un compromiso constante y regular de nuestra Iglesia católica, podríamos decir, porque se ha expresado en varias ocasiones oficiales durante muchos años, como la publicación del mensaje con motivo del Día Mundial de la Paz, el discurso a los diplomáticos de la Santa Sede, y con motivo de viajes apostólicos como estos, que son de enorme importancia en este período de gran crisis debido al que ya no tenemos las herramientas para leer los cambios que tienen lugar en el mundo: el derecho de todo ser humano a migrar, la libertad de religión, el diálogo entre culturas para favorecer la paz y la reconciliación entre los pueblos. Estos son puntos que los cristianos deberíamos poder enfrentar siguiendo todo  lo que nos indica el Papa. Sin embargo,  no somos capaces de hacerlo.

La paz perfecta siempre es sostenida por el Espíritu Santo.

El P. José Kentenich  nos puede ayudar, como schoenstattianos, a hacer una contribución a la discusión en curso, a darnos un modo y un método para abordar, en nuestras actividades pastorales, la cuestión de la bienvenida, de la educación a  la paz entre los pueblos, entre culturas, entre religiones. En el libro Envía tu Espíritu (Editorial Patris)  el P. Kentenich nos dice: «la paz perfecta no se logra gracias al mero esfuerzo humano. No hay paz perfecta si no es sostenida por un impulso del Espíritu Santo”. Y más: «Cada vez que escuchamos o leemos la palabra»paz», recordemos que para nosotros [schoenstattianos] significa esfuerzo, anhelo y amor por la paz perfecta». Por lo tanto, la paz es tal, si es perfecta, es decir, si es el resultado del esfuerzo, del compromiso humano, pero siempre apoyada por la acción del Espíritu, el cual, como sabemos bien,  actúa usándonos como instrumentos.

Estamos invitados, entonces, a seguir lo que el Papa Francisco nos dice en sus viajes y reuniones a favor de la paz, siempre manteniendo vivo y presente lo que  nos enseña el P. Kentenich. La paz perfecta siempre es sostenida por el Espíritu Santo.

 

Original: italiano, 29/03/2019. Traducción: Ana María Ghiggi, Santa Fe, Argentina

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