Publicado el 2018-12-31 In Iglesia - Francisco - Movimientos

Son los jóvenes que responden a las voces del tiempo y al Papa Francisco

ESPAÑA, redacción con material de la archidiócesis de Madrid y www.behakuna.com

El pasado 12 de octubre, el Papa Francisco recibía en el Vaticano un regalo: el último proyecto de Hakuna– movimiento dentro de la Iglesia Católica liderado por jóvenes, nacido en la JMJ de 2013 en Brasil y difundido en toda España, acompañado por personas del Opus Dei – llamado Hakuna Nativity Caravans; un proyecto en el que Hakuna se comprometió a dar acompañamiento a refugiados e inmigrantes durante estas navidades.

Hakuna Nativity Caravans no tiene otro fin que acompañar a los más necesitados. Como transmitía el Papa Francisco a Hakuna durante la audiencia que mantuvieron el pasado octubre en Roma: «Tengan siempre muy presentes a los que sufren, pero no como para tenerles lástima como le puedes tener lástima a un perrito que se está muriendo porque lo arrollamos. Lástima no es cristiano; compasión, padecer con, meterte en la vida del otro. Acompañen a los que sufren».

En qué consiste el regalo

Conseguir que los inmigrantes se sientan acogidos, trasladar un mensaje claro de que los católicos son los primeros en preocuparse por el débil y el sufriente y disminuir los miedos o prejuicios sobre los inmigrantes, son los tres grandes objetivos que persigue esta iniciativa que impulsa Hakuna y que se entregó en forma de regalo al Papa Francisco el pasado octubre.

Con este fin, durante el mes de diciembre se realizaron distintos proyectos por toda España como la Hora Santa multitudinaria que se llevó a cabo en Barcelona el 21 de diciembre y a la que se ha invitado a personas sin hogar, inmigrantes y refugiados o las jornadas de acompañamiento que tuvieron lugar el día 29 de diciembre en Madrid, Barcelona, Bilbao, Málaga, Valencia, Sevilla y Cartagena. Concretamente, la jornada de acompañamiento que tuvo lugar en Vallecas, Madrid, consistió en una comida con más de 200 inmigrantes y refugiados seguida de un concierto impartido por Hakuna Group Music.

Hakuna Nativity Caravans forma parte de los proyectos que Hakuna hace como compartido. «A los trabajos llamados acción social o voluntariados preferimos llamarlos compartidos porque queremos subrayar que son ratos que compartimos, cada uno lo que tiene: quizá ellos su pobreza material y nosotros nuestra buena situación, ellos su ingenuidad y ausencia de malicia, y nosotros nuestra capacidad intelectual, ellos su enfermedad y nosotros nuestra salud. No queremos ir a dar: queremos compartir. Sobre todo, lo que queremos es que les llegue la misericordia de Dios a través de nosotros, y a nosotros a través de ellos», afirma José Pedro Manglano, fundador de Hakuna.

Sobre Hakuna

Se autodenominan “cristianos que juntos siguen a Cristo, compartiendo un estilo de vida que aprendemos arrodillados ante Cristo Hostia. Y así aprendemos a vivir alegremente arrodillados ante el prójimo, ante la vida y ante el mundo.

Creamos espacios de vida en los que contagiamos la vida. Disfrutamos de todo -aun de lo que el mundo desprecia- porque todo es bueno, y así glorificamos a Dios. Deseamos colaborar con el Espíritu para transfigurar todas las realidades. Tenemos el empeño de vivir con cara alegre de resucitados. Queremos hacer de la vida una fiesta, y hacer de las fiestas momentos de vida.

Nos expresamos habitualmente con música: vivimos lo que cantamos y cantamos lo que vivimos. También con música queremos recordar al mundo la belleza de la vida, y mostrarles la belleza de Cristo.”

Lo que les motiva es la petición del Papa Francisco en la JMJ 2013 en Brasil:

Hagan lío y organícenlo bien.

Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios a quien conocí es mi fortaleza.

Ese es, debe ser, el lío que hagan.

Mensjae del Papa Francisco a Hakuna

En una palabra:

Ellos trabajan y le «regalan» al Papa su trabajo apostólico…

Despierta alegría, oración solidaria y esperanza.

Despierta una pregunta también.

¿Qué le regalamos nosotros, Schoenstatt, al Santo Padre?

¿Cómo ponernos a su disposición como hizo el Padre Kentenich?

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